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martes, 25 de marzo de 2025

EUROPA Y CHINA

Julio César González Padrón


ANTE EL NUEVO PANORAMA EN EUROPA, PROPICIADO POR LAS POLÍTICAS PROTECCIONISTAS DE DONAL TRAUMP, ¿DEBERIAMOS MIRAR CON MAS CARIÑO A CHINA?

Durante esta administración de Donald Trump, Estados Unidos ha adoptado una política comercial marcadamente proteccionista. Trump implementó aranceles sobre productos claves, como el acero y el aluminio, argumentando la necesidad de proteger su industria nacional y reducir el déficit comercial. 

Estas medidas afectaron no solo a China, sino también a aliados tradicionales como la Unión Europea, generando tensiones en las relaciones transatlánticas.

La respuesta inmediata de la UE y como de represalia sobre productos estadounidenses, fue la de “pagarle con la misma moneda” ósea, imponiéndole también aranceles al coloso americano, lo que ha intensificado las fricciones comerciales. 

Este distanciamiento ha llevado a Europa a reconsiderar su dependencia de Estados Unidos como socio comercial principal y a explorar nuevas alianzas estratégicas, entre ellas con China. 

Este nuevo contexto ha marcado un punto de inflexión en las dinámicas económicas globales, empujando a la UE a diversificar sus relaciones comerciales.

Si algo está meridianamente claro y fuera de toda duda es que, China ha emergido como un pilar fundamental en la economía global gracias a su capacidad de inversión, su mercado interno masivo y su liderazgo en sectores estratégicos; como la tecnología y las energías renovables, u iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative) que, ha sido un vehículo clave para fortalecer su influencia global, invirtiendo en infraestructura y conectividad en Asia, África y Europa.

En el contexto europeo, China ha mostrado un interés creciente en consolidar lazos económicos; los ejemplos más recientes incluyen:

Acuerdo de Protección de Indicaciones Geográficas (2021): este acuerdo protege productos emblemáticos europeos en China, como el queso Roquefort y el vino Champagne, y productos chinos en Europa.

Acuerdo Integral de Inversiones (CAI): aunque aún no ha sido ratificado aun, este acuerdo busca garantizar un acceso más equitativo al mercado chino para las empresas europeas y viceversa.

Como ventajas de este acercamiento entre Europa y China yo destacaría:

Un claro Acceso a un mercado enorme, pues China con su población de más de 1.400 millones, representa una oportunidad significativa para las exportaciones europeas, especialmente en sectores como el lujo, la automoción y la tecnología; sin dejar atrás las inversiones en infraestructuras ya que, China ha demostrado interés en financiar proyectos de infraestructura en Europa, como pudieran ser  puertos y redes ferroviarias; lo que, podría beneficiar la conectividad y el comercio junto a la colaboración en innovación, la cooperación en áreas,  inteligencia artificial, energías renovables y tecnologías verdes que  podrían impulsar el desarrollo mutuo.

Estos llamémosle “acercamientos” presentan en principio unos desafíos, aunque    para que no vamos a engañar, también   podrían ser que, las diferencias en valores y sistemas políticos puedan complicar las negociaciones y la implementación de acuerdos; así como, preocupaciones sobre la dependencia económica, ya que un aumento en las inversiones chinas, podrían generar inquietudes sobre la influencia de China en sectores estratégicos europeos.  y que la relación con los asiáticos podría tensar aún más las relaciones de Europa con Estados Unidos, y muy especialmente en temas de seguridad y tecnología, amén que esto nos acarree que, “el pistolero rubio americano” Donal Trump, se cabree más aún y arme la de “Dios es Cristo” en Europa, y decida desenfundar su Colt 45 largo, que le regaló su amigo y asesor económico, “el figura sudafricano, con cara de coreano transgénico”, Elon Musk.

Es posible, aunque no es un camino fácil, que Europa que posee el potencial de adoptar un enfoque estratégico y pragmático para equilibrar sus relaciones tanto con Estados Unidos como con China, lo utilice y aquí te detallo algunos puntos clave que explican cómo, desde el punto de vista de un “maúro” de Telde podrían hacerlo:

Europa puede diversificar sus relaciones comerciales y políticas, fortaleciendo su autonomía estratégica. Esto le permitiría mantener alianzas con Estados Unidos en áreas clave, como la seguridad y la defensa, mientras expande sus lazos económicos y comerciales con China en sectores mutuamente beneficiosos sin que el “pistolero rubio americano” se nos caliente demasiado.

También La Unión Europea podría posicionarse como un mediador global al promover valores fundamentales; como los Derechos Humanos, la sostenibilidad y la transparencia. Este enfoque garantizaría que, al relacionarse con China, se respeten sus estándares regulatorios sin comprometer sus principios.

No pasaría nada porque Europa intente trabajar simultáneamente con Estados Unidos y China en desafíos globales como el cambio climático, la innovación tecnológica y la seguridad alimentaria.  Pues estas áreas de cooperación pueden servir como puentes que ayuden a equilibrar las relaciones, en lugar de inclinarse completamente hacia una potencia u otra. 

En otras palabras, Europa podría priorizar su autonomía estratégica, reduciendo dependencias y actuando con mayor flexibilidad, en función de sus propios intereses.

Pero a pesar de estas estrategias, el equilibrio no está ni mucho menos exento de riesgos; ya que, podría haber tensiones con Trump el rubio, si éste llegara a percibir que Europa se acerca demasiado a China; así como retos internos en la UE para alinear las prioridades de sus Estados miembros.

Por ello es primordial que, la relación con China deba gestionarse cuidadosamente y con precisión de bisturí, para evitar dependencias económicas o comprometer valores fundamentales.

En resumen, con una estrategia bien definida, Europa tiene la capacidad de equilibrar estas relaciones, posicionándose como un actor clave y sin complejos de inferioridad en el escenario global y buscando su propio camino en un mundo cada vez más multipolar. Como diría mi amigo y colega marino Andrés Glez. “el facha”, Alias el metralleta”, eso hay que hacerlo ¡Con dos cojones!... Y a golpe de mar pecho sereno”.

Las perspectivas futuras de las relaciones comerciales entre la Unión Europea (UE) y China, parecen ya estar marcadas por una mezcla de cooperación y competencia, le guste al “pistolero rubio americano” o no le guste.

 Por un lado, ambas partes reconocen la importancia de trabajar juntas en áreas como el cambio climático, la seguridad global y la innovación tecnológica, pero, por otro lado, la UE también ve a China como un competidor y rival sistémico, especialmente en términos de políticas económicas y comerciales. ¡Nunca llueve a gusto de todos!

 Lo cierto es que recientemente, China ha reafirmado su interés en mantener relaciones comerciales estables con la UE, destacando oportunidades para empresas europeas como Airbus, para invertir en China y profundizar la cooperación industrial. 

Además, líderes europeos, como el presidente del Gobierno español Pedro Sánchez, que, aunque sea solo por una vez, parece que ha hecho algo coherente, han mostrado interés en fortalecer los lazos comerciales con China, promoviendo inversiones y acuerdos bilaterales.

Sin embargo, la relación también se enfrenta desafíos, como el déficit comercial entre la UE y China, las preocupaciones sobre los Derechos Humanos y la influencia política de China en el ámbito internacional.

 A medida que la UE busca equilibrar su relación con China, es probable que adopte un enfoque estratégico que combine cooperación en áreas claves, con medidas para proteger su seguridad económica y garantizar condiciones de competencia equitativas, pues las relaciones comerciales entre la Unión Europea (UE) y China se enfrentaran varios desafíos como:

La desigualdad en el comercio: actualmente existe un déficit comercial significativo entre la UE y China, lo que genera preocupaciones sobre la equidad en las relaciones comerciales. Lo cierto es que la UE importa mucho más de lo que exporta a China, lo que afecta su balanza comercial.

 Si, eso de “los Derechos Humanos”, que Donal Trump no sabe o no quiere saber lo que es, ni el importa un carajo, pero que para Europa y los europeos es sumamente importante.  Las tensiones relacionadas con este asunto, como la situación en Xinjiang y Hong Kong, terminaran complicando las relaciones; no en vano, la propia UE ha impuesto sanciones a China en el pasado, lo que ha generado respuestas diplomáticas fuertes por parte de Beijing.

La Dependencia tecnológica: la UE depende en gran medida de China para ciertos productos tecnológicos y materias primas críticas, como las “tierras raras”. Esto plantea riesgos estratégicos en caso de interrupciones en el suministro y mirar como solución a Ucrania, tal como están las cosas, equivale a tener “un tío en Cuba” o sea que, no nos sirve para nada.

La competencia geopolítica:  históricamente China ha sido vista como un rival sistémico por la UE, especialmente en términos de influencia global y políticas económicas. Esto crea tensiones “de facto” en áreas como la seguridad cibernética y la inversión en infraestructura.

Las regulaciones y estándares: Las diferencias en regulaciones y estándares laborales, ambientales y de calidad entre la UE y China dificultan la cooperación en ciertos sectores. De todos es sabido que China se pasa por el “arco del triunfo” las regulaciones y estándares, que le son incomodas

 Todos estos desafíos que he mencionado, subrayan la necesidad de un enfoque equilibrado y estratégico por parte de la UE para poder gestionar su relación con China. 

Claro que la Unión Europea (UE) puede adoptar otras estrategias para mejorar sus relaciones comerciales con China, equilibrando la cooperación y la competencia. Algunas de estas estrategias incluyen:

Diversificación de socios comerciales: Aunque China es un socio clave, la UE podría buscar diversificar sus relaciones comerciales para reducir la dependencia económica y fortalecer su posición negociadora.

Promoción de estándares comunes: la UE puede trabajar para establecer estándares comunes en áreas como derechos laborales, sostenibilidad ambiental y protección de datos, asegurando que las relaciones comerciales sean justas y equilibradas, aunque reconozco que esto hoy por hoy y con lo bien que juega el “jodido chino”, es muy difícil lograrlo.

Fortalecimiento de la diplomacia económica: incrementando el diálogo bilateral y multilateral con China, para abordar temas sensibles como pudieran ser, el déficit comercial y las barreras de acceso al mercado 

Inversiones en innovación y tecnología: colaborando en proyectos conjuntos de investigación y desarrollo, especialmente en sectores como energías renovables, inteligencia artificial y transporte sostenible.

 En la protección de sectores estratégicos: implementando políticas que protejan sectores claves de la economía europea frente a posibles riesgos de dependencia o competencia desleal.

En el fomento de la cooperación en desafíos globales: trabajando con China en temas como el cambio climático, la seguridad alimentaria y la salud global para así construir confianza y fortalecer la relación.

Todas estas estas estrategias, aunque parecen sacadas de un manual de Boy Scout, permitirían a la UE mantener un enfoque pragmático y equilibrado en su relación con China, maximizando los beneficios económicos mientras protege sus valores y prioridades, porque el que Europa encuentre un equilibrio entre mantener lazos con Estados Unidos y fortalecer su relación con China, aunque parezca una misión imposible, solo es “difícil” pero asequible

Reflexionar ahora de sobre cómo este cambio de enfoque podría redefinir las relaciones internacionales y el equilibrio de poder económico, sería necesario, aunque reconozco que será, y nunca mejor dicho “un trabajo de chinos, porque ni siquiera de negros”, como le gustaría a al rubio del Donal Trump que, como todos saben, “el animalito”, no es nada “racista ni xenófobo” Jajajajaja. 

Bueno amigo, creo que con todo  los expuestos y  reconociendo que, sin abandonar mi estilo de “paliza dialéctica literaria”, antes que tú me lo recuerdes, te he dejado claro que, antes el abandono y desprecio del “pistolero más rápido del salvaje oeste, Donal Trump”, no nos queda otra, si es que no queremos morir en el intento al hacerle frente, el que comencemos a mirar con más cariño al gigante asiático amarillo, que aunque tengan cara de “estreñidos”, están demostrándole al mundo que son listos como centellas y que….¡Maricón el ultimo…! Porque a estas alturas del juego económico global, quien no se ha escondido, tiempo ha tenido.

¡Qué cosas!


Fdo. Julio César González Padrón

Marino mercante y escritor


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