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jueves, 24 de abril de 2014

¡Se acabó la caza de ballenas en el santuario antártico!

Hoy, mientras a las 10.00 de la mañana los jueces del Tribunal Internacional de La Haya leían su veredicto, las ballenas daban saltos de alegría. ¿Por qué? Porque la caza “científica” de ballenas ha sido declarada ILEGAL.





El asunto viene de largo. Australia demandó a Japón hace hace cuatro años porque el país nipón estaba realizando una explotación comercial disfrazada de investigación, conocida como “caza científica” de ballenas, en la Antártida. Que el tribunal la haya declarado ilegal es por tanto una gran noticia. La decisión es vinculante: tanto Japón (el demandado), como Australia (quien llevó el caso ante la corte) acordaron respetar la sentencia.

Hace ya más de 20 años activistas de Greenpeace se ponían entre el arpón y la ballena, en las peligrosas aguas de la Antártida. Todas esas acciones, que alarmaban a la opinión pública de lo que estaba haciendo Japón, hoy nos dan la razón. Esta noticia confirma lo que hemos estado denunciando todo el tiempo: este programa letal de caza de ballenas no es necesario, y es muy dañino para la salud de nuestros océanos. Ya es hora de que esta industria quede relegada a los libros de historia.

Ahora que esto ha sido noticia en el mundo entero, hacemos un llamamiento al Gobierno japonés para que respete de inmediato esta decisión, desguace el buque factoría Nisshin Maru, y cese en el futuro los intentos de continuar la caza comercial de ballenas.


Greenpeace ha denunciado que la caza “científica” de ballenas era una estrategia comercial encubierta por parte de Japón. Y los hechos lo respaldan: se ha evidenciado que Japón ha estado pagando a los países menos desarrollados con el fin de asegurarse los votos en la Comisión Ballenera Internacional (CBI) para su programa de caza de ballenas, una práctica conocida como "consolidación del voto".

Estas políticas han capturado más de 10.000 ballenas durante los últimos 20 años en el océano Austral. Decenas de miles de ballenas han sido arponeadas en el mar a unos 6.000 km de Japón, y luego transportadas a bordo del buque factoría Nisshin Maru y transportadas a puerto. El Gobierno japonés siempre ha afirmado que la caza de ballenas es parte de la cultura japonesa desde hace muchos años y que la comunidad internacional no debería interferir. Sin embargo, esto tampoco es cierto: Greenpeace Japón ha demostrado que miles de toneladas de carne de ballena permanecen almacenadas en congeladores en Japón porque la demanda es muy baja.

¿Cómo ha podido suceder? La historia de la caza comercial de ballenas es una historia de desastres en serie - la extinción de una especie tras otra, por una industria que opera bajo un círculo de codicia. Ha sido condenada durante décadas por Greenpeace y otras organizaciones, y también por muchos gobiernos de todo el mundo.

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