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martes, 29 de abril de 2014

Perlas del sureste asiático

Mucha de la fuerza de los destinos del sureste asiático está en sus paisajes tropicales, playas idílicas, laberintos surrealistas de formaciones kársticas y vestigios de piedra empapados de historia. Es también la región de las sonrisas, la cuna de una espiritualidad que se filtra tanto a través del trajín de sus ciudades superpobladas como en los bellos escenarios esculpidos por su naturaleza. Desgranamos algunos tesoros de este deslumbrante rincón de Asia, al sur de China y al este de la India.
Bali, Indonesia
Entre templos y arrozales

Barnizada de misticismo, alegre y cordial como las gentes que la pueblan, ceremoniosa y delicada como las danzas que la distinguen, la estrella del archipiélago indonesio es una de las joyas del sureste asiático. En sus ondulados paisajes que refulgen como esmeraldas, en sus atardeceres incendiarios, en el recogimiento de unos ritos que emanan con naturalidad de la vida cotidiana, este paraíso del Índicose perfila como un mundo aparte, casi celestial. Tal vez porque Bali, aunque suene a folleto turístico, está considerada la isla de los dioses.
Lo cierto es que su territorio, del tamaño de Cantabria, supera el arquetipo de isla tropical. Bien es verdad que está ribeteada de buenas playas, algunas, como Kuta, azotadas por un incesante oleaje que propicia la práctica del surf. Pero hay algo más allá de su exotismo que la convierte en única en su especie: Bali está envuelta en una cultura cargada de espiritualidad, en la que las fastuosas procesiones detienen el flujo de las calles, las cometas surcan el cielo para pedir buenas cosechas y los campos están salpicados de santuarios, siempre con hermosas ofrendas y barras de incienso humeante.
Por ello en los templos de Bali, conocidos como puras, se plasma la máxima expresión de la belleza que puede adquirir la fe: Tana Lot, encaramado a una formación rocosa en medio del mar; Ulu Watu,en la cresta de un acantilado; Ulun Danu Bratan, en la orilla del lago Batur; Luhur Batukau, en medio del bosque… Y así hasta centenares de templos, monumentales o domésticos, siempre dedicados a una deidad hindú. Son, junto a los arrozales que crecen en los verdes bancales bajo las montañas, la esencia más pura de Bali. Porque estos campos que tapizan como un manto la región de Ubud o las carreteras que serpentean por Sidemen y Jatiluwih conforman su paisaje característico, con las familias de patos graznando en busca de caracoles y los agricultores con sombreros cónicos hundidos hasta las rodillas en el agua, en una estampa cargada de magia.
No te lo pierdas
El Festival de las Artes en Bali (www.baliartsfestival.com) tiene lugar en la capital, Denpasar, y dura aproximadamente un mes, entre mediados de junio y julio. Se trata del principal evento cultural de la isla y ofrece la ocasión perfecta para asistir a los espectáculos de música de gamelán y las características danzas balinesas. Además de exhibiciones, teatro de sombras chinas, cine y poesía, las calles están plagadas de puestos de comida y tenderetes de artesanía local en un ambiente festivo. 
fuente : http://viajar.elperiodico.com/

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