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martes, 18 de septiembre de 2018

La niña de la patera

 
 
Es bonita hasta decir basta. Su cintura cabe en un puño, su piel es suave, negra, brillante, maravillosa. Hoy tiene 22 años y hace unos días vino a casa a echar la tarde. Ella sabe que nuestra casa es la suya, que donde estemos cabe ella. Viene menos de lo que nos gustaría. Llevaba seis o siete meses sin verla y le tiré de las orejas. Aquí los amigos vamos guardando los regalos que no viene a recoger; ella sabe que están a buen recaudo. Lo único que le exigimos es que solo se los daremos a ella, excusa perfecta, para poder verle la cara. Ese día, cuando tocó en casa, escuché un: "Abre... soy yo", y me hizo gracia. Así pasen mil años ese "abre... soy yo" es ella. La vi entrar, guapa, pícara, atesorando aún la niña que conocí cuando la cogíamos en brazos. Recuerdos y recuerdos. Siempre quiso estudiar Magisterio aunque coqueteó con Farmacia y Periodismo hasta que finalmente sus mamis cogieron las riendas de su confusión y la orientaron. 


¿Dije recuerdos?, sí, maravillosos recuerdos. Nació en Ghana y llegó a Canarias en una patera. Era un bebé. Sus mamis de hoy buscaban entonces una adopción después de siete años de noviazgo pero querían un ser especial, un bebé que las enamorara con solo mirarlas. Así que un día se fueron a Miller Bajo, al centro de Acogida de Extranjeros, y allí hablaron con un amigo periodista que las orientó. Estaban decididas a aumentar la familia por esa vía y fue entonces cuando en el Centro de Acogida de Menores Extranjeros de Gran Canaria pusieron las cartas boca arriba. Alguien les habló de la historia de la niña que vino a casa. No será fácil, advirtieron. Cada cual movió las fichas que tenía a su alcance, se localizó al bebé y se supo que el expediente estaba pendiente de que algún familiar reclamara a la niña. Esos días las mujeres me dieron una fecha y un recorte de LA PROVINCIA en el que se leía: "El bebé que llegó en patera hizo la travesía con sus padres, que perdieron la vida". Localicé el original. Impactadas se empeñaron en que esa sería su niña o en todo caso, de ese perfil. Nunca han sabido si la niña que han criado llegó en patera, en moto náutica o en avión. No les importa, cuestión de protección, pero sin duda la joven de ojos negros, feliz, que escucho tararear es la suya. La que querían, la que quieren.
FUENTE:  https://www.laprovincia.es/opinion/2018/09/16/nina-patera/1097820.html

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