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martes, 25 de octubre de 2016

Marcos Pérez “El mundo que esta por venir”


Tras casi 25 años de servicios en las Fuerzas Armadas he visto casi de todo en el seno de las mismas, cambios normativos que apañaban un “desaguisao” en un momento puntual como la profesionalización de los Voluntarios Especiales o el involucionismo efectuado en la ultima revisión del la Ley Orgánica que regula el Régimen Disciplinario, adornado de avances en las formas de sancionar económicamente a los infractores, que curiosamente siempre eran de la misma escala, ya que dicho código se confecciono para continuar el modelo caduco de unas FAS llenas de “quintos” haciendo la “mili“. 
Y ello fue posible gracias a que quienes ostentaban la representación democrática de los ciudadanos votantes en el Ministerio de Defensa, eran aconsejados por personas que se habían formado (militarmente hablando) durante el periodo preconstitucional, lo que les confirió a los mismos un papel de interlocutores válidos en los que el político creen que está el consenso de todos los miembros que integran las Fuerzas Armadas. Pero nada mas lejos de la realidad, a día de hoy numerosos movimientos internos dentro de las Fuerzas Armadas se han cansado de la representación delegada y asesoramiento que recibe el político de turno en el Ministerio de Defensa y expresan que no están de acuerdo con “esos representantes” y su visión de las actuales Fuerzas Armadas y que lo hacen desde el conocimiento que da a los militares participar en ejercicios multinacionales, misiones internacionales desde hace décadas. E impregnarse de que existen otros modelos organizativos, mas modernos y acordes a las funciones que prestan nuestros hombres y mujeres en el exterior, representando a nuestra nación como embajadores de nuestra sociedad en la que se integran. Observando dichos integrantes con  desesperación y frustración que la sociedad a la que pertenecen  ha avanzado más que sus Fuerzas Armadas que se conservan ancladas y monolíticas en un inmovilismo permanente, en un “no es no” permanente al cambio y a la adaptación.
Los militares; sobre todo los de las escalas de Tropa y Marinería; se han cansado de ser títeres en manos de unos y otros, marionetas y cobayas de experimentos socio-laborales que implantan el modelo laboral de la precariedad y se preguntan ¿por qué si el modelo de la Guardia Civil es un modelo contrastado y valorado por la sociedad con tasas de reposición y de rejuvenecimiento que funciona, no es aplicado en las Fuerzas Armadas?. Bueno la respuesta solo la pueden dar quienes obligan a miles de personas y sus familias a trabajar en precario, a disponer de “compromisos“; ¿qué es eso, donde se refleja dicho modelo en la Seguridad Social que regula los empleos de los ciudadanos?; en vez de contratos que al menos otorguen cobertura jurídica a los trabajadores, en un “apartheid jurídico” y estatus alegal amparado por el Estado y contrario a su Constitución. Pero es mas sencillo para el Estado mantener militares y ciudadanos de segunda categoría, ciudadanos sin derechos pero con obligaciones sujetos a las “necesidades del servicio“, que no son funcionarios pero se les aplican las medidas de corrección cuando es necesario, que no son ni funcionarios ni militares y se preguntan ¿qué somos?.
Por otra parte el asociacionismo profesional militar ha sido visto por las Fuerzas Armadas y sus gestores como una amenaza a su estatus actual y por ello hicieron todo lo posible y necesario para cercenar su desarrollo, de hecho 4 años después de su entrada en vigor, la Ley de Derechos y Deberes de las Fuerzas Armadas solo ha sido desarrollada en parte y los militares incluso desconocen en muchos casos su existencia. Y claro el problema es que los militares, “que somos muy cuadriculaos” hicimos lo que se nos enseñó, cuando existían los Consejos de Personal de los distintos ejércitos se les escribía pidiendo modificaciones y sus miembros seleccionaban los temas que el General o Almirante de turno mas o menos desease ver, cerrando las puertas a la participación directa de los militares en las normas que les afectarían y proponiendo tímidos cambios normativos en normas de rango de Orden Ministerial para no molestar en el Ministerio de Defensa y seguir ascendiendo. Pero claro el asociacionismo militar ya estaba instalado en realidad en Defensa, la AUGC – Asociación Unificada de Guardias Civiles contaba cada vez con mas miembros  afiliados y sus querellas incluso llegaron a tumbar Reales Decretos como el 1370/2009 confeccionados por el mismísimo Ministro de Defensa y amparados por el fallo del Tribunal Supremo. Toda una afrenta al orden establecido.
Pero lo mas peligroso de dicho asociacionismo con casi 30.000 miembros era que en la sentencia se indicaba que el problema era que no se había tramitado adecuadamente a través de los legítimos representantes del Consejo de la Guardia Civil integrado por las asociaciones que representan los intereses de miles de agentes de la ley y que por ende al haber obviado el informe, conocimiento y participación de las asociaciones profesionales de la Guardia Civil el Gobierno carecía de la información necesaria para modificar la legislación. Claro, que todo un Tribunal Supremo te tumbe un Real Decreto confeccionado “ad hoc” por la cúpula de Defensa para regular los Expedientes de Aptitud Psicofísica hizo aprender la lección a los altos cargos y por eso en el año 2011 diseñaron una Ley de Derechos y Deberes de las Fuerzas Armadas con la creación de asociaciones profesionales de militares pero con un Consejo de Personal “light”. Algo poco molesto, que dé tramite a los textos legales, pero que les sea imposible a sus representantes modificar nada básicamente porque sus alegaciones no son estimadas y la composición paritaria; mismo numero de miembros de la administración y representantes asociativos, con voto de calidad para la Subsecretaría de Defensa; impidiese que fuese un órgano colegiado, de dicha forma taparon mediante las lecciones aprendidas del fallo judicial de 2012, pensando “no se les puede dejar opinar, porque tal vez tengan razón“. El resultado es desalentador, en 4 años ha habido dos conatos de planton, un pleno monográfico sobre el encarcelamiento militar de un miembro asociativo de dicho consejo y finalmente espantada de algunos de forma individual, que constata que las asociaciones profesionales militares están desesperadas porque sus trabajos no sirven para nada con la legislación actual, que invertir en gruesos informes jurídicos confeccionados con el dinero de los asociados termina en el mismo lugar que las instancias de quienes demandan el compromiso único en las Fuerzas Armadas.
Y llegamos a la conclusión definitiva, las asociaciones conscientes de que cerrada la puerta a convencer a sus jefes de que hay que cambiar y avanzar, se empiezan a mover en el plano político entrevistándose con unos y otros. Buenas palabras, mejores deseos, renovación de asesores, etc. pero nada cambia, hasta que de repente muchos de dichos partidos se quitan la careta y les dicen a los representantes asociativos de los militares que lo que ellos quieren, estabilidad laboral y una profesión, es una “quimera“, que ni el Ministerio de Defensa, ni los asesores de los partidos políticos; casi todos ex oficiales en excedencia o retirados; dicen que sus propuestas no son viables. Y esto lleva ineludiblemente a la conclusión de algunos de que si el origen de los problemas de los militares fue generado por los políticos, en connivencia con los asesores militares de los partidos integrantes en la Comisión de Defensa del Congreso, ya no se puede confiar en la viabilidad de pedirle mejoras o empleo digno a quienes no desean escuchar. Y de ahí que nos planteásemos, si los actuales partidos políticos no nos quieren, nos obligan a crear nuestra propia vía, nuestra propia iniciativa, nuestro propio partido y defender nuestros intereses por nuestra cuenta, con nuestros legítimos asesores las asociaciones profesionales para ser altavoz de las mismas y con sus movimientos sociales como Ciudadanos de Uniforme como medio de cambiar nuestra realidad.   Esta es la realidad a la que nos ha llevado el inmovilismo en el Ministerio de Defensa, Milites (Soldados) será una realidad mas tarde o temprano y solo tiene un objetivo servir de altavoz directo a quienes se niegan a escuchar.
Existe una realidad incontestable, el mundo avanza sino te adaptas te extingues, ¿ya saben en Defensa que deben hacer?.
Marcos Pérez Ramos

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