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domingo, 29 de junio de 2014

Animales cantarines



Un nuevo estudio, publicado en Frontiers in Psychology, ha analizado la relación entre las melodías que emiten los gibones plateados (Hylobates moloch) que habitan en las selvas tropicales de Indonesia con la evolución del lenguaje humano.

Los resultados revelan que el complejo lenguaje humano podría tener sus raíces en la comunicación vocal mucho más sencilla que encontramos en otros animales. «Parece que nuestro lenguaje surgió de la nada, pero sabemos que no es así», afirma Bob Berwick, del Instituto Massachusetts de Tecnología (Estados Unidos). 

Además de estos primates, en peligro de extinción, hay otras especies que cuentan con un sorprendente talento musical.


Por ejemplo, el conocido como gorrión capuchino, el (Lonchura striata domestica) es muy popular debido a su canto, que sigue reglas concretas para encadenar las notas.

las belugas (Delphinapterus leucas) se las suele llamar los «canarios marinos», pues emiten sonidos de alta frecuencia para comunicarse que a veces son tan agudos que parecen los cantos de un pájaro. 

[Ver: ¿Por qué cantan los gallos al amanecer?]


Estos animales pasan mucho tiempo en las aguas heladas del Ártico y utilizan su sonar natural (la ecolocación) para detectar agujeros en el hielo desde donde salir a la superficie a respirar.
Los geladas (Theropithecus gelada), que únicamente se encuentran en Etiopía, viven en dos grupos diferenciados: la unidad reproductiva, formada por un máximo de 12 hembras y entre 2 y 4 machos, y la unidad formada únicamente por machos (hasta 15). Al igual que los humanos, estos primates se sientan en grupos y charlan entre ellos. Además, usan la comunicación vocal para indicar peligro o agresión.


Los peces sapo no serán los más bonitos del mundo, pero compensan su falta de belleza con su canto operístico. A pesar de que no tienen cuerdas vocales, pueden cantar gracias a sus dos vejigas natatorias.

Los machos construyen bajo el agua nidos para los hueves y atraen a las hembras contrayendo los músculos de estas vejigas, que producen un silbido que las hembras pueden oír desde la superficie.
También los ratones caseros (Mus musculus) cantan para atraer a las hembras. Los sonidos que emiten son inaudibles para los humanos, aunque los gatos y otros depredadores sí pueden oírlos.

En 2012, un grupo de científicos capturó ratones domésticos en estado salvaje y utilizó un software digital de audio para examinar la duración, agudos y frecuencias de sus canciones.

http://nationalgeographic.es/

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