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martes, 20 de agosto de 2019

LA RISA COMO TERAPIA



Autora: 

Mary Almenara

Asimilar los tristes momentos que hemos tenido a causa de los incendios acaecidos en nuestra isla, no es tarea fácil para nadie y, mucho menos para las personas nacidas en nuestro terruño.
No menos triste es ver y oír las noticias que traspasa el corazón de cualquier persona bien nacida, cuando conocemos el triste echo de saber, que una vez más, una mujer ha sido violada.
A esto sumemos lo que cada persona vive de modo particular. Sin embargo, como se dice siempre, la vida continua y debemos seguir viviendo y riendo pues como decía Freud, “las carcajadas tienen el poder de liberar de nuestro organismo toda la energía negativa”. Si lo pensamos bien no existe mejor método que reír para sacar todo lo malo que, a lo largo del tiempo, va dañando nuestro organismo.
Pocas cosas producen tanta felicidad como ver la risa de un bebé cuando aún ni siquiera está preparado para balbucear una palabra, sin embargo, es capaz de sonreír cuando apenas ha cumplido los cuatro meses de edad.
No pensemos que el reír es simple y llanamente emitir unos sonidos, cada cual de manera diferente, y, en ocasiones incluso llorar a consecuencia de la risa. La risa produce en nuestro organismo reacciones que muchas veces desconocemos. Al reírnos nuestro cerebro ordena la segregación de endorfinas, sustancia que tiene propiedades parecidas a la morfina, lo que provoca alivio en el dolor a la vez que nos ayuda a prevenir la depresión.
Podemos observar cómo cuanto más jóvenes se es más propenso somos a reír, a veces incluso sin motivo aparente. Desgraciadamente a medida que nos hacemos mayores vamos perdiendo ese don de la risa, con lo que nos perdemos a su vez, la gran cantidad de beneficios que nos aporta.
Cada vez con más frecuencia se practica la risoterapia en colegios, centros para adultos o Asociaciones Vecinales. Practicar la risoterapia no solamente nos hace reír, en ocasiones también, nos hace echar fuera problemas emocionales que llevamos encasillados en nuestro corazón y que parece aprisionarnos desde dentro.
Dejémonos llevar por la espontaneidad de la risa, de la carcajada incluso. No dejemos de ver el lado cómico de las cosas y riámonos de nosotros mismo.
Pues como dice el humorista Florido. “Ríanse consio”

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