A noventa y tres grados bajo cero llegan las pajuelas con el semen de los sementales seleccionados para fecundar al ganado vacuno de Valsequillo. Un proyecto de inseminación artificial del ganado vacuno que el consistorio municipal lleva desarrollando más de una década en la localidad como una manera de ayudar al sector pecuario del municipio.
Hoy ha tocado en la Ganadería “La Cantera”, una explotación familiar donde todos, incluso las dos niñas del matrimonio entre Judith y Yeray, cumplen una tarea. Judith González es la que está al frente de la ganadería, mujer, joven y ganadera, explica que este sistema “resulta más económico puesto que el costo de una dosis de semen y la mano de obra necesaria para la inseminación artificial es más barato que el mantenimiento de los toros en la cuadra o el traslado cada mes de los animales para su monta”. Y es que a través de este programa se pueden inseminar un gran número de vacas en un mismo día, “cosa que sería muy difícil en condiciones naturales para un solo toro” añade.
Valsequillo
se caracteriza por tener una gran tradición ganadera que con el
tiempo se ha visto mermada, sobre todo, en el sector del ganado
vacuno. Diversas son las razones que han contribuido a que el censo
bovino haya disminuido de manera considerable, entre ellas podemos
citar el escaso relevo generacional, los escasos márgenes
de beneficio en las producciones o los elevados costes de producción.
Otra de las características de las explotaciones era que estaban
dispersas por todo el municipio, lo que hace que el manejo
reproductivo de las vacas mediante monta natural fuese infructuoso en
muchas ocasiones. Por ello, se puso en marcha este proyecto que
buscaba afianzar el arraigo de los ganaderos a la tierra, mediante la
mejora de la productividad de los animales.
Esta
iniciativa
se basa en la utilización de un programa de inseminación artificial
con semen congelado, que brinda la posibilidad de una amplia difusión
genética de machos mejoradores, permitiendo desarrollar un programa
de conservación y mejora genética. Este sistema permite preservar
los parámetros genéticos y fenotípicos de la vaca canaria, así
como, aumentar los índices de producción de otras razas de forma
cualitativa y cuantitativa. Y es que como explica el veterinario
Antonio Domínguez, “las pajuelas se compran a grandes centros de
inseminaciones,
se tratan de toros de varias calidades y se insemina a las vacas con
el semen de aquel toro en función de lo que necesite cada
explotación, también hay que tener en cuenta que las crías
resultan con muy buenos índices de productividad, pues se utiliza
material genético de toros que aportan a la producción y a la
calidad de leche, ganancias de peso, resistencia a enfermedades,
fertilidad, entre otros.”.
En
este sentido, en la Ganadería La Cantera “si las crías son
hembras se dejan para crianza y si son machos para engorde. Para
nosotros este proyecto municipal nos permite aumentar nuestro ganado
y supone una ayuda económica, especialmente en este tiempo de la
pandemia por COVID-19, porque nos permite ahorranos el coste de las
inseminaciones”, aclara Judith González.
Y
es que la importancia de la magnitud de la ganadería en este
municipio de medianías no la podemos medir en base a su peso en el
Producto Interior Bruto sino desde el punto de vista estratégico,
de las tradiciones y de su importancia social y medio ambiental,
puesto que permite el sostenimiento del paisaje, la conservación de
ecosistemas y la prevención de la erosión del suelo.
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