Por: José Naranjo
El Gobierno de Senegal ha ordenado el cierre de varias exposiciones incluidas en el programa de la Bienal de Arte Contemporáneo de Dakar (Dak’Art 2014) que abordaban la temática de la homosexualidad. Las protestas homófobas de asociaciones islámicas y la publicación de varios artículos en la prensa senegalesa que ponían el acento sobre la “promoción” de la homosexualidad por parte de la Bienal han provocado que el Gobierno tomara finalmente la decisión de cerrar estos espacios o retirar los elementos considerados “perversos”. Esta polémica, generada en el marco del encuentro de arte contemporáneo más importante del continente africano, revela el fuerte rechazo social que existe en este país africano (y en la mayor parte del continente) hacia la homosexualidad. En Senegal se la considera delito y está castigada con pena de cárcel de hasta cuatro años.
Una foto de una mujer con un juguete sexual y un cartel que dice “Mi primera experiencia como lesbiana”; una galería llamada Centro de arte Raw que albergaba la exposición Imagerie précaire, visibilité gay en Afrique, con la interpretación de los fotógrafos Kader Attia, Jim Chuchu, Andrew Esiebo, Amanda Kerdahi y la sudafricana Zanele Muholi sobre este tema; una instalación de la artista senegalesa Mame Diarra Niang, que ha cavado una tumba en un jardín tomando como base la exhumación del cadáver de un homosexual en 2009 al que sus padres tuvieron que enterrar finalmente en su propia casa a causa de la presión popular. Estas manifestaciones artísticas, incluidas dentro del programa de la Bienal de Arte Contemporáneo que se celebra en Dakar hasta el próximo 8 de junio, han generado una oleada de críticas que han acabado por provocar que el Gobierno decida intervenir.
Pocos días después la asociación islámica Jamra hace pública una fetua (pronunciamiento legal emitido por un experto en ley religiosa) en la que denuncia la existencia de estas exposiciones que promueven “los actos contra natura”. Acto seguido y ante el estallido de la polémica, el director general de la Bienal, Babacar Mbaye Diop, se ve obligado a responder públicamente, asegurando que dichas exposiciones forman parte de la programación no oficial de la Bienal, conocida como el Off, y que “Dak’Art no se hace responsable” de las mismas. Como no podía ser de otra manera, esta salida no convence a nadie y obtiene rápida réplica por parte del imán Massamba Diop, del observatorio MbañGacce: “Esa respuesta no les redime, porque la responsabilidad moral de tutela por parte del Ministerio es total, en su calidad de responsable de la Bienal”.
Mientras la polémica va adquiriendo cuerpo, distintos medios de comunicación se hacen eco de la misma recogiendo declaraciones de los representantes de colectivos de defensa de los valores morales en las que se asegura, con un evidente tono de amenaza, que estas exposiciones “atentan contra nuestras costumbres y valores. Sin embargo, para que un país se mantenga estable, para que reine la paz, tenemos que respetar sus valores. Un gobierno que quiere proteger a una minoría que sigue atacando constantemente a la mayoría, tarde o temprano provocará que la situación se torne violenta si no se tiene cuidado. Es por ello que el Estado debe asumir su responsabilidad frente a esta gente antes de que sea demasiado tarde”.
El pasado sábado por la mañana, ante la falta de respuesta por parte del Gobierno, el vicepresidente de Jamra, Mame Mactar Gueye, vuelve a aparecer en una televisión local, Lamp-Fall TV, para exigir, ahora sí, “el cierre inmediato” de las citadas exposiciones. Horas después, llega la decisión. El Ejecutivo cede ante esta presión y ordena la clausura de las exposiciones señaladas y la retirada de algunos elementos de otras. Sobre las doce del mediodía los propietarios de la galería Raw Art envían un comunicado a los medios para informar de que su muestra sobre la homosexualidad “quedaba suspendida hasta nueva orden”.
Inmediatamente, Jamra y el observatorio MbañGacce celebran que el Estado “haya reaccionado con rapidez a nuestra interpelación. Esta muestra de arte, prevista supuestamente para promover nuestra cultura, se había convertido en un soporte para la propaganda de las uniones contra natura. Es por tanto incontestable quela presente edición de Dak’Art atentaba contra las buenas costumbres y la ley”, en palabras del imán Masamba Diop. A juicio del fotógrafo Mamadou Gomis, uno de los primeros en hablar en televisión de este asunto, “por fin el presidente Macky Sall, porque esta decisión procede directamente de la Jefatura del Estado, ha dejado clara su postura respecto a este tema”.
La homosexualidad, considerada un delito en Senegal con penas de hasta cuatro años de cárcel, ha sido objeto de recientes polémicas en este país. Durante la campaña de las elecciones presidenciales, una respuesta ambigua del entonces candidato Macky Sall al ser preguntado si pensaba despenalizar la homosexualidad abrió la caja de los truenos generando una oleada de críticas que obligó al jefe de campaña del aspirante a la Presidencia a salir públicamente horas después para aclarar que Sall no pensaba tocar la ley. Ni siquiera la presencia de destacados defensores de los Derechos Humanos en su equipo, como la actual primer ministro Aminata Touré, han cambiado esta decisión.
La incomodidad que genera la sola mención de la posibilidad de un cambio legal para despenalizar la homosexualidad, continuamente agitada desde los medios de comunicación senegaleses más tradicionales para hacer daño al actual presidente, se puso claramente de manifiesto durante la rueda de prensa del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el propio Macky Sall hace un año en Dakar. Durante esta comparecencia, después de que Obama asegurase que había que respetar los Derechos Humanos en todo el mundo, el presidente senegalés tomó la palabra para decir que los gobernantes debían respetar la sensibilidad y la opinión de los gobernados y que Senegal no estaba preparado para abordar la despenalización.
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