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sábado, 26 de abril de 2014

El manotazo tonto de la ley

Dos agentes de la Policía Local de Sevilla impidieron a este periódico tomar imágenes de una actuación policial. Uno de ellos golpeó la cámara y al periodista que estaba grabando. Los hechos, con parte de lesiones, han sido denunciados




Dos agentes de la Policía Local de Sevilla, con números de carne profesional 717 y 719, impidieron a este periódico poder captar imágenes en vídeo de un llamativo episodio entre los agentes y los dueños de la librería Un gato en bicicleta. Los hechos ocurrieron en la calle Regina, en el corazón del casco histórico de la capital, cuando uno de los dos policías, para impedir que se grabaran imágenes, golpeó al periodista Francisco Artacho en la mano con la que éste sostenía su cámara. Tras la agresión, todo derivó en un surrealista y desproporcionado despliegue policial, en el que participaron agentes locales y nacionales. Refuerzos que llegaron a una velocidad sorprendente. El revuelo despertó la alarma entre los numerosos transeúntes y vecinos de la zona, que observaron atónitos lo que se puede considerar una auténtica torrentada que ya ha sido denunciada. Precisamente ayer mismo se dio a conocer un informe de Amnistía Internacional sobre España donde la organización independiente expresa abiertamente su profunda preocupación por las numerosas informaciones y testimonios que indican que los periodistas y fotógrafos que cubren las manifestaciones han sido blanco de la violencia policial.
Con motivo del Día del Libro, los dueños de Un Gato en Bicicleta organizaron una serie de actividades con actuaciones musicales incluidas. Una de ellas fue un batukada, que durante alrededor de 20 minutos ofreció un animado concierto callejero. Tras una breve pausa, una cantautora, con su guitarra, tomó asiento para comenzar un pequeño recital de poemas. Las calle volvía así a la normalidad acústica, y había adquirido un alegre y amable ambiente. Las terrazas de los bares aumentaron su clientela de una forma considerable tras la batukada. En ese momento, entre actuación y actuación, dos agentes de la Policía Local enfilaron desde la plaza de la Encarnación, dirección a Regina. En un primer momento entraron, por error, en un bar cultural que hay junto a la librería.
Dos trabajadores de este periódico se encontraban tomando unos refrescos en la puerta de uno de los bares de la zona, La Traviesa, situado justo en la esquina en la que se produce el quiebro que separa la parte ancha de la calle y la estrecha. Estaban haciendo tiempo hasta que comenzara una performance-denuncia que abrió la Semana de Lucha Social. Uno de los periodistas, al ver que la Policía iba a cortar la actuación músical, comenzó a grabar la escena. La actuación policial fue motivada, según explicaron los agentes, por la llamada de un vecino al que le molestaba la música.
LA BRUSCA INTERRUPCIÓN DE LA GRABACIÓN
En ese momento, los agentes locales informaron a los dueños de la librería de que un vecino había llamado quejándose por el ruido de la batucada. Además, impidieron que la cantautora pudiera iniciar su recital. Dentro de la tienda, en el mostrador, uno de los agentes se percató de que una cámara estaba grabando la escena. Acto seguido, y de forma brusca, exclamó que a él, durante el desempeño de sus funciones, no se le podía grabar. Al informarle de que se trataba de la cámara de un medio de comunicación, el agente argumentó que eso le daba igual y reiteró que a él no lo grababa nadie porque era algo que está prohibido por ley. La cámara siguió grabando, así que el agente optó por pedir la documentación al periodista, que echó mano de su cartera. En un tono algo elevado y con sus gafas de cristales de espejos, tipo aviador, colgando al cuello de su uniforme, el agente no dejó en ningún momento de insistir en que a él no se le podía grabar.
El periodista cogió la cartera, sin dejar de grabar la escena, que ya empezaba a tomar un carácter un tanto bronco. Al ver que la cámara seguía grabando el agente golpeó al periodista en la la mano con la que sostenía su cámara, que quedó bloqueada, mostrando en la pantalla un fatídico mensaje de error. El manotazo se produjo en el momento en el que el periodista intentaba sacar la documentación, utilizando las dos manos, e intentando no dejar de grabar ni de enfocar al mismo tiempo.
“NO PUEDES GRABAR PORQUE SOMOS POLICÍAS”
El periodista, en ese momento, le gritó al policía que no golpeara su cámara. El agente, sorprendentemente, negó haberla golpeado: “Yo no he golpeado nada, ¿yo? Lo tienes grabado, ¿no?”, dijo. El agente siguió con la petición de documentación. El periodista se puso nervioso al no encontrar su cartera. Desde la esquina gritó el nombre de su compañera para que acudiera. El periodista seguía un poco aturdido tras el manotazo y, por un momento, al no encontrar su cartera en el bolsillo -olvidó que la había sacado segundos antes del manotazo-  temió ir indocumentado. En ese momento un músico de la batucada le hizo entrega de la cartera y del borde de la mirilla de la cámara, que acababa de recoger del suelo.

Acto seguido, el agente obligó al periodista a desplazarse unos 300 metros, junto a la parte norte de la Setas de la Encarnación, donde estaba aparcado el coche patrulla. El camino se convirtió en un auténtico calvario, con el policía completamente fuera de sí: “Estás vulnerando mi derecho a la intimidad”, exclamaba el agente . Unos segundos antes pidió por su equipo de radio refuerzos.
15 POLICÍAS PARA UNA MULTA POR TENER EL DNI DETERIORADO
Durante el trayecto hasta el coche policial varios clientes de los bares y viandantes de la zona se percataron de que algo pasaba. Entre esas personas había otra fotoperiodista, que cogió su cámara para intentar recoger lo que estaba sucediendo, lo que también le fue impedido por otro policía . “No puedes grabar porque somos policías”, fueron las razones alegadas por otro agente que había llegado con los refuerzos.
En cuestión de segundos coches y motos de la Policía Local comenzaron a aparecer desde diferentes lugares. También lo hicieron, al menos, unas cinco motos de la Patrulla Hércules. Igualmente, llegaron algunos agentes de la Policía Nacional en motos de mayor cilindrada. “15 policías ha contado mi marido desde el balcón”, informó posteriormente una vecina.
Otro agente argumentó que “según dice la ley a los agentes en las funciones de su carácter, cuando lo están haciendo, no se les puede grabar. Está prohibido”. El periodista intentaba sin éxito informar a los agentes de que, solo unos días antes, una sentencia del Juzgado de Instrucción número 11 de Madrid había avalado el derecho de los ciudadanos, y por tanto también de los profesionales de la comunicación, de filmar a los policías durante sus actuaciones públicas y que éstos pierden sus garantías como agentes de la autoridad cuando se extralimitan en sus funciones. Este periódico intentó ayer sin éxito que el Ayuntamiento de Sevilla informara de qué ley impide grabar la actuación de unos agentes de la Policía Local.
Tras un buen rato le fue entregada al periodista una multa por no cumplir con el deber de mantener el DNI en buen estado de conservación. Lo tenía roto. Además, después de hacer entrega de la multa, que fue rellenada por el policía local en un documento de denuncia de la Policía Nacional, el municipal informó de que abriría “diligencias” por desobediencia a la autoridad.
Otro agente municipal, también con gafas del estilo de su compañero, y que pertenecía a los refuerzos, intentó calmar, a su manera, los nervios y tensiones provocadas por tal situación. “No hay que grabar a los policías”, explicó en un tonó de forzada amabilidad.
El periodista quiso denunciar los hechos en al acto, ante los agentes de la Policía Nacional, pero fue encomiado a acudir a una comisaría para interponer la denuncia: “La Policía trabaja con muy pocos medios” y “no tengo aquí máquina de escribir”, fueron las frases algo desahogadas de un policía como justificación a su negativa.
Un grupo de ciudadanos se quedó a mostrar su apoyo, pero se les impidió estar cerca del lugar de la indentificación. Entre ellos el veterano fotógrafo Fernado José Crespo, que acudió al lugar al ver tal revuelo de movimiento policial. También le obligaron a alejarse del lugar. Varios ciudadanos, por  mirar, protestar o intentar grabar con sus móviles, fueron amenazados con ser identificados.
Tras retirarse unos metros del grupo policial, diferentes personas se acercaron a ofrecerse como testigos de lo que había ocurrido. Entre ellos los dueños de la librería, que mostraron su indignación por el tono chulesco y fuera de lugar que los agentes utilizaron desde el primer momento. Una vez alejados del grupo de policías se pudo comprobar queel manotazo en la cámara había provocado un fallo del sistema y no se había grabado el vídeo que recogía la agresión, que sí ha sido certificada por un médico en un parte de lesiones.
DIFERENCIAS CON LA POLICÍA NACIONAL
No es la primera vez que se dan situaciones de este tipo con agentes policiales, aunque suelen ser más frecuentes con la Policía Nacional, que es la que interviene en manifestaciones, desalojos u otro tipo de actos proclives a ser recogidos por medios de comunicación. A diferencia de la actuación de los municipales, al menos en Sevilla, los agentes de la Policía Nacional, tienden a limitarse a pedir la identificación del periodista, que, una vez recogidos sus datos, puede seguir haciendo su trabajo. La diferencia entre el temple y profesionalidad de agentes municipales y nacionales es evidente.
Pero tampoco la Policía Nacional se libra de impedir a trabajadores de medios de comunicación hacer su trabajo. En noviembre de 2012 una cámara de La Sexta televisión fue detenida mientras grababa la ocupación de un edificio de viviendas vacías por parte de familias sin recursos. En Madrid, el pasado 29 de marzo, varios periodistas fueron agredidos por la Policía Nacional mientras grababa una detención en una protesta.
INFORME DE AMNISTÍA INTERNACIONAL
Precisamente Amnistía Internacional presentó ayer una nueva investigación en la que concluye que “el Gobierno español está utilizando toda la fuerza de la ley para asfixiar la protesta pacífica legítima” y en él incluye una serie de recomendaciones al Gobierno para tratar de atajar la situación, según publicó Público.es
Uso excesivo de la fuerza policial, aumento significativo de las multas a manifestantes, identificaciones masivas e injustificadas durante las concentraciones, intentos de estigmatización de los movimientos sociales, malos tratos a detenidos, uso indiscriminado de material antidisturbios, endurecimiento de la legislación que regula el derecho a la protesta. Son algunos de los síntomas más evidentes detectados por Amnistía Internacional de que España se encamina a niveles “preocupantes” de represión de algunos de los derechos y libertades fundamentales más básicos. “Nos preocupa que España se sume a tendencias parecidas a las de países como Turquía, Ucrania o Rusia, donde Amnistía ha denunciado situaciones similares”, explicó ayer Jezerca Tigani, directora adjunta de la organización en Europa y Asia Central.
fuente : http://www.andalucesdiario.es/

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