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lunes, 24 de diciembre de 2018

OTRA MÁS Y VAN……..


De nada valen los minutos de silencio, las manifestaciones de repulsa, los “ni una más” como tampoco vale de nada llamar a ese número de teléfono, que como una letanía, nos repiten cada vez que nos anuncian otro asesinato.
Nada de esto resuelve el problema, triste problema, de que ya se cuenten por centenares las mujeres asesinadas a manos de parejas o exparejas, de los niños que se quedan huérfanos o, lo que es peor, sean las victimas directas por morir a manos de sus padres o madres.
Nada cambiará, mientras nuestros señores políticos no se pongan de acuerdo para cambiar las leyes, mientras no dejen de empujarse en un quítate tú para ponerme yo, con el único fin de ocupar un lugar privillejado en el circo en el que se ha convertido la política.
Nada cambiará, mientras existan jueces que no escuchen a los psicólogos cuando determinan que esa persona no está preparada para ser reinsertada, volviendo de nuevo a la calle.
Nada cambiará, mientras existan abogadas/os que dan mil vueltas a los legajos buscando el más mínimo resquicio, intentado hacer que un asesino confeso resulte absuelto.
Nada cambiará, mientras la mentalidad de las personas no se abra y vea que las mujeres no somos propiedad de nadie, que tenemos derecho a salir a la calle, vestir como queramos, ir y venir donde nos apetezca porque somos humanas y libres de cadenas llamadas celos, arrogancia, incomprensión.
Nada cambiará, mientras nosotras, las mujeres, dejemos de ver al hombre como un ser superior, intocable mientras en nuestras casas no eduquemos a niños y niñas con los mismos valores y derechos.
De seguir así, lo único que cambiará esta ola de asesinatos indiscriminados, será cuando las mujeres vistamos como nuestras abuelas: vestido negro hasta el tobillo, pañuelo, también negro, anudado al cuello y medias negras de punto inglés.
Para salir lo haremos acompañadas por el marido, hermano o padre y, por supuesto, no tendremos actividades fuera de casa.
Lo más triste, es escuchar a una mujer culpar a la victima por ir vestida de determinada manera o de regresar tarde a casa.
Por suerte hay muchos hombres que van cambiando su manera de pensar. Pero aún hay mucho camino que andar para llegar a una igualdad total.
Solo deseo que esta chica sea la última víctima en un mundo machista.

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