La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) sacó del anonimato a Ada Colau(Barcelona, 1974). Paralizando desahucios pero, sobre todo, explicando el porqué de nuevos movimientos ciudadanos, Colau se ha labrado una reputación que ahora quiere poner al servicio de Guanyem Barcelona (Ganemos Barcelona). Va, efectivamente, a por todas. Pretende convertirse en alcaldesa de la ciudad como directora de una orquesta en la que están desde Podemos hasta ICV, pasando por desencantados y ciudadanos que antes no querían saber nada de la política.
-"No voy a “fichar” por ningún partido político", dijo en su despedida de la PAH. Ahora se presenta a las elecciones municipales en Barcelona. ¿Por qué?
-¿Moverse hacia dónde?
Estamos ante una oportunidad histórica. En los últimos años se han movido muchas cosas que parecían imposibles de mover y hay una ventana de oportunidad de intervención política. Como ciudadanos estamos obligados a intentar aprovecharla para mejorar la democracia. Especialmente porque es posible en un momento de concentración de poder sin precedentes. El único poder que tiene la ciudadanía es el de su mayoría. Hay que llegar a nuestras instituciones y devolverlas al bien común.
-¿Qué factor abona el terreno de Guanyem? ¿La crisis económica, la corrupción o el despertar de la sociedad civil?
Todos esos factores. La crisis no es económica. Es casi un colapso de civilización, del régimen de 1978 y la Transición. Primero ha habido movilizaciones muy importantes, como el 15-M, las mareas o los afectados por la hipoteca. Aunque eso es imprescindible y hay que seguir haciéndolo, hemos visto que hay unas instituciones que bloquean las iniciativas ciudadanas. Todo el mundo quiere que se paren los desahucios y pide la dación en pago, que se garantice la sanidad pública y no se rescate a la banca, que se acabe con la corrupción. Hay demandas con un amplísimo consenso social que se ven bloqueadas en nuestras instituciones por una élite política en connivencia constante con la élite financiera y económica. Frente a ese secuestro de la democracia, mucha gente concluye que hay que ir también a las instituciones para democratizarlas.
-¿Qué medidas concretas plantea para lograrlo?
Guanyem quiere ganar, no constituirse en otro partido y tener una representación minoritaria. Para eso tenemos que sumar a gente que no ha participado nunca y a algunos que están en otros partidos. No buscamos planteamientos generalistas sino objetivos concretos. Por ejemplo: limitar sueldos y mandatos, acabar con la acumulación de cargos, acabar con las dietas, decir cuánto es un sueldo máximo o mínimo digno.
-¿Cuánto cobrará como alcaldesa?
Lo discutiremos democráticamente en encuentros y jornadas con todo el que quiera participar en el proyecto. Pero buscamos compromisos concretos. Por ejemplo: que se publique el patrimonio de los electos, pero también su agenda diaria para controlar así la acción de los lobbies. Que haya rendición de cuentas de cualquier cargo electo, mensual o trimestralmente, para que respondan ante la ciudadanía. En cuanto a la participación, se pueden promover consultas vinculantes sobre temas que afecten decisivamente. Por ejemplo: que no se pueda llevar adelante ningún plan urbanístico sin consultar a los ciudadanos.
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) sacó del anonimato a Ada Colau(Barcelona, 1974). Paralizando desahucios pero, sobre todo, explicando el porqué de nuevos movimientos ciudadanos, Colau se ha labrado una reputación que ahora quiere poner al servicio de Guanyem Barcelona (Ganemos Barcelona). Va, efectivamente, a por todas. Pretende convertirse en alcaldesa de la ciudad como directora de una orquesta en la que están desde Podemos hasta ICV, pasando por desencantados y ciudadanos que antes no querían saber nada de la política.
-"No voy a “fichar” por ningún partido político", dijo en su despedida de la PAH. Ahora se presenta a las elecciones municipales en Barcelona. ¿Por qué?
En la carta de despedida dije que había descartado fichar por un partido político, pero que estaría encantada de participar como ciudadana en los procesos de cambio y regeneración democrática imprescindibles para este país. Hay partidos que me lo han propuesto, pero no he fichado por nadie. Estamos en una situación de emergencia. La crisis es política. Las instituciones están bajo la sombra de la sospecha permanente. Hay corrupción, puertas giratorias y se está privatizando el interés general. La vida de la gente está literalmente en peligro. Eso ha llevado a muchos ciudadanos que no nos habíamos planteado la política institucional a movernos.
-¿Moverse hacia dónde?
Estamos ante una oportunidad histórica. En los últimos años se han movido muchas cosas que parecían imposibles de mover y hay una ventana de oportunidad de intervención política. Como ciudadanos estamos obligados a intentar aprovecharla para mejorar la democracia. Especialmente porque es posible en un momento de concentración de poder sin precedentes. El único poder que tiene la ciudadanía es el de su mayoría. Hay que llegar a nuestras instituciones y devolverlas al bien común.
-¿Qué factor abona el terreno de Guanyem? ¿La crisis económica, la corrupción o el despertar de la sociedad civil?
Todos esos factores. La crisis no es económica. Es casi un colapso de civilización, del régimen de 1978 y la Transición. Primero ha habido movilizaciones muy importantes, como el 15-M, las mareas o los afectados por la hipoteca. Aunque eso es imprescindible y hay que seguir haciéndolo, hemos visto que hay unas instituciones que bloquean las iniciativas ciudadanas. Todo el mundo quiere que se paren los desahucios y pide la dación en pago, que se garantice la sanidad pública y no se rescate a la banca, que se acabe con la corrupción. Hay demandas con un amplísimo consenso social que se ven bloqueadas en nuestras instituciones por una élite política en connivencia constante con la élite financiera y económica. Frente a ese secuestro de la democracia, mucha gente concluye que hay que ir también a las instituciones para democratizarlas.
-¿Qué medidas concretas plantea para lograrlo?
Guanyem quiere ganar, no constituirse en otro partido y tener una representación minoritaria. Para eso tenemos que sumar a gente que no ha participado nunca y a algunos que están en otros partidos. No buscamos planteamientos generalistas sino objetivos concretos. Por ejemplo: limitar sueldos y mandatos, acabar con la acumulación de cargos, acabar con las dietas, decir cuánto es un sueldo máximo o mínimo digno.
-¿Cuánto cobrará como alcaldesa?
Lo discutiremos democráticamente en encuentros y jornadas con todo el que quiera participar en el proyecto. Pero buscamos compromisos concretos. Por ejemplo: que se publique el patrimonio de los electos, pero también su agenda diaria para controlar así la acción de los lobbies. Que haya rendición de cuentas de cualquier cargo electo, mensual o trimestralmente, para que respondan ante la ciudadanía. En cuanto a la participación, se pueden promover consultas vinculantes sobre temas que afecten decisivamente. Por ejemplo: que no se pueda llevar adelante ningún plan urbanístico sin consultar a los ciudadanos.
-En Guanyem ha entrado Iniciativa per Cataluña (ICV), un partido convencional. ¿Excluyen al PSC por ser parte de esa estructura que combaten?
Lo que no excluimos son a los los militantes del PSC, a los desencantados que buscan otros espacios de participación porque creen que su partido no tiene solución. El PSC lleva décadas en ámbitos de poder y tiene unas inercias muy fuertes. Más que excluirlos nosotros, se excluyen ellos al ni siquiera plantearse objetivos que son un clamor social. Lo tendrían muy fácil predicando con el ejemplo. El PSC representa esa estructura que tenemos que cambiar.
-Promueven la desobediencia civil en favor del derecho a decidir. ¿No es peligroso no respetar las instituciones?
Lo que es peligroso es no dejar votar a la gente. La fábrica de independentistas en Cataluña es el Partido Popular. Ha crecido en los últimos años por la manera arrogante y autoritaria que tiene el PP de gobernar. No se pueden negar principios democráticos básicos como votar y que la gente opine. Y cuanto más se empeñan, cuanto más insisten en esa deriva centralizadora, más crece ese ansia de libertad. El movimiento por el derecho a decidir en Cataluña es básicamente el que pide más y mejor democracia.
-Hay un paso entre decir eso y la desobediencia.
Nadie quiere desobedecer porque sí. Pero se están agotando todas las vías, hay un apoyo de más del 80%, se han hecho leyes en instituciones que representan a los ciudadanos. Si la respuesta es "no" porque no me da la gana, negando la palabra, si es tan injusto y autoritario, la desobediencia pacífica es legítima. Y se ha utilizado a lo largo de la Historia de la humanidad para desbloquear situaciones complejas. A nosotros no se nos calla de esta manera.
-¿Ha sido Podemos imprescindible para revivir políticamente a mucha gente?
Es un actor fundamental de esa revolución democrática en curso. Pero el sujeto importante aquí es la ciudadanía, que se ha dado cuenta de que delegar la política cada cuatro años no ha funcionado. Por lo tanto, tenemos que ocuparnos de los asuntos públicos y de las instituciones. Podemos ha sido una expresión y Guanyem Barcelona es otra dentro de este proceso ciudadano, que busca herramientas para poder expresarse y ganar.
-Si no ganan, ¿pactarán con partidos tradicionales?
Habrá que verlo. Pero ganar puede ser que nuestros objetivos se cumplan aunque nosotros no gobernemos. Los objetivos son lo prioritario: el código ético, la participación real, los derechos sociales… A partir de ahí, la gente decidirá.
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