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domingo, 20 de septiembre de 2015

Sierra Leona no levanta cabeza


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El ébola reaparece en Sierra Leona y cuando se pensaba que las cosas no podían ir a peor fuertes inundaciones en la capital arrasan barrios enteros y causan víctimas mortales. Pero de la desgracia siempre sale algo positivo.
Desde jueves 17 de septiembre el gobierno de Sierra Leona ofrece una recompensa de 5 millones de leones (1.160 euros) por cualquier información que llevase a la detención de Kadiatu Sinneh Kamara, una mujer infectada de ébola. El Centro Nacional de Respuesta al Ébola (NERC, por sus siglas en inglés) la considera un caso muy serio y peligroso. Desde finales de agosto la mujer se encuentra huida y escondida.

La señora Kamara es sobrina de una mujer de 68 años que el pasado 28 de agosto moría de esta enfermedad en la aldea de Sella Kafta, en el chiefdom de Tonko Limba, en el norte de Sierra Leona. Esta muerte tuvo lugar justo cuatro días después de la salida del hospital de la que se consideraba la última paciente con ébola del país, lo que dio lugar a una esperanzadora cuenta atrás de 42 días tras los cuales se proclamaría al país libre de la enfermedad si ningún nuevo caso aparecía. No fue así, y más de 900 personas tuvieron que ser puestas en cuarentena en la aldea.
Aquel 24 de agosto, el presidente del país, Ernest Bai Koroma, presidió una ceremonia para celebrar la salida de Adama Sankoh, la última paciente de ébola del hospital, y las imágenes de doctores y personal sanitario bailando para celebrar el acontecimiento dieron la vuelta al mundo.
La confirmación de ese nuevo caso supuso un jarro de agua fría en el cansado país cuyos ciudadanos están hartos de restricciones y del parón que ha significado la enfermedad para sus economías; especialmente cuando la mayoría de las medidas impuestas por el Presidente Koroma para contener la epidemia habían sido levantadas y la vida empezaba a volver, poco a poco, a la normalidad.
La situación sigue empeorando. El pasado domingo 13 de septiembre, una joven de 16 años moría en la aldea de Robureh, a las afueras de Makeni, la capital de la provincia del norte. Una zona que no había registrado ninguna muerte por esta enfermedad en los últimos seis meses. Este caso ha obligado a poner bajo 21 días de cuarentena a otras 700 personas de la zona: familiares directos, vecinos y compañeros de clase de la joven.
Este nuevo caso y sus consecuencias elevan a unas 1.600 las personas que en este momento se encuentran en cuarentena en el país para evitar que la enfermedad se siga propagando.

Según cifras oficiales, desde diciembre de 2013, cuando se declaró la epidemia, el ébola ha matado más de 11.000 personas de las 28.000 infectadas en los tres países más perjudicados por la misma: Guinea, Sierra Leona y Liberia. Sin embargo, algunos expertos reconocen que el número de víctimas podría ser mayor debido a las deficiencias de la supervisión, especialmente durante los primeros meses de la enfermedad.
Mientras que el ébola permanece como una losa sobre la población amenazando con hacerse endémico en la zona, y cuando parecían que las cosas no podían ir peor en este pequeño país de África occidental, el 16 de septiembre las fuertes lluvias que llevaban dos días cayendo sobre la capital, Freetown, provocaron fuertes inundaciones que arrasaban barrios enteros y causaban la muerte de al menos cuatro personas y herían a decenas. Incluso el principal hospital de la ciudad, Connaught Hospital, se veía afectado y parte de sus instalaciones, incluidos los quirófanos, resultaban inutilizables.
Se prevé que las lluvias se prolonguen por seis días más, por lo que el presidente del país ha declarado el estado de emergencia y el estadio nacional (Saka Stevens Stadium) ha sido habilitado para acoger a todas las personas que han perdido sus hogares debido a esta catástrofe. Triste recuerdo de los años de la guerra cuando la misma estructura acogió a cientos de desplazados. Según UNICEF Sierra Leona, el 17 de septiembre, 3.800 personas estaban registradas y instaladas en él. También se pidió al resto de la población que permaneciera dentro de sus casas, aunque parece que los ciudadanos no están siguiendo esta última indicación.
En los últimos años las inundaciones han ido en aumento en Freetown debido principalmente a la construcción sin control sobre pendientes y rampas o en las orillas de ríos y arroyos lo que impiden la libre circulación del agua cuando llega la estación de lluvias, el pobre alcantarillado de la capital y a la fuerte deforestación a la que está sometida la ciudad y sus alrededores. Siempre son la áreas más pobres y carentes de servicios las que más sufren con esta situación, especialmente Kroo bay, Susan bay, Congo Cross, Dundas and Charles Street, entre otras. Pero en esta ocasión las inundaciones han llegado a zonas más altas como Wilkinson Road o Kissy Road.
Cada año, ante la tragedia, las autoridades prometen hacer algo para solventar la situación, pero una vez que llega la estación seca se olvidan de sus promesas.
La historia positiva de estas inundaciones es que los sierraleoneses se han organizado para ayudar a las víctimas de esta catástrofe. Organizaciones locales están repartiendo alimentos y agua a los damnificados y varios supermercados de Freetown están donando ropa y comida. Entre otras iniciativas destaca la del 50/50 Group of Sierra Leone, un grupo que defiende y hace campaña a favor de una mayor participación política y la igualdad de representación de las mujeres en todos los procesos de toma de decisiones a todos los niveles en Sierra Leona, que está recogiendo fondos a través de una página especializada para ayudar a estas personas.
Ante la desgracia, como es la epidemia del ébola o el caso de las inundaciones, se pone de manifiesto, una vez más, que los africanos están tomando la iniciativa a la hora de resolver las catástrofes que les asolan y que no todo tiene que venir de fuera.
fuente : http://blogs.elpais.com/africa-no-es-un-pais/2015/09/sierra-leona-no-levanta-cabeza.html#more

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