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domingo, 13 de septiembre de 2015

Ni año de pulpo ni año de nécora


Por eso de la dieta -que al sibarita del pulpo le encanta alimentarse de nécora-, sostiene la sabiduría popular que el año en el que abunda el cefalópodo escasea el crustáceo con el que compartió, en el mes de julio, apertura de veda. Y viceversa: que cuando el pulpo no se prodiga en el caladero, la población de nécora eleva considerablemente su censo y colma por la noche las nasas de los pescadores que van a ella.
Sin embargo, en la temporada que arrancó en julio pasado, esa rivalidad parece estar en tablas. Se quejan los marineros, en especial los del margen norte de la ría de Arousa, de que no hay pulpo, pero de que tampoco hay nécora.
En el caso del cefalópodo, las estadísticas lo corroboran. A principios de septiembre, las capturas de la especie apenas han rebasado el millón de kilos, cuando el año pasado, por estas fechas, se rozaba el millar y medio de toneladas de pulpo comercializado en las lonjas gallegas. Han caído los desembarcos en sus principales plazas. En Vigo, en Ribeira, en Corcubión, en Bueu... Bajadas que no compensan con las subidas detectadas en otras rulas tradicionalmente menos importantes en la venta de esta especie, como Burela o Malpica.
Calco del anterior
No les va mejor a los de la nécora, que están en tablas con respecto a las capturas del año pasado pero que vienen dibujando una curva descendiente desde el 2010, salvo el minúsculo pico que suponen en una gráfica las escasas cuatro toneladas en las que crecieron las descargas en el 2014.
Los lamentos por la escasez son similares en Bueu y Cangas, especializado en la pesquería de pulpo el primero, y con un sector de la nécora fuerte el segundo. José Manuel Rosas, patrón mayor buenense, no oculta su preocupación por la situación de una pesquería que a su juicio está «moi mal». Calcula que las capturas habrán caído un 60 %.
Claro que Rosas no solo achaca a la escasez del recurso esa merma en la cantidad de pulpo subastada en la lonja local. Jubilaciones, ventas de barcos y abandonos de marineros de bajura hacia la pesca de altura han agudizado ese diente de sierra en la estadística. «Entre unhas cousas e outras calculo que hai dez barcos do polbo que non están exercendo a actividade», dice el patrón mayor. Y eso, claro, repercute en el cómputo de las ventas.
Más barcos a la nécora
No son menores las quejas de Javier Costas, al frente de la Cofradía de Cangas. En su caso, estima que las descargas en ese puerto necoreiro han bajado en torno a un 40 %. No en números absolutos -pues estos dan cuenta de que hay más descargas-, pero, como explica Costas, esa mayor cantidad obedece a que este año, en vista de la escasez de pulpo, han optado más barcos por faenar a la nécora, no porque los profesionales capturen más.
A juicio del patrón mayor de Cangas, el problema es que, en la práctica, ya no hay vedas, ni para el pulpo ni para la nécora. Y asegura que desde hace cuatro años «o mar se está traballando mal». «Se cultivamos mal o campo, non sulfatamos, non labramos, temos unha colleita desastrosa... Iso é o que está a pasar no mar».
Mucha cría
Francisco Fernández, del pósito de Ribeira, empezó la temporada capturando nécora. Pero al poco cambió a los sargos con volantín. No aprecia una caída con respecto al año anterior, sino una continuidad del año pasado, por cierto desastroso para el crustáceo. Sabe también de compañeros que «despois de vinte anos indo ao polbo cambiaron para o palangrillo ou para os volantíns», clara señal, sostiene, de que las pesquerías están mal.
Ahora bien, Fernández es el único que arroja un poco de luz en un panorama que todos pintan negro: «Polbo grande non hai, pero polo menos vese que o mar está plagado de cría».

De las protestas para dejar las nasas en el mar a desear lo contrario

Sobrepesca, cambio climático, exceso de aparejos, tecnificación, calidad de las aguas, incluso el Prestige... El abanico es amplio cuando se pide a los profesionales que aventuren las causas de esta situación, de escasez casi generalizada. Pero más allá de explicaciones personales, todos coinciden en que no hay estudios profundos y amplios que expliquen el estado de los caladeros. José Manuel Rosas recuerda que cuando con 15 años empezó a ir al mar, él y su padre llevaban a bordo 30 nasas y con tres lances obtenían lo suficiente para vivir bien. «Agora con 300 nasas se malvive», dice.
El patrón mayor de Bueu espera que este sea solo un año malo, pero «¿e si é só o primeiro de sete anos de vacas fracas?» Por eso cree que ha llegado la hora de hacer una reflexión en alto y buscar solución a corto plazo a un sector que «xa de por si está tocado e que pode acabar fundido».
Rosas apela a la Administración para que ayude a parar esta sangría. Y lo mismo hace Javier Costas, que reprocha tanto al Gobierno como a los representantes de los pescadores que no reaccionen ante el desastre.
Más nasas, más tiempo
En lo que respecta al caso concreto del pulpo y la nécora, cree que hallegado el momento de replantearse la medida que permite dejar las nasas caladas en el mar todos los días, una medida que considera que, en la práctica, ha eliminado la veda y aumentado el número de aparejos en el mar, con el consiguiente incremento del esfuerzo pesquero.

No es el único que opina de esa manera. Francisco Fernández recuerda cuando él y sus compañeros se manifestaron delante de San Caetano para que se les permitiese a los del pulpo dejar las nasas en el mar en lugar de traerlas todos los días a tierra. Ahora, esos compañeros, han firmado para que en la próxima campaña, se obligue a recoger cada día los aparejos y traerlos a puerto. Quizá así vuelva el pulpo.

FUENTE : http://www.lavozdegalicia.es/noticia/maritima/2015/09/13/ano-pulpo-ano-necora/0003_201509G13P37991.htm?piano_t=1

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