En el aeropuerto de Gran Canaria, justo en las salidas, el turista encuentra una barandilla repleta de excrementos de palomas. Sabemos que estas aves son difíciles de controlar, pero no imposibles. Sin embargo, más allá de controlar estas aves, lo que sería necesario sería limpiar sus excrementos, que afectan la entrada al recinto. Estos excrementos se encuentran justo en las pasarelas de peatones. El primer contacto visual es crucial.
Joaquín santana Redactor TH
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