Director: Juan Carlos Melian Naranjo. contacto: teldehabla@gmail.com

martes, 30 de septiembre de 2014

La maternidad se les vino encima


La sociedad está llena de personajes anónimos que protagonizan gestas colosales. Ellas son una muestra. Diré que no creo que haya en este país gente con la suficiente generosidad y compromiso como Reyes L. y Pino S., matrimonio, para atreverse a acoger a seis hermanos, todos de corta edad, que hasta que las chicas no llegaron a sus vidas vivían en un centro de menores. Los pequeños no se habían separado nunca.
Aclaro que los niños ven a su madre biológica en un régimen de visitas estipulado por Menores, pero conste que han sido ellas quienes lo han propiciado para que sus vidas se desarrollen con normalidad, sin tragedias. Son tan generosas que cuando hablamos de la posibilidad de que Menores se vea obligado a entregarlos a su madre biológica su respuesta es rotunda: “Se hará lo que los niños quieran. Lo que sea mejor para ellos. Ya serán mayores y si quieren vivir con su madre y su situación es considerada aceptable, que lo hagan, pero siempre nos tendrán a nosotras, siempre, pase lo que pase”. Han vivido contra corriente. En dos años contrajeron matrimonio y llenaron la casa de chiquillos.
Admirables mujeres que con ese gesto les han dado una bofetada a quienes van por la vida llenos de prejuicios. Menudo ejemplo. Conocer de sus voces su historia me afianza en la creencia de hacer el periodismo más cercano, más humano. Siempre digo que las ciudades esconden historias ejemplares como esta. Valientes mujeres. Y detestables quienes se atreven a censurar el acierto de la administración por asignarles los seis niñitos a dos mujeres. Pasé una mañana en su casa de Ciudad Alta donde los niños jugaban, reían, cantaban y se acercaban a sus mamás para acurrucase entre sus brazos. Los hay de todas las edades. Cuando vivo escenas de tanto compromiso lamento más si puede que los intolerantes habiten en un zulo, alejados de una vida que regala episodios tan maravillosos como el vivido con Reyes y Pino. Por si no lo he dicho, aclaro que mis amigas mantienen a los niños. Trabajan y se privan de caprichitos para que a los niños no les falte de nada aunque la administración les echa una mano. Una es funcionaria del centro donde estuvieron acogidos los niños y los conocía bien. Por eso el día que escuchó la posibilidad de que fueran adoptados y por tanto separados llegó a casa hecha un mar de lágrimas. ¿Qué hacemos?, se preguntaron.
No lo permitieron. “Tráelos a casa”, y allí están.
marisolayala@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario