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Julio C. González Padrón |
(Por Julio C. González Padrón)
A mi particularmente, claro que no soy más que un humilde “mauro” de Telde, me resulta imposible mirar hacia otro lado, cuando hablamos de los menores extranjeros no acompañados (conocidos como "menas"), los cuales llegan a nuestras costas y fronteras, especialmente a Canarias.
No se trata solo de estadísticas o informes; se trata de historias humanas reales de niños y jóvenes que, han tenido que abandonar todo lo que conocen en busca de algo tan básico como es la dignidad y una oportunidad de futuro. Sin embargo, “el sistema” parece haber olvidado algo esencial: su condición “de niños”, con sueños y esperanzas como todos los menores, los cuales de ninguna manera deben quedar atrapados en el olvido, ni enredados en la burocracia.
La realidad en Canarias es un reflejo de nuestra falta de compromiso colectivo como nación. Esta comunidad autónoma, aunque rica en cultura y solidaridad, está desbordada por la carga que le supone el tener que atender a estos menores, sin el apoyo necesario de otras regiones de España.
El reparto equitativo y las soluciones conjuntas que alguna vez se pactaron, tristemente no se están cumpliendo. Hay comunidades autónomas que miran hacia otro lado, dejando a Canarias sola frente a una situación que, debería concernirnos a todos. Es urgente recordar que la solidaridad no es negociable; es una responsabilidad compartida y los españoles de siempre nos hemos destacado por esa gran virtud humana y real.
Pues España como país, sabe bien lo que significa emigrar. Lo llevamos inscrito en nuestra Historia, en las vidas de nuestros abuelos y bisabuelos que, también un día se vieron forzados por las circunstancias y dejaron su hogar en busca de una vida digna en pleno siglo XIX y XX.
Ellos también se enfrentaron al rechazo, al miedo, al otro y la indiferencia. Hoy, la Historia nos coloca del otro lado del problema, y por lo tanto, es nuestro deber no repetir los errores del pasado. Estos niños no son una carga; son una oportunidad para mostrar al mundo, quiénes somos realmente como sociedad. ¿Seremos un país capaz de acoger, de tender la mano y de ofrecer un futuro a estos niños, o nos quedaremos atrapados en la insolidaridad y el egoísmo?
Es hora de actuar, de exigir que el “pacto de reparto” se cumpla, y que cada Comunidad Autónoma, asuma su parte de responsabilidad.
Porque un niño sin apoyo y sin oportunidades es un fracaso, pero no solo de Canarias, sino de toda España. Cada uno de estos menores tiene el potencial de contribuir, de soñar y de construir. Darles la espalda sería perder nuestra humanidad y olvidar nuestro propio pasado reciente.
El impacto de los menores extranjeros no acompañados (conocidos como "menas") en la sociedad es un tema complejo y multifacético. Y como prueba de lo que afirmo, a continuación, te detallo algunos aspectos clave, siempre desde el humilde punto de vista de un “maúro” de Telde cansado de ver mundo, distintas culturas y sociedades, pero todas bajo el paragua común que nos iguala y es el de ser humanos, independiente del color de la piel, raza, credo o religión que profese.
No te confundas amigo, no soy, ni por asomo uno de esos irresponsables “progres buenos, buenísimos”, pero tengo mucho mundo y mucha mar vista por la proa de mi barco, para que hoy, con 73 años en el lomo, convertido ya en un “viejo lobo de mar” jubilado, y vivir lo que he vivido, no me atreva a hablar con el corazón en la mano y el convencimiento de los que creen en “la libertad de los condenados”
No cabe duda que, la llegada de estos menores, plantea retos para los sistemas de acogida, y muy especialmente en comunidades como la canaria, que no enfrentamos una presión significativa, debido a la falta de recursos propios y apoyos de otras regiones, y esto puede generar tensiones sociales y percepciones negativas hacia estos jóvenes.
En algunos sectores de la sociedad, los "menas" son objeto de estigmatización, siendo injustamente asociados con problemas de seguridad o delincuencia. Esto dificulta su integración y perpetúa barreras sociales que limitan sus oportunidades de desarrollo.
Pero a pesar de los desafíos, estos menores tienen un enorme potencial para contribuir a la sociedad. Con el apoyo adecuado, pueden integrarse plenamente, aportar diversidad cultural y convertirse en ciudadanos activos y productivos para día de mañana.
No podemos obviar que estos jóvenes han vivido experiencias traumáticas en sus países de origen y durante su viaje migratorio. Esto subraya la importancia que tienen el brindarles apoyo psicológico y emocional para ayudarles a superar estas dificultades y construir un futuro mejor.
La situación de los "menas" pone de manifiesto la necesidad de una mayor solidaridad y cooperación entre las comunidades autónomas y el gobierno central. Un enfoque equitativo y coordinado es esencial para garantizar que estos menores reciban la atención y el apoyo que merecen.
Detrás de esta llegada de “los menas” o menores extranjeros no acompañados a España, existen raíces profundas en factores sociales, económicos y políticos que, afectan a sus países de origen.
Estos menores, en su mayoría provenientes de países del norte y oeste de África, como Marruecos, Senegal, Gambia y Argelia, huyen de situaciones de pobreza extrema, conflictos armados, inestabilidad política o falta de oportunidades; por lo que, buscan un futuro mejor, a menudo enfrentándose a peligrosas travesías marítimas o terrestres para llegar a Europa, como hicieron nuestros abuelos cuando huían a Venezuela, en aquellas pequeñas embarcaciones, que en muchos casos, nunca alcanzaron su destino.
En España, el fenómeno ha ido en aumento en los últimos años. Por ejemplo, en 2023 se registró un incremento significativo en la llegada de estos menores, con más de 12.000 bajo la tutela de los servicios de protección.
La mayoría de ellos son varones, y un porcentaje menor son niñas. Este flujo migratorio ha generado desafíos para los sistemas de acogida, especialmente en comunidades como Canarias, que se encuentran desbordadas por la falta de recursos y apoyo interregional.
Además, la integración de estos menores en la sociedad española se enfrenta a obstáculos como el idioma, el desarraigo familiar y los prejuicios sociales. Sin embargo, también representan una oportunidad para enriquecer la diversidad cultural y contribuir al desarrollo social si se les brinda el apoyo adecuado.
En España, existen diversos programas y esfuerzos para la integración de menores extranjeros no acompañados (menas). Aquí te detallo algunos ejemplos destacados:
Comunidades como Madrid, han ampliado centros como La Cantueña, donde se ofrecen itinerarios personalizados para que los menores puedan formarse en áreas como mecánica o peluquería.
Organizaciones como Accem trabajan en la sensibilización y capacitación, promoviendo el acogimiento familiar como una alternativa para la inclusión y el bienestar de estos menores.
El Protocolo Marco para Menores Extranjeros no Acompañados, establece pautas para garantizar la protección y los derechos de estos menores, abordando temas como la prevención de la trata de personas.
Algunos programas buscan facilitar la transición a la vida adulta, ayudando a los jóvenes ex tutelados a obtener permisos de residencia y trabajo; así como, formación para acceder al mercado laboral.
Estos esfuerzos son fundamentales para garantizar que estos menores tengan una oportunidad real de integrarse y prosperar en la sociedad española.
También hay que anotar, y de ello nos tenemos que sentir orgullosos como pueblo que, la integración de menores extranjeros no acompañados (menas) en España, ha tenido ya algunos ejemplos exitosos que destacan por su impacto positivo, como pudieran ser y por citar algunos ejemplos, los programas educativos y de formación profesional. En comunidades como Madrid, se han implementado centros de formación, donde los menores pueden aprender habilidades prácticas como, mecánica, peluquería y hostelería. Esto les permite acceder al mercado laboral y construir un futuro estable.
También Algunas organizaciones, como Accem, han promovido el acogimiento familiar como una alternativa al sistema de centros. Este enfoque facilita una integración más personalizada y emocionalmente enriquecedora para los menores.
En Cataluña, se han desarrollado iniciativas que involucran a los menores en actividades culturales y deportivas, fomentando su participación activa en la comunidad y reduciendo el estigma social.
En Andalucía, se han implementado programas específicos para atender las necesidades emocionales de estos menores, ayudándoles a superar traumas y adaptarse a su nueva realidad.
Estos ejemplos muestran que, con el enfoque adecuado, es posible transformar la vida de estos niños y jóvenes para convertirlos en miembros activos y valiosos de la sociedad.
A veces nos preguntamos… ¿Cómo se comportan con otros países?
Yo me he preocupado en informarme al respecto, y he llegado a la conclusión de que, la integración de menores extranjeros no acompañados (menas) varía significativamente entre países, dependiendo de sus políticas migratorias, recursos disponibles y enfoques culturales.
Por ejemplo; así como en España, los programas se centran en la protección infantil y la integración social, con iniciativas como centros de formación profesional y acogimiento familiar. Sin embargo, el sistema enfrenta desafíos debido a la falta de recursos y la desigual distribución de responsabilidades entre comunidades autónomas. En Suecia, por ejemplo, se destaca su enfoque progresista hacia los menores no acompañados. Suecia ofrece un sistema de acogida integral que, incluye educación gratuita, apoyo psicológico y programas de integración comunitaria. Sin embargo, también enfrenta críticas por la lentitud en los procesos de asilo.
Por su parte en el Reino Unido, los menores no acompañados suelen ser tratados como solicitantes de asilo. Aunque existen programas de apoyo, como el acceso a la educación y la vivienda, el sistema ha sido criticado por su enfoque restrictivo y por las largas esperas en los trámites legales.
En Alemania se ha implementado políticas de integración que incluyen formación profesional y programas de empleo para jóvenes migrantes. Sin embargo, la capacidad de acogida varía entre regiones, y algunos estados enfrentan dificultades para atender la creciente demanda.
Como pueden ver cada país tiene sus fortalezas y debilidades en la integración de estos menores, pero en España, aunque nos enfrentamos a retos difíciles, tenemos un enfoque que busca equilibrar la protección y la inclusión social. Y es que… ¡Somos los mejores! Aprende Donal Trump y trágate tu odio y xenofobia, para todo aquel que no sea rubio, anglosajón y americano, porque muy pronto te has olvidado que tus abuelos también fueron emigrantes en una tierra que, los acogió y les dio una oportunidad, aunque si bien es cierto que después te tuvieron a ti, y… “les jodiste el invento”. Pues, como decimos en nuestras sabias y ricas expresiones del léxico canario… “No hay muladar sin pulgas, ni linaje sin putas”
¡Qué cosas!
Fdo. Julio César González Padrón
Marino mercante y escritor
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