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jueves, 28 de abril de 2022

MASACRE EN MARIUPOL



¿Quién ha dicho qué en las guerras se gana? ¿Quién ha dicho que haya vencidos y vencedores? No estimado lector, en las guerras solo ganan los que venden las armas, ganan los países para los  que la vida de un ser humano tiene menos valor que la hoja caída de un árbol.

Las guerras solo traen  llanto y dolor, hambre y miseria porque cuando un soldado toma un arma en sus manos se vuelve esclavo de quien le da las órdenes para luego pasar a ser predador por cuenta propia.

No recuerdan a la madre o a la esposa y tal vez ni a los hijos que ha dejado en  casa, pues si en esos momentos recordara a esos seres queridos, no violarían a mujeres, que podrían ser su hermana, a niñas donde podrían ver la cara de su hija.

No ven más allá del odio que un ser sin corazón ni sentimientos implantó en su corazón y en su mente.

Todo este odio cruel ha llevado a estos soldados a atacar el centro de caritas de Maripul, un lugar donde los refugiados calmaban un poco el hambre, gracias a unas mujeres y hombres, que  arriesgan su vida para dar la ayuda más fundamental a aquellas personas que han logrado sobrevivir a las bombas. 

Ahí llegaron como auténticos animales salvajes destruyendo todo lo que encontraron a su paso pero, no contento con esto, se dedicaron a violar a las niñas y mujeres que se encontraban en su camino.

A su paso dejaron una total masacre, donde miles de personas perdieron la vida, personas inocentes que solo tratan de vivir dentro de una guerra que ya se hace demasiado larga, una guerra que está devastando un país que se está resquebrajando a pasos descomunales.

Sin duda alguna se les puede catalogar de comportamiento animal, salvo que estos no poseen una capacidad de raciocinio como se espera en un ser humano.

Viendo estos casos, siento la tentación de sentarme delante de uno de estos carroñeros para preguntarle qué pasa por su cabeza antes de cometer tal acto vandálico. Pero esto es solo un deseo que nunca podré poner en práctica.

Mary Almenara.

 

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