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jueves, 13 de marzo de 2025

¿ES PUTIN DE FIAR?


Artículo de opinión

(Por Julio César González Padrón)

Ayer tuvo lugar en Arabia Saudí, país por cierto nada democrático, una reunión entre USA y Ucrania, bajo la supervisión del príncipe heredero del reino saudí, Mohamed Bien Salman. 

Mire usted eso; todo ejemplo de honestidad, justicia y equidad, permítanme el sarcasmo, pues no olvidemos que hace tan solo unos años atrás, fue el mismo príncipe, quien ordenó “triturar” y a hacer desaparecer de la faz de la Tierra, usando acido, al periodista saudí Jamal Khashoaggi, y todo por atreverse a denunciar las atrocidades que se estaban cometiendo en su país bajo su régimen dictatorial y opresor.

Pues bien, en esa casa de “paz y concordia” (continuo con mi sarcasmo) tuvo lugar el encuentro entre los distintos lideres negociadores, con el objetivo de alcanzar un primer de acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania, que enviarían posteriormente a Putin, para que lo estudiara, comentara, si le parecía bien al “rubio ruso” aceptarlo o no.

Putin fiel a su estilo de antiguo miembro de la siniestra KGB soviética, no tardo en contestar con unas contrapropuestas, que entre otras series de exigencia exponía estas, que, a simple vista, más parecen propias de “cabo interino” que de alguien formado, a quien se le supone medianamente serio, aunque sea ruso.

  1. Reconocimiento y aceptación como parte de Rusia de los actuales territorios conquistados por la fuerza en estos tres años que llevamos de “operación militar especial”; lo que viene a ser en la práctica un 20% del territorio ucraniano.

  2. Reconocimiento internacional como rusa de la península de Crimea, ocupada también por Rusia hace unos años y que la Comunidad Internacional, salvo algunos países satélites rusos, no han querido reconocer.

  3. Compromiso verificable, del desarme total de Ucrania

  4. Sustitución inmediata de un cambio de gobierno en Kiev, más afín al gusto del Kremlin o lo que es lo mismo, de la madre Rusia

  5. Compromiso que en el futuro Ucrania no entrará a formar parte de la OTAN o de cualquier otra alianza militar europea .

Y así una serie de “perlas”, como digo, más propias de un “rubito atómico” con añoranzas y sueños imperialista de convertirse en nuevo de SAR del siglo XXI, salvador y redentor, que recupere todo el poder y territorio de la extinta URRSS.

Las demandas que menciona, saltan a la vista que, son auténticas “perlas” muy propia de un sanguinario y bélico dictador como lo es Putin, y por lo tanto vistas desde el Occidente civilizado y democrático, como condiciones muy  difíciles de aceptar para nadie, y mucho menos para Ucrania.

Por un momento, creo que pensó en imitar a Puigdemont, pidiéndole cosas al presidente Pedro Sánchez.

Estas exigencias dejan meridianamente claro que parecen más orientadas a consolidar las ganancias territoriales y estratégicas de Rusia que a buscar un compromiso de paz.

Además, el contexto histórico y político sugiere que, si Putin utiliza estas propuestas como herramientas diplomáticas, son para ganar tiempo o dividir a sus adversarios. 

Aunque el Kremlin afirma estar abierto a soluciones pacíficas, la única verdad es que las acciones en el terreno, como la continuación de operaciones militares, envían un mensaje cuanto menos contradictorio y como decimos en Canarias. “jediendo a quemado por todas partes”

En resumen, más que un genuino esfuerzo por la paz, estas condiciones podrían interpretarse como una estrategia para fortalecer la posición de Rusia en la región.

 Sin embargo, no se me oculta que, la percepción de estas intenciones varía según el prisma político desde el que se analice.

Pues pienso que, las “leoninas” demandas planteadas por Putin en respuesta al plan de paz, pueden tener bajo mi particular punto de vista, varias capas de interpretación. 

A primera vista, pueden parecer una oferta para negociar, pero si se examinan con más detenimiento y despacio la cosa, revelan una intención más estratégica que conciliadora. 

Por ejemplo:

 La exigencia del reconocimiento de las fronteras actuales, incluidas Crimea y las regiones ocupadas; esta no es simplemente un punto de negociación, sino que busca legitimar y consolidar el resultado de acciones militares previas, que han sido ya ampliamente condenadas por la Comunidad Internacional. 

Es decir, lo que está pidiendo, sin cortarse un ápice, no es paz, sino aceptación tácita por parte de Ucrania de una violación del Derecho Internacional.

Otra de las exigencias, más propia de película para tontos, es la “suspensión de las sanciones”; Si amigo Putin y ya de camino, ¿Por qué no pedies “pan plátanos y perras para el cine”? 

Esta demanda apunta claramente a aliviar la presión económica sobre Rusia. 

Las sanciones e internacionales, está claro que han debilitado significativamente la economía rusa y han aislado al país en muchos aspectos; sin embargo, exigir su levantamiento sin ofrecer concesiones reales, podría interpretarse como una estrategia para reforzar su posición sin comprometerse de manera tangible a un proceso de paz.

En cuanto a adquirir un compromiso de que Ucrania no se unirá a la OTAN en el futuro, es otra preocupación que toca el núcleo del conflicto. 

Para Putin, la expansión de la OTAN hacia el Este representa una amenaza directa a la seguridad rusa. Sin embargo, proponer esto como condición inviolable limitando así la soberanía de Ucrania, refuerza la narrativa rusa de que su esfera de influencia debe ser respetada, a pesar de los deseos del pueblo ucraniano que dicho sea de paso, “es una cuestión que se la trae al pairo”

Otra de las grande “paridas” de Putin, expresada en su contestación, es la pretensión de que se forme un  nuevo gobierno en Kiev, tipo el de Bielorrusia, aunque no lo nombre  él expresamente, pues le bastaría, con poder manipular las votaciones  como ya hiciera en Crimea y que tan bien le fue.

Esta demanda no solo resulta inaceptable para Ucrania y sus aliados, sino que muestra un claro intento de interferir en la política interna de un país soberano. 

Etiquetar al actual gobierno del actual presidente, como "fascista” cuando fue el resultado emanado de las urnas, en unas elecciones libres y democráticas, cuyo claro ganador fue, Volodmir Zelenski, es parte de la retórica propagandística utilizada para justificar la intervención militar y deslegitimar a sus adversarios.

En conjunto, estas exigencias parecen diseñadas para presentar a Rusia como una parte "razonable" en busca de la paz, mientras que, en la práctica minan cualquier posibilidad de un acuerdo equitativo. 

Además, es importante considerar que estas propuestas también están dirigidas a su público interno, mostrando al liderazgo ruso como firme e intransigente frente al malo malísimo “del decadente” Occidente.

Finalmente, las acciones de Rusia en el terreno contradicen cualquier intención de paz genuina. Continuar con ataques militares, campañas de desinformación y tácticas de presión, no favorece precisamente un entorno donde las negociaciones puedan prosperar.

Si Putin busca algo, probablemente sea una paz que refuerce “su poder” y consolide su posición estratégica, más que una paz que contribuya a una solución justa y duradera para las partes.

Muy por el contrario de lo que busca el “pistolero rubio americano del salvaje Oeste”, Donal Trump,  que dicho sea de paso, tampoco busca es el bienestar y la paz para el sufrido y valiente pueblo ucraniano, sino explotar sus muchas riquezas minerales, incluido el petróleo y el gas, siempre en concordancia a su egoísta y antipático eslogan “anti mundo” de “American first” con que se le llena la boca ante sus votantes republicanos blancos y   yanques y ricos empresarios. 

Para acabar con mi clásica expresión canaria, les digo a los “dos rubios” … “Miren ustedes cristianos, a ese le limpia los mocos y si quieren, cásenlo con sus hijas, que, cuando ustedes van a ver al ranchero para que les mande más agua, ya yo he terminado de regar las tres fanegadas de plataneras que heredé de mi suegro”

¡Qué cosas!  


Fdo.

Julio César González Padrón

Marino Mercante y escritor


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