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miércoles, 15 de junio de 2022

LO QUE VA DE AYER A HOY



Con el paso de los días vamos dejando atrás acontecimientos pasados para recibir otros que nos van llegando.

Atrás quedó; la Navidad, carnavales o la semana santa que, en la mezcla del dolor y recogimiento, nos anuncia la primavera.

Esta estación tan alegre, colmada de colores y aromas a azucena y rosas, nos lleva a la celebración de las primeras comuniones.

Echando atrás los recuerdos, llegan a mi memoria las comuniones de antaño donde a los niños se les preparaba en las catequesis para recibir a Dios, para abrazar por primera la vez la comunión entre lo divino y lo humano.

Los pequeños, que pasaban la noche en vela esperando tal acontecimiento, solo pensaban en las palabras de las catequistas quienes les habían instruido el valor y significado del acontecimiento que estaban próximos a vivir.

Una vez terminado el acto, se les llevaba a desayunar a la casa pues, entre otras cosas, tenían prohibido comer nada antes de recibir la primera comunión.

Acabado el desayuno comenzaba el viacrucis de visitar a la familia, amigos y vecinos quienes ponían la voluntad en la bolsita limosnera de la niña o en el bolso de la madre si era niño. A estos se les hacía entrega del consabido recordatorio.

Una vez terminado el correspondiente recorrido, los pequeños se iban a la cama para descansar y así terminaba el día más importante de sus vidas.

Pero, las cosas cambian, y de aquellas primeras comuniones solo quedan los momentos que ni las modas ni el paso de los años han podido cambiar.

Lo que ayer era un acto de fe y religiosidad, se ha convertido totalmente en un acto social donde, para celebrar la primera comunión de la niña o niño se reservan mesas  en un restaurante, las estampitas de recordatorio son ahora fotos realizadas en jardines o plazas.

También los niños pasan la noche en vela pero, no pensando en el hecho que vivirán al día siguiente, sino en los regalos que les espera después del almuerzo. Estos varían según los gustos de los niños, es decir, serán móviles, Tablet o juegos para las maquinitas.

Los grandes almacenes, que no son tontos, han creado hasta listas de regalo para la primera comunión.

Los tiempos pasan y las modas cambian.

 

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