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lunes, 21 de marzo de 2022

CUANDO EL AMOR VENCE (BASADO EN UN HECHO REAL)

Era hija única entre un nutrido grupo de varones, aun así, desde pequeña tuvo que ayudar a su madre en las tareas de la casa: lavar en la acequia, planchar y levantarse temprano para preparar el cesto a los hombres que salían a trabajar. Se preguntarán qué hacia la madre. La verdad que aparte de la comida poco más. Las horas de la tarde las pasaba en la costura que era la carrera de las chicas de aquellos años.

  Los domingos salía un ratito por la tarde después de hacer las tareas de la casa y, entre los paseos por el parque, encontró al que sería el hombre de su vida. Se conocen, se enamoran y, lógicamente terminan casándose, parecían la pareja perfecta y símbolo de la felicidad eterna.

  Comer la tarta de la boda, como se suele decir, a ella le duró más bien poco pues a pesar de que le advirtieron que él no era hombre de una sola mujer la pobre creyó que al casarse cambiaría, pero, cuando la cabra tira al monte, aunque le pongan patera no hay quien la pare.

  Con él ocurrió lo mismo, no pasó mucho tiempo que al muchacho la casa se le hacía pequeña y salía en busca de nuevas aventuras, era mariposa que se posaba en cualquier flor que encontrara, mientras ella quedaba en casa cosiendo para dar de comer a sus hijos.

  En más de una ocasión, el desaprensivo esposo, paseó por su casa con la amiga del momento, no conocía la dignidad ni el respeto a su mujer. Por mucho que la familia y amigos le aconsejaban que dejara a ese hombre que no le convenía, ella seguía aferrada a su amor por él.

  Así vivió hasta que llegó un momento en el que su amante esposo enfermó de gravedad y, claro, allí estaba ella para recoger los despojos de las amantes. Con amor infinito lo cuidó hasta que mejoró del todo, y del todo significa que este hombre cambió totalmente su actitud hacia aquella abnegada mujer que siempre lo amó.

  Él se convirtió en el marido solícito, cariñoso y servicial con ella como nunca lo había sido. Se hizo el rey de la cocina, colaboraba en las tareas de la casa y, lo más importante, animaba a su esposa a salir al hogar de los mayores mientras que él se quedaba en la casa.

Su cambio fue tan grande que costaba reconocerlo. Así se comportó hasta el fin de sus días donde dio a su esposa todo el amor que ella merecía.  Mary Almenara.

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