Opinión
Está claro que Donal Trump, el rubio ultra liberal americano con añoranza de convertirse en el pistolero más rápido del salvaje oeste, no se para ante nada ni nadie y ahora encima se le ha unido un millonario sud africano blanco, con cara de coreano transgénico, que no se destaca precisamente por su humildad, ni formación humanística.
Esta diabólica unión entre personajes que parecen sacados de una película de terror, ha agarrado al mundo con el paso cambiado, y todo indica que va camino de convertirse en un auténtico calvario y dolor permanente de cabeza para el resto del mundo, que por lo pronto permanece expectante y si creer lo que les viene encima
Desde su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump ha intensificado su retórica proteccionista, amenazando con imponer aranceles a países que no fabriquen sus productos en los Estados Unidos.
Esta política ha generado una gran controversia y preocupación a nivel mundial.
Trump ha anunciado aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, un 20 % para Europa y un 10% adicional a los productos chinos.
En clara referencia a México según el presidente “pistolero rubio” de aldea del salvaje oeste del siglo XXI, estas medidas son necesarias para combatir el tráfico de drogas y la inmigración ilegal; así como para proteger la economía estadounidense.
Sin embargo, estas acciones han desatado una tormenta de críticas y represalias por parte de los países afectados.
La Unión Europea, por ejemplo, ha respondido con firmeza, aunque solo de boquilla y con el rabo más bien metido entre las patas, advirtiendo que tomará represalias contra industrias emblemáticas estadounidenses, si los aranceles definitivamente entran en vigor.
Además, México y Canadá han tomado ya medidas para complacer a su vecino del norte, enviando militares a la frontera común para frenar el tráfico de drogas.
La guerra de aranceles de Trump va más allá del comercio y de un noble pensamiento a favor del pueblo llano americano, quienes también van a sufrir a corto plazo los daños colaterales de esta estúpida guerra arancelaria.
Con sus acciones se ha cargado, décadas de ortodoxia del libre comercio y ha generado incertidumbre en la economía global y todo con “rotularazo” de tinta negra, nunca mejor dicho, porque para firmar sus famosos y televisivas firmas de decretos, utiliza varios rotuladores negros de punta fina, que luego regala a modo de “ hortera gracia americana” a los periodistas asistentes, como si del premio sacado de una piñata se tratara.
¡Ay pardillo rubio! No te das cuenta que tus aranceles no solo afectaran a los adversarios estratégicos de Estados Unidos, como China, sino también a aliados de larga data, como Canadá y México o Europa.
En resumen, queda meridianamente claro que, la política arancelaria de Donald Trump ha generado una gran controversia y preocupación a nivel mundial.
Mientras algunos países buscan llegar a acuerdos para evitar los aranceles, otros se preparan para tomar represalias.
Pero lo que me da por pensar, (Claro que yo no soy más que un “mauro” viejo lobo de mar y de Telde), que como en las películas del salvaje oeste americano, el pistolero malo, que presume de desenfundar su Colt 45 largo a la velocidad del rayo y hacer temblar a toda la aldea, podría acarrear consecuencias significativas para la economía de su propio país o no tan propio, pues éste al fin y al cabo es territorio conquistado.
No podemos olvidar que el mismo fue arrebatado por la fuerza a los oriundos indios americanos, hasta que no dejó más que un puñado de ellos y los “enjauló” en unas reservas, condenados a extinguirse del todo, cosa muy distinta, por ejemplo, a lo que hicimos lo españoles allá donde íbamos , que nos mezclábamos con los oriundos generando así un nuevo pueblo.
Aunque el pistolero Rubio Trump, acompañado de su fiel servidor el sud africano con cara de coreano transgénico Eliot Musk, estén convencidos e intenten convencer al pueblo llano americano, que su política de aranceles a la importación propuesta tiene como objetivo equilibrar la balanza comercial de Estados Unidos, obtener ingresos fiscales y utilizar los aranceles como instrumento de presión o negociación frente a terceros países. Lo cierto es que la única verdad, en este campo de la economía global, está todo inventado y esta política puede tener varias consecuencias negativas para la estadounidense.
A saber:
1. Aumento de los precios y la inflación
Por ejemplo, la imposición de aranceles eleva el coste de los bienes importados, lo cual hace que aumente el nivel general de precios.
Según un informe de Morgan Stanley Research, si Estados Unidos impusiera tarifas del 60% a las importaciones chinas y aranceles generales del 10% a todas las demás importaciones, la inflación podría dispararse en torno al 0,9%.
Este aumento de precios afectaría negativamente el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses de a pie.
2. Reducción del crecimiento económico
Aunque parezca que, en un principio y a corto plazo, los aranceles pueden traer cierto alivio a las ramas de producción y a los trabajadores que compiten directamente con las importaciones afectadas, lo cierto es que, en términos generales, son contractivos y reducen el producto, la inversión y el empleo en el conjunto de la economía.
La incertidumbre sobre la implementación de los aranceles y las posibles represalias de otros países, que no se van a quedar de brazos cruzados ante el agresivo pistolero matón (Donal Trump) también le va a afectar negativamente el crecimiento económico de USA largo plazo.
Algo parecido lo intentó en el pasado Henrry Ford con la fabricación de sus coches al acabar la Segunda Guerra Mundial y lo que consiguió fue que a medio plazo, Europa despertara y se pusiera a fabricar automóviles a todo tren, convirtiéndose en una potencia mundial en la fabricación de motores de todo tipo, logrando que el multimillonario Henry Ford , terminara metiéndose por su americano y blanco ano, la producción de sus factorías de automóviles y resto de maquinaria industrial.
3. Impacto en las cadenas de suministro y las divisas
Los aranceles también impactan significativamente en los mercados de divisas, resultando a menudo en un fortalecimiento del dólar estadounidense.
Esto puede afectar negativamente a las exportaciones, ya que los productos se vuelven más caros para los compradores extranjeros.
Además, las cadenas de suministro globales pueden verse interrumpidas, lo que afectaría a las empresas que dependen de componentes importados para sus productos finales.
4. Posibles guerras comerciales
La imposición de aranceles puede inducir a los socios comerciales a imponer aranceles como represalia y desencadenar guerras comerciales mutuamente destructivas.
Estas guerras comerciales pueden llevar a una contracción del comercio y el crecimiento mundial, afectando negativamente a la economía estadounidense y a sus socios comerciales.
5. Efectos en sectores específicos
Los sectores que actualmente lideran las exportaciones estadounidenses, como los productos farmacéuticos y los vehículos de motor, pueden verse especialmente afectados por los aranceles.
De la vergonzosa actitud de Donal Trump evidenciada recientemente, por TV ante el problema ucraniano, tras la visita que le hiciera Zelenki para firmar un tratado de la explotación de las tierras raras en Ucrania y donde el “pistolero rubio” se posicionó claramente a favor de la tesis del otro dictador y sanguinario Putin, intentando ridiculizar ante el mundo al presidente Ucraniano, por importante y significativa, no la voy a tratar hoy en este artículo, pues la considero merecedora de otro aparte y en exclusiva sobre el tema.
La incertidumbre sobre la implementación de los aranceles y las posibles represalias de otros países también pueden afectar negativamente a estos sectores.
En resumen, aunque la política de aranceles a la importación promovida por el pistolero moderno Donald Trump, parece tener en principio el objetivo de proteger la economía estadounidense, puede tener varias consecuencias negativas, como el aumento de los precios y la inflación, la reducción del crecimiento económico, el impacto en las cadenas de suministro y las divisas, las posibles guerras comerciales y los efectos en sectores específicos.
Es importante considerar estos posibles efectos antes de implementar una política arancelaria de este tipo, pero dos egocentrismos como Tump o Musk, no se pararán ante las evidencias y como decimos por estas tierras canarias …. “De ese tabaco me lo picas bien finito, que lo quiero para la cahimba nueva, porque que se te ve la perica Donal y para una talla rajada no falta un vaso sin asa”.
¡Qué cosas!
Fdo. Julio César González Padrón
Marino Mercante y escritor
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