La Comisión Internacional de Verificación (CIV) anunciará hoy, en Bilbao, el compromiso de ETA de “no poder usar más” las armas de que dispone, según pudo saber anoche EL PAÍS de fuentes conocedoras de las conversaciones entre este grupo y la banda terrorista. El alcance real de este “gesto significativo”, como ha sido calificado por los verificadores, podría verse acompañado por un comunicado a última hora de ETA, en el que confirmaría su predisposición a un desarme “incondicionado” y de carácter “parcial”.
Aunque la banda terrorista ya anunció su renuncia a las armas en octubre de 2011 con ocasión del abandono definitivo de la violencia, ahora se comprometería a un gesto que le haría “imposible” utilizar su arsenal. Esta intención guardaría un cierto paralelismo con la actitud de desarme ya conocida por otros grupos terroristas en los procesos de paz de Irlanda del Norte y de Colombia, entre otros. La fórmula, sin embargo, sería rechazada por las fuerzas no nacionalistas, que jamás han admitido la similitud entre el terrorismo de ETA y el de cualquier otro país.
Dentro de las opciones sobre el desarme de ETA que se manejan en ámbitos políticos y de la lucha antiterrorista, se entiende que este propósito de “no poder” usar más sus armas podría responder, en realidad, a su intención de aceptar un sellado definitivo de los zulos donde ahora las guardan, y cuyas coordenadas habrían de comunicar a los verificadores.
Con todo, un controlado mutismo rodea las primeras horas de la estancia de los verificadores en Euskadi, tras su llegada al mediodía de ayer al aeropuerto de Loiu (Bizkaia). De hecho, ni siquiera se han reunido con el lehendakari, como se había anunciado en las jornadas previas. Este encuentro se aplazó a hoy, horas antes del anuncio oficial sobre los planes de desarme de ETA, que tendrá lugar en un breve encuentro con los periodistas, entre ellos muchos extranjeros, donde no se permitirán preguntas. Precisamente las quejas de los medios por esta decisión han obligado a los verificadores a conceder entrevistas puntuales. Luego, a partir de las 14.30 horas, el grupo de verificadores se reunirá en un plenario ya habitual con representantes de la vida política, social y económica, así como de la Iglesia, a quienes detallarán el informe.
En su anterior encuentro con estos sectores, en marzo de 2013, los verificadores admitieron su pesimismo por el inmovilismo de ETA, especialmente, y del Gobierno, hasta el punto de amenazar con su retirada del proceso. Por eso su vuelta a Euskadi alimenta las expectativas de que se haya producido un auténtico giro significativo en la posición de la banda terrorista.
fuente : http://www.huffingtonpost.es/
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