Este 25 de noviembre conmemoramos el Día
Internacional de la No
Violencia hacia las mujeres en medio de dos decepcionantes
datos. Uno de ellos es que, a pesar de que alrededor de 600.000 mujeres al año
aseguran ser víctimas de violencia de género, sólo el 27,4% denuncia a su
agresor. El otro, que la violencia de género ocupa los últimos lugares en la
lista de preocupaciones de los hombres y mujeres de este país, que relega a
últimas posiciones temas tan sangrantes como que se siga asesinando a mujeres y
menores como consecuencia de la violencia machista.
Las estadísticas son lamentablemente estables: son
ya 44 mujeres y 5 menores las víctimas mortales en lo que va de año y 40 los
huérfanos por esta terrible lacra. Pero no son números, son VIDAS. Entonces, si
sabemos que una sola víctima ya es demasiado ¿por qué se suele tratar este
terrible fenómeno por los medios de comunicación como de mero trámite
informativo? ¿Nos estamos anestesiando en medio de esta acuciante crisis
económica e irritabilidad social ante estos incesantes crímenes machistas? Cómo
es que existiendo leyes europeas, nacionales, autonómicas, recomendaciones,
estrategias y mecanismos para luchar contra la violencia de género, ¿esto no se
ha acabado? ¿Qué no funciona?
Esta sociedad
tiene que demostrar que es una sociedad del siglo XXI, sin miedo a denunciar
comportamientos machistas por parte incluso de los propios hombres, sin desidia informativa, porque no trata los
asesinatos por violencia de género como si fuesen un suceso más, intolerante
con los anuncios sexistas, que educa en igualdad de condiciones a hombres y
mujeres, que no consiente humillaciones y vejaciones a las mujeres en ningún
medio ni red social y que, por supuesto, no ve “normal” las agresiones y asesinatos a mujeres y menores por esta
causa. No podemos inmunizarnos contra este terrible fenómeno a base de
escucharlo constante, pero fugazmente en los medios de comunicación. La función
pedagógica que los medios tienen encomendada debe salir a relucir aquí, sin que
haya la más mínima relajación mediática ni social en este tema. De lo
contrario, es el fin como sociedad comprometida en valores y derechos.
Es imprescindible prevenir, pero también actuar,
rebelándonos contra el aprendizaje viril en términos de superioridad respecto
de las mujeres para transformarlo en uno de igualdad desde la infancia, tanto
en los centros escolares como en las familias. Hay que denunciar SIEMPRE ante la primera muestra de
vejación o humillación hacia la mujer, pues
mecanismos existen y cada vez más, teniendo presente que de la violencia de
género se sale porque no vamos a permitirla.
Frenar la violencia de género pasa por tomar
conciencia de que es un hecho que nos avergüenza como sociedad civilizada y que
es primordial aportar nuestro granito de arena en la lucha por su erradicación.
Les animo a cada cual a participar en esta tarea.
Herminia Demetrio
Rigüela.
Concejala de
Políticas de Igualdad del Ayuntamiento de Telde.
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