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domingo, 24 de enero de 2021

El Cabildo retira 18.000 toneladas de escombros y enseres que cubrían el equivalente a 1.500 pistas de tenis en los márgenes de la GC-1 y la GC-2

                            

El Cabildo de Gran Canaria ha retirado más de 18.000 toneladas de escombros, enseres, neumáticos, restos agrícolas y otros vertidos incontrolados que cubrían 385.000 metros cuadrados en los márgenes de la GC-1 y GC-2, el equivalente a un centenar de campos de fútbol o 1.500 pistas de tenis.

 

Con un coste de 2,2 millones de euros a cargo del Plan de Regeneración Paisajística de las dos principales vías de Gran Canaria, el Cabildo intervino en más de más de ochenta puntos, explanó 48.000 metros cuadrados de terreno y cubrió 3.000 con picón, detalló la consejera de Política Territorial y Paisaje, Inés Miranda, quien detalló que los trabajos se extendieron durante ocho meses y concluyeron en diciembre.

 

Se trata de un dinero público que ha habido que invertir para retirar lo que debió ser depositado en los lugares habilitados para ello y puntos limpios, que ahora además mejoran sus servicios tras la próxima adjudicación de su gestión, licitada por 21 millones de euros, si bien sigue siendo necesaria la concurrencia de la población para mantener limpia la isla, una demanda no solo ciudadana y de convivencia, sino que afecta a su imagen turística, y poder además destinar esta cuantía de 2,2 millones a otros fines.

 

Así, el mayor volumen de residuos retirados estaba integrado por escombros con casi 12.000 toneladas a las que se sumaron 2.700 residuos de hormigón y 2.200 de vertidos de tierras y piedras, en su mayoría vinculadas también al depósito ilegal de materiales procedentes de múltiples obras.

 

Además, el Cabildo quitó 980 toneladas de residuos agrícolas, 167 de plásticos, 161 de enseres domésticos y electrodomésticos, 153 de maderas, 85 de desechos bituminosos, es decir, derivados viscosos del petróleo como pinturas, alquitranes y productos de impermeabilización, y más de 9 toneladas de neumáticos.

 

Todas estos vertidos ilegales supusieron un ataque al medio ambiente, aunque destaca la peligrosidad de las más de 16 toneladas de restos de uralita,  es decir, estructuras, planchas, bidones y jardineras elaboradas con fibrocemento con amianto, un material peligroso si se inhalan las microfibras que desprende al fracturarse.

 

La GC-1 copa el grueso

 

De los 385.000 metros sobre los que se actuó el Cabildo, más de 300.000 correspondieron a la GC-1, donde los restos agrícolas, mobiliario y enseres copaban 165.000 metros cuadrados y los vertidos de tierras y escombros más de 110.000 entre la capital y Bahía Feliz, además de que fue necesario aplanar 25.000 metros cubiertos de material de desmonte y excavaciones y cubrir 2.800 con gravilla volcánica.

 

En cuanto a la GC-2, el Cabildo trabajó sobre casi 85.000 metros cuadrados, tras lo cual desechos vegetales y enseres han desaparecido de la vista en 30.000 metros cuadrados, los mismos que ocupaban los escombros entre Las Palmas de Gran Canaria y La Aldea, al tiempo que fueron explanados más de 23.000 metros y embellecidos con picón otros 200 metros.  

 

En definitiva, 2,2 millones de dinero público invertido en retirar residuos de personas que decidieron tira sus desechos en lugares públicos, muchas veces en horas nocturnas porque saben que está mal, en vez de acudir a los lugares habilitados para ello por responsabilidad y por el bien común.

 

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