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jueves, 15 de agosto de 2013

El delfín jorobado, el ministro codicioso y la multinacional encargada de destruir un paraíso marino


FRANCISCO GONZÁLEZ TEJERA 

En la amenazada inmensidad de la Macaronesia marina, muy cerca de donde el ministro Soria y la desprestigiada empresa Repsol pretenden extraer petróleo, poniendo en peligro la riquísima biodiversidad y el futuro del turismo y las playas de las Islas Canarias, vive un delfín mular (Tursiops truncatus), con un defecto en el desarrollo de su columna vertebral. Lo más interesante de este hermoso mamífero, descubierto por un grupo de biólogos alemanes, es que vive con una familia de Cachalotes (Physeter macrocephalus), que lo han aceptado en su manada sin que se conozcan casos precedentes investigados por la ciencia.

Disfrutando de estas aguas limpias y puras se les ve juntos, tratándose con mucho cariño y respeto, casi como si fueran de la misma especie, siendo habitual ver al delfín siempre junto a una de las crías de este enorme y legendario cetáceo, nadando junto a ella, jugando como si fuera su hermano y vigilando de que ningún depredador le pueda hacer ningún daño.

Este nuevo ejemplo fraternal que la madre naturaleza nos muestra, contrasta con las siniestras intenciones del gobierno español y sus “compadres” y fieles “amigos” de Repsol, donde sin valorar la inmensa vida natural de estas aguas tienen previsto destruir, arrasar por el fondo marino, perforar hasta la saciedad buscando el ansiado oro negro, por supuesto para que cuatro caraduras se llenen los bolsillos a costa de la sagrada armonía natural, violando el hogar de millones de seres vivos, que como esta familia de cetáceos hermanados, llevan cientos de miles de años nadando libres en sus frías aguas.

La falta de respeto de Repsol y el ministro, mal canario, Soria con la Madre Tierra, se hace vigente en cada nueva acción de destrucción que programan, donde no respetan ni a las instituciones canarias que se oponen, ni a la mayoría de nuestra gente que prefieren que este vergel natural se mantenga puro y limpio, sin manchas de petróleo y residuos fecales de políticos codiciosos, con ansias de grandeza y poder desmedido.

Las aguas libres de esta parte del Atlántico peligran y es bueno que el mundo lo sepa, que las personas de buena voluntad nos unamos para evitar este holocausto natural, esta inminente destrucción de un paraíso marino con más de 35 especies de cetáceos, con infinidad de seres vivos únicos que ahora pueden desaparecer para siempre con los seguros escapes, roturas y negligencias, que a pesar de las mentiras en los informes ambientales de esta nefasta empresa y su “colega” el ministro millonario, llenarán de vertidos, de muerte y destrucción lo que ahora es un santuario de vida y esperanza.

El pobre delfín jorobado y sus fieles amigos los cachalotes no imaginan la masacre ecológica que se avecina, que un mar limpio y azul irremisiblemente podrá ser negro y sucio, muerto, abonado con los cuerpos de millones de seres masacrados.



              

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