Es algo inaguantable. Todos los días miedoaambiente
bombardeando a todo el que se mueva en el campo. Y esto por algún lado tiene
que explotar. Es y se trata de una auténtica guerra silenciosa, o fría, aunque
de ella, ningún medio da información alguna, ni por pequeña que sea, pero se
está explotando y vaciando de dinero a la gente del campo, a los campesinos.
Preocupan más las tortugas y las pardelas, que las vacas y las cabras. Ninguna
esperanza cabe en el campo, sino el dejarlo todo y abandonar la lucha, y
entregar la tierra para que el cabildo la llene de pinos, retamas y tabaibas.
Silencio en los medios de comunicación social sobre el asunto que a diario a un
servidor le ocupa y preocupa. Muere el campo, ante la inacción y defensa por
parte de nadie. Nadie se rebela.
Ya, ni el cadáver de una cabra se puede
enterrar. Cadavéricos es el ánimo y físico del hombre del campo, al que
ordeñan, más que a los rebaños, cuya leche no les interesa, porque la asturiana
es de mejor calidad y más barata. Espakistania no media, sino que se soba las
manos de alegría, al tenernos dependientes al cien por cien de ella. La última
guerrilla, está siendo desarrollada con los hermanos Suárez en Tarajalillo,
para minarlos y hacerlos desaparecer, con multas, más multas, prohibiciones,
más prohibiciones..., sin que nadie del gobierno, ni ajunta, ni nadie les
ayude, sino a hundirlo más psicológicamenete y en otros órdenes. Son varios los
ejércitos que los persiguen (a pastores y agricultores). La isla ha de quedar
libre, para la expansión sin freno ni control de la invasora tabaiba, que mina
y reduce los endemismos, sin que les importe esto nada a naturalistas,
botánicos, biólogos, universidad, etc., y así, ninguna resistencia se le pone a
esta envenenadora planta de leche sin utilidad alguna. Cientos de soldados
acuden cada día, presentándose ante inocentes agricultores y ganaderos, para
requerirles permiso de todo y para todo y consiguiente multa por lo que están
haciendo (ningún delito en la mente del actor, pero caso gravísimo según leyes
que el primero desconoce e ignora y no comprende eso pueda ser así). Lo es.
Obedecen órdenes del cabildo. El doble ejército del cabildo (miedo ambiente y
seprona), no atienden a razones, y zanjan el problema con multas y fotos,
escriben y se tapan tras gafas negras, que uniformados, una vez de paisanos,
son irreconocibles. No abandonan la vigilancia y control del campo, fijo. Están
saqueando a los campesinos, aumentándoles la pobreza y el miedo. A pie y en
vehículos, se pasean y aparecen cuando menos los esperas, y están donde algo se
mueve o hace de inmediato. La ciudad ignora este acoso al campo y al
campesinado. Las autoridades tienen en el campo una fuente de ingreso, y no por
lo que produce éste, sino por las multas que ponen a los que se resisten
en seguir en su medio, sin que realmente se sea dueño, salvo registros de la
propiedad, pero de hecho el dueño es el cabildo que pretende comprarlo todo y a
todos, y aún sin comprarlo decide lo que se puede o no hacer en lo ajeno. Algunos
que desertan se refugian en la capital, donde mueren de nostalgia y viven
tristes por la añoranza y la impotencia de verse vencido por quien debiera
ayudarles y protegerlo. Nada escapa a la mirada omnipresente del medioambiente,
que lo ve todo, como Dios. Y, el conflicto se enquista. Toda autoridad está
conflagrada contra el campo y los campesinos, y están matando lo poco que
queda. Es larga la lista de los que han abandonado, y aunque sigan en el campo,
nada hacen, sino ver cómo se asilvestra lo suyo, donde antes había cultivo y
ganadería. Es y se trata de un auténtico y verdadero cataclismo, que irá más
allá. La administración ha invadido al campo, y lo tiene atenazado, parado,
moribundo. Es, un genocidio del campo, desaparece todo, todos. Todo es legal, y
legalidad. Detenido está el campo, maniatado el campesino. Es un saqueo
constante a las vacías y pobres arcas de los pocos campesinos que quedan. Se
pierda la valiosa sabiduría y cultura del campo, muchas veces milenarias. Todo
son amenazas, y amenazados. Están terminando con lo que es hasta sagrado: el
campo. Arrestos y penas, hasta de cárcel. Todo son operaciones contra el campo
y el campesinado (agricultor y ganadero). Lo controlan todo, y el único tráfico
que se ve por el campo, es el de los ejércitos gubernamentales: bomberos,
guardia civil, miedoambiente y otros, que desaparecen la riqueza del campo.
Están agotando la paciencia del campesino, cada vez más reducido y a menos, ya
sin fuerza –numéricamente- para ninguna acción defensiva, ni de ataque alguno,
salvo alguna acción minoritaria y de inmediato sofocada. El descontento es
general, y son muchos los que desertan y abandonan, todo es parque y zonas
protegidas, nada se puede tocar, ni hacer. Se pierde la fertilidad de esta
isla, y desaparece la gallina de huevos de oro. Ningún líder defiende al
campesino y al campo. Nadie se amotina, es imposible ya. El ataque es
constante por parte de los diversos ejércitos contra el campo. No hay
insurgencia alguna, sino doblegamiento sumiso; han cogido todo el territorio, y
se han hecho fuertes. Han tomado todas las fincas y tierras. Ya lo controlan
todo, extensos terrenos, y solo recaudan ferozmente por toda acción del
campesino, de donde obtienen grandes cantidades de dineros que empobrecen hasta
la ruina y miseria a todo campesino. La orden es acabar con la agricultura y la
ganadería y casi ya lo consiguen. Han conquistado el campo. Europa les ayuda.
Sus medios son muy poderosos. Tienen hasta equipos de visión por la noche. Han
tomado el campo, sin resistencia alguna. El campesino se retira. No hay
negociación ni dialogo alguno, sino dictadura pura y atropello. Agreden de
continuo. El conflicto es constante. La tensión se respira en el ambiente. Todo
es denuncias, denunciable. Exacerban diariamente, día y noche incluso Domingos
y festivos; lógicamente también sus vísperas de forma voraz y feroz. Todo lo
que se haga es culpable, todo es violación de leyes, y así están asesinando el
campo, que se haya enfrentado con un gigante siendo una hormiguita. No sabemos
a dónde van a llegar, aunque es previsible. Algunos están en prisión. Otros
arruinados totalmente, y contando –también- con los que se han suicidado
por el acoso y castigos desorbitados e inhumanos. Son muchos los que armados de
leyes, golpean constantemente al pobre y paupérrimo campesino, que desiste poco
a poco. Bombardean intensivamente con multas y represión. Se vive con el pánico
a cuestas, debido a un conflicto que ha arrasado con la agricultura y la
ganadería, quedando solo un mínimo resto, oculto y escondido. La situación es
peligrosa; asaltan al campesino por sorpresa...
El Padre Báez.
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