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viernes, 25 de enero de 2019

Juan Duyos: “Hasta las ‘tops’ tienen complejos”

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Debutó en la pasarela Cibeles a los 29 años, “al filo de poder ser llamado joven promesa”, y va a cumplir los 50 convertido casi en el decano de la Mercedes Benz Madrid Fashion Week —nuevo nombre del certamen— en una bonita metáfora del a la vez prosáico y cursi devenir de los acontecimientos en su gremio.

 Y de su capacidad de supervivencia. Hablamos en su estudio, una sala forrada de espejos donde se miró en su día la reina Letizia probándose el modelazo con mantones de Manila que le hizo a medida el entrevistado. De los percheros cuelgan delicados vestidos de fiesta que se prueban estas semanas algunas actrices postineras por si deciden, o no, ponérselos para los Goya. El viernes presenta colección en Madrid. Si tiene nervios, se los come con envidiable disimulo. O igual es oficio.
Es un veterano. ¿Como se pasa de junior a senior en su oficio?
No te das ni cuenta. Es un instante, pero si notas el respeto de tus compañeros, de las marcas y del público. Y eso mola.
¿Y no tiene celos de las nuevas estrellas, como Palomo Spain?
Sí, pero celos sanos. También te digo que no quisiera pasar otra vez por eso. Ya estuve ahí. Todos te quieren, todos te adulan. Pero en tres o cuatro años pueden pasar al siguiente. Los hypes son necesarios. La moda necesita gente joven haciendo cosas molonas. Y luego hay gente que es necesaria siempre, como Rossy de Palma.
Creo que estuvo a punto de morir de éxito y decidió parar.
Sí. Tuve varias hostias gordas, sentimentales y laborales, y decidí virar. Hasta 2008 yo vendía muchísimo, pero llegué a odiar mi trabajo. Somos diseñadors metidos a empresarios y no me gustaba eso. Somaticé. Me quitaron hasta la vesícula. Yo me he hecho un mindfullness myself, sin psicólogos que valgan. Ahora vendo menos, pero estoy más pendiente de lo que quiero, de lo que me gusta, de disfrutar del momento. ahora me encanta mi vida, como a Ylenia, de Gran Hermano. Pierdes miedo y ganas confianza.
¿Hay tontería en su gremio?

Muchísima. Donde más. Y aún más entre la prensa de moda.
Ahí, ahí: haciendo amigos
.Bueno, todo el mundo sabe que hay periodistas de moda que creen que por llevar un bolso o vestir de determinada forma se es mejor, el último huevo del picnic, que dice mi amiga peruana. Y eso para mí es una idiotez enorme.
¿Qué le parece la eclosión de las 'influencers', y sus ínfulas?
Tenía que pasar. Ya nada es lo mismo. Y no lo digo con pena. La gente sabe más de moda y eso está bien. Sí echo de menos de alguna manera esa expectación, esa espera, ese misterio que suscitaba un desfile. Pero yo ni tengo redes sociales. No es mi negocio. Cuando he vestido a alguna megainfluencer de esas de millones de seguidores, he recibido cientos de llamadas, pero nadie me ha comprado nada. Lo que se vende y se agota es una falda de Inditex, lo nuestro es otra historia.
¿Sus clientas no son víctimas de la moda?
A mis clientas se la suda el logotipo. Yo hago moda lenta. Es gente que quiere tener ropa buena, y eso es lo que de verdad es saber de moda. Pueden esperar tres meses por un abrigo. Lo otro no es malo, pero yo no sé si podría hacerlo. Ya lo dijo Arzak. No puedes comer todos los días en su restaurante, también puedes darte un atracón de Ruffles. Esto es igual. Puedes comprarte un vestido mío y 27 cosas de usar y tirar. No es incompatible.
Son famososo sus vestidos de novia. ¿Cuánto le duran casadas?
Jaja, hay de todo. Lo gracioso es que unas me llaman para decirme que se divorcian, y otras para decirme que cumplen su décimo aniversario. Hay un variadito. Es casi el único vestido personal e intransferible, y a mí me viene fenomanal, porque si no, no vendo.
Le hizo un vestido a una actriz para los Goya, esta le puso los cuernos con el de otro diseñador, y se enteró por la tele. ¿Cómo se quedó?
Muerto. Los Goya son la única alfombra roja que tenemos en España y da mucha rabia verlas casi siempre vestidas de diseñadores guiris, cuando ellas tanto defienden el cine español.
Después de 20 años probándonos trapos, dice que ha aprendido por fin a escuchar a las mujeres. ¿Qué queremos?
Jaja, os escuchaba, pero de otro modo. Yo también estaba a lo mio, a ligar y esas cosas. Pero esta sala tiene mucho de templo. Aquí todas bajan la guardia, y yo también. Aquí me cuentan de todo. Y todas quereis estar guapas. Las tímidas, las lanzadas, las guapas, las feas, las gordas, las flacas, las jóvenes, las mayores. Todas.
¿Y con los mismos complejos?
Cada una con los suyos. Pero todas tenéis complejos. Hasta las top. Que si el culo que si el pecho que si la cadera que si el tobillo, que si el brazo. Ser humano es estar hecho de inseguridad. Y si no tienes ninguna estás para que te encierren. Me muevo entre mujeres, y eso es feroz. Ahora, te digo que me gustan las complicadas. Son las que me dejan pensando.
¿O sea que lo suyo es satisfacer a mujeres difíciles?
Jaja. Sí, ese es mi gran placer. Ponlo.
fuente:  https://elpais.com/elpais/2019/01/18/estilo/1547813257_445911.html

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