La Villa de Moya acoge este sábado las XXIV Jornadas Micológicas de Gran Canaria, con diferentes ponencias sobre las setas comestibles y tóxicas que se encuentran en los montes de la isla, además de recomendaciones para su identificación y recolección con garantías de salubridad. Se trata de una práctica en expansión en nuestra isla, donde llegado el otoño y la época de precipitaciones, cada vez más personas se aventuran a la búsqueda de hongos, misión para la que resulta fundamental contar con ciertos conocimientos previos que se ofrecerán en este evento. Unas jornadas organizadas desde el año 1988 por la Sociedad Micológica de Gran Canaria y, en esta ocasión, en colaboración con el Ayuntamiento norteño, que tendrán lugar en la Casa de la Cultura, de 17.30 a 19.15 horas.
Por su parte, el presidente de la Sociedad Micológica de Gran Canaria, Vicente Escobio, explicó que en nuestra isla existen unas cuarenta especies de setas comestibles, entre las que se encuentran níscaros, champiñones, rebozuelos, amanitas o diferentes tipos de boletus; y unas veinticinco especies tóxicas, de las que se han identificado ocho que pueden llegar a ser mortales. “Se trata de especies muy similares a las que se recolectan en Europa y resulta muy raro encontrar venenosas y que a las personas les dé por comérselas”, aseguró Escobio, quien añadió que “en el caso de las tóxicas, como mal más grave se producen trastornos digestivos ligeros y poco más”.
Sin embargo, explicó Vicente Escobio, en micología no existen normas para diferenciar las setas que son aptas para el consumo humano de las que no, ya que “la única manera fiable es estudiándolas y conociéndolas, buscando en los libros, haciendo cursos, iniciarse con personas que ya tengan conocimientos y tener cuidado, no es conveniente guiarse por tal color o tal forma”. Si bien en Canarias, pese a que la orografía y el clima hacen posible que se desarrollen tanto especies propias de zonas atlánticas como mediterráneas y que la recolección es cada vez más frecuente, “hace veinticinco años nadie comía ni conocía las setas, no se valoraban como producto comestible” concluyó el presidente de la Sociedad Micológica, quien invita a asistir a las jornadas del sábado en la Villa de Moya.
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