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miércoles, 6 de noviembre de 2013

Descubren 50 nuevos yacimientos arqueológicos tras el incendio








Los incendios que afectaron a La Gomera durante el verano de 2012 y la consiguiente desaparición del manto vegetal que cubre el Parque Garajonay han permitido a la Unidad de Patrimonio Histórico del Cabildo llevar a cabo prospecciones arqueológicas. El resultado es que se ha triplicado el número de yacimientos que habían aflorado desde 1974, momento en el que comenzaron los primeros estudios.
Hasta ahora existían 25 sitios arqueológicos, mientras que a partir de esta campaña la cifra se eleva ya a otros cincuenta más. Resulta igualmente llamativo que estos descubrimientos se hayan localizado en lugares inusuales como son laderas. El proyecto de prospecciones arqueológicas que se está llevando a cabo incorpora un método completamente nuevo hasta ahora en la Isla y que de forma habitual se utiliza en zonas llanas, muy escasas en La Gomera, que consiste en un barrido sistemático del terreno.
Lo cierto es que los lugares afectados por el fuego hacen más fácil percibir los restos arqueológicos, de manera que su visibilidad aumentó. A partir de aquí la Unidad de Patrimonio Histórico del Cabildo, dirigida por el consejero, Adasat Reyes, dio vía libre a las prospecciones ya que aunque “los descubrimientos vienen de una circunstancia fatídica, como fue el incendio que asoló la Isla, hemos aprovechado esta situación para realizar este proyecto”
El tipo de estructuras y materiales arqueológicos que han salido a la luz en el Parque Nacional Garajonay, han sido la piedra y la cerámica, altamente resistentes al fuego. Sin embargo, ocurría lo contrario con los elementos de naturaleza inflamable, como son la madera o el cuero, de los que no se ha encontrado apenas vestigio alguno. Entre las piezas encontradas que más han llamado la atención de los estudiosos están una serie de piedras talladas que se supone que eran utilizadas para trabajar con la madera o el cuero.
El proyecto se está desarrollando con la participación de voluntarios, a la vez que el Parque Nacional ha puesto a disposición del equipo de trabajo lo necesario para poder sacarlo adelante. Todos ellos, según la Unidad de Patrimonio Histórico, “destacan por su interés y la colaboración efectiva”. Las investigaciones que se están realizando, según los responsables del Cabildo, han aportado pruebas arqueológicas necesarias para ayudar a transformar la visión que se tenía del monte durante la prehistoria, en la que la gran mayoría de los yacimientos arqueológicos se suponía que era de naturaleza religiosa.
Teoría que ahora se ha demostrado de forma empírica. Desde la Unidad de Patrimonio se explica que la prospección arqueológica es el conjunto de trabajos sistemáticos, de laboratorio o campo, dirigidos a la búsqueda de información arqueológica sobre un territorio determinado. El método a emplear depende mucho de dos factores: la zona geográfica a prospectar y del tipo de cultura que se esté estudiando. Hasta ahora, el sistema de prospección en La Gomera tenía rasgos distintivos, derivado principalmente de la complicada orografía de la isla.
La primera vez que se aplicó este sistema en el Parque Nacional Garajonay fue en 1974. En aquel entonces corrieron a cargo de Juan Francisco Navarro Mederos con el fin de elaborar su Memoria de Licenciatura, si bien, el área de búsqueda de yacimientos fue muy limitada. A partir de este trabajo se plantearon varias hipótesis interpretativas, muchas de las cuales continúan estando aún vigentes. Años más tarde, en 1994, se realizó una campaña de prospecciones arqueológicas, completada con otras que tuvieron lugar en 1995, desde la cual comenzaría una línea de investigación en la isla que relacionaba el territorio con las aras de sacrificio.
Este proyecto se centró principalmente en algunos puntos concretos del Parque y preparque. Siete años más tarde y financiado por Parques Nacionales, comienza una serie de intervenciones arqueológicas en dos campañas que se llevaron a cabo en 2002 y 2004, que desarrollan paralelamente excavaciones y prospecciones arqueológicas; en ellas se buscaba conocer con más precisión el importante yacimiento del Alto del Garajonay.
Entre la conclusiones se confirmó la presencia de más aras de sacrificio en el entorno próximo de este enclave, además de detectarse un sistema territorial de implantación de los espacios sagrados. El Alto del Garajonay es considerado a partir de entonces como un gran centro de culto y desde su entorno próximo hacia las cabeceras de los grandes barrancos se disponía jerárquicamente de un entramado de lugares santos donde los antiguos gomeros realizaban sacrificios.
Los primeros habitantes de la isla desarrollaron actividades en el monte tales como la captación de recursos madereros o la explotación de otras materias primas, como la piedra, a la vez que también era un lugar de permanencia estacionales, paso y aprovechamiento temporal de pastos y fuentes, sobre todo durante el verano. En su interior se recolectaban frutos, raíces silvestres y otros elementos vegetales. El monte no albergó grandes asentamientos pero sin embargo los antiguos gomeros sí desarrollaron en diversos enclaves prácticas religiosas de calado, que los expertos consideran muy importantes. Desde fines de la Edad Media se añade a estas actividades aquellas destinadas a la agricultura tanto de subsistencia como de exportación en una sucesión de ciclos económicos que llegan hasta la actualidad.
De esta manera, son evidentes aún las huellas de actividades humanas desarrolladas en el monte gomero hasta fechas recientes. Con todo, el Parque Nacional de Garajonay es, desde el punto de vista del Patrimonio Histórico, la expresión de una compleja dialéctica entre el hombre y la naturaleza, que ha tenido como protagonista principal a los gomeros, antiguos y recientes, y cuya memoria está escrita en los yacimientos arqueológicos y etnográficos que jalonan el interior del bosque.

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