La Comisión Europea ha dado un paso más en la lucha contra las grasas trans por la salvaguardia de la salud. En dicho documento recomiendan a los países miembros limitar estas sustancias que pueden incrementar el riesgo de padecer enfermedad cardiaca, es decir, la patología que supone la primera causa de muerte en Europa, responsable del fallecimiento de hasta 660.000 personas al año.
Este organismo europeo ha tardado cuatro años en presentar el informe, desde que lo requirieron diferentes organizaciones y sociedades científicas europeas. En concreto, La Fundación Española del Corazón (FEC) recordó hace unos meses que en 2011 y a través de la EuropeanHeart Network se solicitó a la Comisión Europea una regulación en este sentido, ya que aún no se ha establecido un marco legal sobre el asunto alimentario de las grasas trans.
Estados Unidos camina por delante de Europa al respecto porque el pasado mes de junio la Agencia Norteamericana del Medicamento (FDA, en sus siglas en inglés) prohibió el uso de las grasas trans al considerar esta sustancia como una amenaza para la salud pública. La medida se aplicará de forma progresiva durante los próximos tres años.
La única directiva que existe en Europa sobre este tema es la que limita la cantidad de ácidos grasos trans en preparados para lactantes y de continuación, no pudiendo superar el 3% de contenido graso total. Sin embargo, sólo los países de Dinamarca, Austria, Suiza e Islandia han establecido un marco legal que obliga a la industria a limitar la cantidad de grasa trans utilizada en productos alimentarios, no pudiendo superar el 2%.
Salvo estas excepciones, no existe ninguna otra regulación europea vigente, ni siquiera la obligatoriedad de mostrar en el etiquetado del producto la cantidad de grasas trans que contiene el mismo, y es que éstas quedan integradas dentro del porcentaje de grasas saturadas.
En el caso de España, una de las medidas más significativas relacionadas con este problema fue la aprobada por el Congreso de los Diputados en 2011, para combatir concretamente el sobrepeso y la obesidad infantil. Se trata de la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición que prohibió las máquinas expendedoras de bollería industrial y determinados productos azucarados en los colegios españoles.
fuente :http://consalud.es/
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