A ciencia cierta, no sé si ha sido
más transcendental el encontrarnos de la noche a la mañana con un nuevo
gobierno, o el que éste esté formado por más mujeres que hombres. Una y otra,
amén de la repentina salida de Rajoy de la vida política, ha hecho derramar
mucha tinta y muchos comentarios, cosa nada rara por otra parte, pues la
mayoría pensaba que esta moción de censura era una más de las que le cayeron en
su mandato.
Lo que me ha llevado a escribir
estas observaciones es, como digo anteriormente, lo mucho que ha llamado la
atención el que el señor Sánchez se haya decantado por subir el número de
mujeres en esta legislatura ¿Será una nueva estrategia para conquistar a las
féminas? Disculpen mi mala idea pero a estas alturas ya no me fio de estos
señores.
Me parece bien que, cada vez más,
se le de a la mujer el lugar y derecho que le corresponde, que se la valore por
su inteligencia y no por su belleza, que no tengamos que demostrar
constantemente que somos capaces de desempeñar un trabajo con la misma
responsabilidad que lo hace un hombre.
Han tenido que transcurrir muchos
años, muchas humillaciones, muchas vejaciones para ser reconocidas por igual,
sabiendo que aún nos queda mucho camino por andar y muchos derechos por
reivindicar.
Hoy, por suerte, resulta normal ver
a una mujer ejerciendo trabajos que solo eran vetados a los hombres. Pero lo
que quizás no todos sepan es la cantidad de mujeres que tuvieron que estudiar a
escondidas, disfrazadas de hombres como le ocurrió a Concepción Arenal para
poder ser admitida en la universidad.
Mujeres a las que se les negaba el
titulo por tener este un marcado carácter profesional y no se las consideraban
aptas para ejercer. Dignas son de admirar las mujeres inventoras que tuvieron
que luchar durante muchos años, para que su trabajo llevara su nombre y no el
de su marido.
Son muchas las mujeres a las que
les debemos las comodidades y adelantos de los que nos favorecemos en estos
momentos, cuyos nombres han permanecido en el anonimato solo por el hecho de
ser mujer.
Volviendo al tema político
recordemos a las primeras mujeres que ocuparon escaños en ese lugar sacrosanto
que, durante muchos años, fue reservado solo para el hombre.
La primera en España fue Clara Campoamor. Mientras que Evita Perón llegó a
presidenta en Argentina.
Ante este nuevo gobierno donde predomina la imagen de la mujer me pregunto
¿Dirán ahora “Los varones del PSOE se han reunido..”?
María Sánchez
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