La Reserva Mundial de la Biosfera La Palma se somete a la revisión que cada década realiza la Unesco a los territorios que cuentan con esta declaración, para evaluar si son o no merecedores de mantener esta distinción. La Asamblea General del Consorcio Insular de la Reserva aprobó el informe que, tras la fase de información pública en que se encuentra ahora, irá en septiembre al comité Hombre y Biosfera (MaB) de España, que tras su evaluación, lo remitirá a la Unesco, que tiene la potestad de autorizar o no la Reserva durante otros diez años más.
Es el primer examen al que se somete la Reserva palmera por parte de la Unesco, que obtuvo esta declaración en el año 2002. El gerente de este organismo,Antonio San Blas, destacó el importante grado de conservación de la Isla y aseguró que “no va a haber problemas para que la Reserva renueve por diez años más la declaración”. Lo cierto es que en la evaluación que realizó el Ministerio de Medio Ambiente a las reservas españolas en el año 2010, La Palma quedó en primer lugar, un dato que es muy relevante en este nuevo proceso.
La Reserva de la Biosfera La Palma destaca como puntera, entre otras cosas, en su gestión adaptativa, llevando un modelo de gestión que, como reconoció San Blas, “se está copiando en otros sitios”. De hecho, el Consorcio cuenta con un sistema de apoyo a la gestión científico y técnico muy potente. “Tenemos seis comisiones tecnicas, en las que participan 108 científicos externos de forma altruista, aportando su conocimiento y experiencia”, explicó el gerente.
San Blas destacó que pese al alto grado de conservación, existen algunos problemas. El informe recoge que, “vista la protección legal para La Palma, podemos decir, en cuanto a los hábitats respecto a su situación de hace 20 o 30 años, que el ecosistema de los bosques se podría calificar de excelente, el de la zona litoral como bueno, el ecosistema marino, costero y agrícola como medio, y, en general, todos los ecosistemas con una calificación buena”.
En lo que se refiere a los impactos sobre la naturaleza, concretan que en el medio terrestre predominan los que son derivados de las especies exóticas invasoras, la pérdida de hábitat a causa de la construcción de infraestructuras, agricultura y silvicultura; o los grandes incendios forestales, algo reciente pero que parece ir en aumento teniendo en cuenta los episodios vividos en los últimos años”. Mientras que en el medio marino, “la sobrepesca o la contaminación se posicionan como los impactos negativos más notorios”.
San Blas señaló también que la Reserva ha detectado una serie de binomios que hay que mejorar, como los formados entre el agua y la energía o la población y residuos. “Son problemas generalizados, que se dan en todos los lugares”, concluyó.
fuente : http://lapalma.diariodeavisos.com
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