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martes, 24 de abril de 2018

EL SILBO GOMERO

 






De seguro que todos recordaran los silbos que nos daban nuestros padres cuando, jugando, nos salíamos del alcance de su vista. Lo mismo podía ser desde la azotea que del medio de la calle, cuando los coches no hacían tanto acto de presencia y era costumbre colocarse en medio
 y, silbo va silbo viene, nos hacían saber que la mesa estaba preparada o el tiempo de recreo había terminado. Lo bueno era que todo quedara en el silbo, lo malo venia cuando nuestro querido padre nos esperaba con el cinto en la mano, para darnos un par de zurriagazos que nos dejaban las nalgas, con unos turondones que ríase usted de los tatuajes de hoy en día.
Me viene a la memoria la imagen de aquellos padres que se desgañitaban dándonos gritos y silbos a la orilla de la marea para que saliéramos del agua, entre la gritería de lo niños y los adultos no se podía oír nada, por lo tanto, no nos enterábamos. Al salir, tiritando de frío y arrugados como pasas, nos esperaba de nuevo la chola para hacernos entrar en calor.
Aunque estos silbos nos traen recuerdos de la niñez, nada tienen que ver con el arte de los gomeros para ejecutar ese silbo único en el mundo.
Las primeras referencias nos llegan de los cronistas que acompañaron a Juan de Bethencourt en 1404, a los que llamó poderosamente la atención, llegando a pensar que lo ejecutaban solo con los labios y que carecían de lengua, lo que los llevó a conocerlos como hombres sin lengua.
Se dice que el potente silbido se puede escuchar hasta una distancia de diez kilómetros. La magia la produce la colocación de los dedos, la lengua y los labios con los que modulan los diferentes sonidos.
Para llegar a ser buen silbador, la enseñanza debe empezar a muy temprana edad y continuar practicando hasta el fin de los días. Por suerte existen escuelas especializadas donde se imparten clases a los niños desde bien pequeños. Se da la característica de que el silbo de la mujer no alcanza igual distancia que en el hombre, sin embargo, su oído percibe los sonidos desde distancias más lejanas.
La orografía de la isla obligó al hombre a usar este tipo de lenguaje para comunicarse con; médicos, vecinos o familia.
Hoy es sustituido por los mensajes de whatsapp, pero nunca igualaran la dulzura y personalidad de nuestro silbo gomero.
María Sánchez.

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