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domingo, 25 de agosto de 2013

Islandia con niños







    


Puede que no haya paisaje más fascinante en Europa que el de IslandiaRemoto, onírico, auténtico, salvaje, discordante. Profundamente raro, loco. Absolutamente magnético.
Esa atracción la ejerce, sin esfuerzo, sobre adultos y niños, que alucinan -los adultos como niños, los niños como adultos- con los caminos de lava, con los hielos perpetuos, las montañas y las planicies, los glaciares y las cascadas, los géiseres, la desolación, y los miles de caballos (habrá kilómetros donde sólo veremos caballos).
Que Islandia es un país para ir con niñosdan buena cuenta la infinidad de posts (estadounidenses, sobre todo) de madres contando su increíble experiencia.
La nuestra también lo fue. Islandia es un destino que atrapa a toda la familia por igual. Porque lo deslumbrante de su naturaleza, su prodigio, su unicidad, no deja indiferente a nadie.
Aquí no vamos a relatar el viaje pero sí a dar algunos consejos por si sirven de orientacióna quienes se decidan a emprender un viaje a un lugar tan singular.
Empecemos por el Blue Lagoon. Próximo al aeropuerto de Keflavik (puesto que no se aterriza en la capital), es probablemente la mayor atracción turística de la isla. Lo cual no sorprende. Primero porque es un prodigio de la naturaleza, segundo porque está realmente bien montado. Diría sin dudarlo que es un lugar al que hay que ir al menos una vez en la vida. ¿Por qué no hacerlo de niño? No hay peligro alguno para ellos. Los manguitos son gratuitos y además los pequeños no pagan.
Por otra parte, en cada población hay aguas termales. Son el punto y final perfecto del día. Agua caliente. Un poco de conversación con los locales (a quienes sólo conocíamos por Bjork e Indridason, y nada que ver ni con una ni con las novelas del otro), y diversión asegurada para los niños, porque tienen juguetes para compartir así como toboganes. Los precios, más módicos. Recomendamos las instalaciones de Selfoss y Vik, con su playa paradisíaca.

El hielo

Islandia es la isla de hielo y fuego. Y el primero en su aspecto más impresionante fuimos a verlo a Jökulsárlón, el lago del glaciar con sus hielos milenarios y sus icebergs a la deriva. Para adentrarse en él hay dos tipo de barcos, las lanchas y el anfibio.
Las primeras programan excursiones más exhaustivas (y más caras) pero no admiten niños menores de 5 años; las del anfibio son didácticas y los niños de cualquier edad, provistos de chalecos salvavidas (como todo el pasaje) disfrutan metidos en semejante medio de transporte.

El alojamiento

De las diversas opciones nos decidimos por la que nos resulta más cómoda cuando se viaja con niños: el alquiler. Lo hicimos a través de Airbnb. Allí contratamos una cabañacerca de Selfoss, punto de partida para descubrir el sur de la isla. Nos proporcionaroncuna, trona, juguetes y hasta había una cama elástica en el jardín.

El vuelo

No volamos desde Madrid, pero sí con Iceland Air, que es la compañía que ahora ofrecevuelos directos desde España. La experiencia fue muy grata especialmente en laatención a los niños. Al menos en los trayectos cortos sólo hay servicio de bebidas, las comidas son de pago (eche un vistazo a la carta porque no tiene desperdicio con su humor islandés); sin embargo, a los niños les regalaron una caja de  cartón con la que jugar (tenía recortables), que contenía un sándwich caliente, un zumo y una chocolatina. También les dieron auriculares para ver la televisión, con una interesante programación infantil donde no podía faltar Lazy Town.

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