Cuando la ética y caballerosidad en LA POLITICA (con mayúscula) pasa de ser una forma de vida incuestionable para convertirse en algo cursi, anticuado, caduco o simplemente susceptible de poder ser practicada como nos convenga, como si de un "traje a medida" se tratara, o lo que es lo mismo, damos por aceptable que lo que es bueno para uno puede ser malo para otros, es que ya hemos comenzamos a prostituir esa sagrada conducta de vida que son los valores éticos y morales
El problema está cuando nos topamos con político, o incluso amigos de políticos ligados al poder judicial que difieren de nuestro comportamiento ético, como parece ser el caso de las famosas tarjetas Black u opacas de Caja Madrid- Bankia por poner un solo ejemplo.
La renovada conciencia ética del mundo globalizado de la politica, sobre todos aquellos que se realizan con participación de los gobiernos, parece que se apoya en la tesis de que la falta de ética provoca ganancias a las empresas y a los mercados que parece ser lo único que ahora importa al la nueva moda de neoliberalismo salvaje que nos invade.
En baja voz , por ejemplo, se acepta como norma general en política, que una actuación deshonesta puede afectar positivamente en los resultados financieros del país o empresas que coticen en bolsa, y que la corrupción generalizada en un país puede incluso llegar a animar a la inversión; o que entre más corrupción exista a nivel institucional, y por aquello de que: "a rio revuelto ganancia de pescadores", cimentado en el: "Y tú más" , se traduce en la economía nacional en mayor inversión con el consecuente crecimiento para el país .
Una versión extrema de esta tesis afirma que los políticos solo pueden tener éxito si se apartan a la ética
Desgraciadamente se ha convertido en una formula bastante común de pensar entre nuestros políticos de salon, que el separar la ética de la economía siguiendo la teoría que justifica a ésta como un enfoque utilitarista y, para efectos de análisis, se debe a un conjunto de actividades lucrativas ajenas a consideraciones éticas.
La frase acuñada ya por los "caducos" economistas del siglo XIX de que "la ética es una cosa y la política otra", atrae desgraciadamente la simpatía de muchos gobernantes y ejecutivos de empresas; lo que está acarreando un rápido deterioro de la moral política , visible en el aumento de personas que violan las leyes, engañan al consumidor, contaminan el ambiente, roban a los accionistas, hacen trampas contables, omiten pagar derechos de autor, permite o miran hacia otro lado cuando saben que se utiliza mano de obra infantil o arriesgan la salud de los obreros empleados usando tóxicos en la elaboración productos.
Gran parte del problema radica en la mayor integración económica mundial en la apertura de las economías nacionales al libre comercio que coloca al mundo de los políticos frente a grandes tentaciones y en la falta de una fuerte conciencia ética, combinada con la práctica de subcontratar operaciones a quien ofrezcan mayores ahorros en el costo de mano de obra, propiciando una fuente de innumerables abusos y condenando a la miseria económica a la Pymes
Para justificar los políticos la teoría de que la ética puede llegar a ser un mal negocio, se cita como ejemplo el caso de las empresas que se adhirieron a la Ley para Prácticas Corruptas de Estados Unidos; las que, de acuerdo con el Departamento de Comercio de ese país perdieron 15 mil millones de dólares en 1997 por negarse a vender productos a compañías con mala reputación (Murray, 2002).
Pero afortunadamente un importante grupo de profesionales "de libro y formación académica" que normalmente ocupan cargos en las Pymes, mantienen tesis contrarias y afirman que la ética en la política , no solo es un buen negocio sino que "invertir" en ética política, es quizá uno de los negocios más rentables para los países".
Para los que defendemos estas tesis, la ética en la política eleva las ventas y mejora la imagen corporativa, fortalece la lealtad y el compromiso de los empleados, impide la sobrerregulación del mercado, evita perder negocios y brinda mayor acceso de financiamiento, entre otras ventajas.
Todo lo cual es cierto, y yo puedo probarlo en carne propia con el ejemplo y resultados (ahí quedaron los números) obtenidos en mis treinta y tantos años en que ejercí como Delegado de Naviera Pinillos en las Palmas, empresa está con fuerte vinculación con el mundo político /empresarial peninsular y canario.
Por último, una tesis alternativa justifica la buena ética de los políticos en términos estrictamente normativos con el argumento de que los negocios en política no son un mundo aislado y separado con valores diferentes de los de la sociedad en que actúan.
Para quienes defienden estas tesis, la buena ética de los políticos es una aplicación de ésta a un área específica de la actividad humana y en esa medida expresa un interés general; en consecuencia; la justificación de la ética de los políticos en los negocios no radica en su utilidad para ganar dinero; se puede ganar dinero faltando a la ética y se puede perder dinero siendo ético.
La ética es un saber práctico que dota de coherencia a la conducta humana, ajustándola a valores aceptados por la mayoría, lo que verdaderamente justifica a la ética es su contribución al orden social.
La ética en los políticos debe convertirse en la practica común en tomar decisiones prudentes y justas.
Concebir a la ética de los políticos como parte de una teoría de las decisiones no es poca cosa. Las decisiones tomadas por los gobernantes elegidos democráticamente tienen influencia sobre el medio ambiente, la distribución del ingreso, el desarrollo tecnológico , las condiciones sociales y políticas, en definitiva, de la salud económica de un país que busca un estado de bien estar generalizado para sus naturales .
Se trata, en todo caso, de una tesis de raigambre humanista , pero alejada del neoliberalismo salvaje que nos quieren imponer como única verdad universal .
El individuo libre y autónomo ha de asumir las consecuencias de sus actos y, en concreto, que todo perjuicio ocasionado en la vida, y el menoscabo en la propiedad de otros debe ser reparado de inmediato y no como mucho me temo que ocurrirá con los actuales imputados por corrupción política en España , por fraude o usos generalizados de prácticas que aunque la ley permitía , el honor y la buena ética las prohibía, quedándose para la Justicia, que emana desde el mismo "poder politico" en triste recuerdo de "una noche de verano" ,como tantos otros asuntos, donde el poder político y la falta de ética de quienes lo administran ha chocado frontalmente con el Judicial, aunque el perjudicado haya sido como casi siempre el pueblo llano.
No es casual que esta tesis conduzca directamente al concepto de responsabilidad, aplicada no a los individuos sino al sistema: "responsabilidad social del gobernante " , "responsabilidad institucional" o "responsabilidad colectiva".
Como conclusión final podemos afirmar que "La ética" en los políticos puede identificarse de tres formas:
Una.- La que considera la falta de ética como garantía para evitar el fracaso.
Dos.- la que piensa que la ética es una inversión redituable.
Tres.-La de le da un carácter simplemente normativo.
Llegados a este extremo siempre me pregunté: ¿merecerá la pena dejarse llevar por las nuevas corriente ética importadas?, ¿o por el contrario debemos volver a nuestra vieja cultura mediterranoide de los grandes pensadores griegos, los cuales predicaban que solo la conciencia y honor nos podían prohibir, aceptar o no, los códigos de conductas política "injustas", pero que la propia Ley admitia y consentía como "legales"?
¡QUÉ COSAS!
FDO. JULIO GLEZ. PADRÓN
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