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jueves, 28 de noviembre de 2013

A buena hora y con sol, vienen ahora con la vuelta al campo


A buena hora y con sol, vienen ahora con la vuelta al campo, a la agricultura, y ello, cuando uno viene diciendo eso mismo desde hace más de 30 años, y justo cuando ellos, los del gobierno y cabildo y más el cabildo que el gobierno ha ido acabando y casi terminando con el último resto que quedaba todavía con la jose (hoz) y la azada. Y esta repentina e inesperada noticia de que están buscando –no sé si debajo de las piedras- a 10.000 que quieran regresar a la tierra, a los que se les ofrecen muchos, muchísimos cursos antes de que puedan hacer un surco o segar un puño de hierba, para ninguna cabra, que solo comen piensos, millo y pasto de fuera, que la cosa viene ante el descenso turístico, porque la paupérrima europa, con su PAC, ya no nos manda turistas, y cuando el turismo fue considerado sector primario, se han dado cuenta –ya tarde- que el sector primero y primario, es el campo, pero aquí hay gatos encerrados. 
Y es que es sabido que el cabildo vive a costa de los campesinos a los que de forma taxativa, constante y fijo no dejan de multar, carentes ya de posibles y previsibles multados al abandonar casi en el 99,99 % de los excampesinos el campo, el cabildo se queda sin ingresos, necesita vuelvan nuevos agricultores y ganaderos sobre los que caer como las cigarras, para desgraciarlos a base de multas con las que poder pagar a ese enorme y gigantesco ejército de parásitos cabildicios que vive de moverse y de no hacer nada sino pasear acechando a quien sancionar, prohibir y multar, y otros solo gastando combustible en un ir y venir sin rumbo, y sin motivo, en coches con sus rayas de colores propios, que la cosa pinta de hambre para ellos al no tener a quien multar y por eso llaman -al fin- a la vuelta al campo, pero antes tienen que aprender a hacer jabón para combatir las plagas, aprender a podar palmeras –porque la isla está llena de palmeras datileras, y por si alguien se desvía a la jardinería y no a las papas y al trigo, tienen que aprender los futuros agricultores y hacer un curso de plantas ornamentales (entiéndase: claveles, rosales y geranios), ya después de unos setenta cursos más sobre cómo podar, injertar, planificar, plantar, segar, etc., etc., podrán volver al campo. Y a esta altura de mi comentario a la realidad (ante el descenso del turismo, quieren suplir la generación de dinero y trabajo regresando al campo), que la cosa es algo más que imposible, es algo inimaginable y absurdo, porque mientras no desaparezca el miedo ambiente, el seprona y el cabildo, no hay posibilidad alguna de volver al campo, porque si plantas papas, te multan como sucedió en el Bejete por la Pasadilla de Ingenio a Cazadores, y si vas a coger las papas, te multan porque para ello tienes que segar la hierba que acompaña a las ramas de las papas, como sucedió en La Gavia, según me ha contado un hermano sacerdote, y si siegas comida para una cabra en donde antes se plantaba coles y lechugas, y ahora crece hierba -¡un yerbazal- el seprona te multa, como sucedió entre Arenales y Las Vegas de Valsequillo, es decir, cuando los cercados están llenos de tabaibas, de retamas y de escobones, como alguien al volver al campo, toque algo de lo protegido –y he puesto tres ejemplos, pero hay más, mucho más- si tocas algo de eso, te buscas la ruina, la misma que ha llevado en menos de un mes a tres que se han suicidado en Guayadeque en este último mes, o como aquel que se ahogó por 300.000 euros, por abrir un sendero hasta donde pretendía plantar un saquito de papas, y además seis meses de cárcel, pero que la suma va ya por 360.000 por hacer un chupenco, y así suma y sigue por un volado detrás de una casa, para un pisco de sombra, 80.000 euros, y así suma y sigue, pero hasta no parar, y con éstas está llamando el cabildo que se regrese a la tierra, sin darse cuenta que los cercados están muchos caídos, rotos, y que antes hay que volver a levantar paredes, y para ello, hay que sacar planos, hacer proyectos, firmarlos un arquitecto, revisado por un ingeniero, el visto bueno de un aparejador, luego el constructor, pagar tasas al ajunta, proyectos, planos, más papeles, gobierno, cabildo, ajunta otra vez, esperar al permiso, y todo ello (para levantar una piedra), hay que esperar del orden de tres a cinco años, y gastarse un pastón inimaginable. Pues que soñando con multas a poner el cabildo llama a 10.000 nuevos campesinos, Ni 10.001, ni 9,999, sino 10.000 justo, ni uno más y ni uno menos, son los que necesitan para tener ellos a costa del campo, una economía de fiestas y a cuerpo de rey, para pasear y multar, a costa de los nuevos campesinos, necesitan solo 10.000. Y para ir terminando, un servidor quiere saber quién será el primero y único que tome en serio esta propuesta y conteste, porque me parece que van a volver al campo 0,000.000 (seis ceros) %. Es decir nadie o naide, como diría algún anciano todavía o antuavía. Que no, que llega tarde el cabildo, que quiere recomponer lo que ha destrozado, y con multas de por medio, la propuesta de volver al campo, cuando nos traen el pasto y la hierba verde de todo el mundo para las menos cabras y ovejas que nos quedan, ¿a  qué viene este rebrote de romanticismo y nostalgia bucólica de la lechera y campesino? Además, mientras sigamos de navidad dos meses, cuatro meses de carnaval, un mes de semana santa profana, semanas de puentes, de celebración de muchos días, días de todo, que si del padre, que si de la madre, de los novios o parejas, de la paz, y no me acuerdo de qué más, pero de mucho, muchos, celebraciones de fin de año en agosto, de Navidad en abril, de semana del pino, más días de todo, y con vacaciones de fiestas, de mucha y todas las romerías, romerías sin santos también, todos los fines de semanas de botellones, de borracheras, de droga todos los días, de tabaco, de sexo fácil y temprano, de indiferencia religiosa y de odio a la Iglesia –sembrado por ellos, y cultivado por los medios de comunicación social-, de todo ese voluntariado ¿va a venir al campo un solo futuro agricultor? No, no hay ya vuelta al campo. Antes, tienen que desaparecer del campo el cabildo, y retirar al seprona, y al miedo ambiente, con estos tres juntos va a ser más que imposible que nadie plante ni una col, ni un millo, y total para qué, ¿no viene el millo de argentina y el trigo de Rusia? Se van los turistas, y nos quedamos sin campo y sin ellos. Es el regalo del cabildo, es la consecución de su único éxito, acabar con la agricultura y ganadería. No, no se puede devolver la vida a un muerto, y este muerto está ya muy corrompido, putrefacto, maloliente, no, no es posible ya volver al campo, ni 10.000, ni 1, ni ninguno.


El Padre Báez.

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