Como
ya hemos dicho en alguna ocasión, Naviera de Canarias, NAVICASA,
constituye el ejemplo empresarial más importante de Canarias en la
década de los años sesenta del siglo XX en lo que al ámbito naviero se
refiere. Iniciativa de éxito liderada junto a otros inversores por
Alejandro del Castillo y del Castillo (1892-1977), octavo conde de la
Vega Grande, la compañía tuvo una flota frigorífica muy decorosa con la
que abarcó diversos tráficos y se convirtió, además, en una escuela
importante para sus tripulaciones, canarios en su mayoría, que tuvieron
la oportunidad de consolidar sus conocimientos y sus trayectorias
profesionales.
Construcción
número 105 del astillero de la Sociedad Española de Construcción Naval,
de Sestao (Vizcaya), el sábado 8 de febrero de 1964 resbaló por la
grada en ceremonia que amadrinó la señora Pilar Ariza, esposa de
Leopoldo Boado, subsecretario de la Marina Mercante, en acto presidido
por el director general de Navegación, almirante Pascual Pery Junquera y
con la asistencia de una nutrida representación, entre los que
figuraban el presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria, Federico
Díaz Bertrana; el presidente del Sindicato Provincial de Frutos y
Productos Hortícolas, José Naranjo Hermosilla; el consejero del Cabildo
Insular de Fuerteventura, Miguel Sánchez Velázquez y el consejo de
administración de Naviera de Canarias, que presidía Pedro del Castillo y
Bravo de Laguna.[1] Por parte de La Naval asistió su comité directivo, encabezado por su director general, Enrique de Sendagorta.
El nuevo
buque estaba compartimentado en dos cubiertas con tres entrepuentes,
cámara de máquinas y superestructura a popa, alojamientos para 25
tripulantes y dos cabinas para cuatro pasajeros. Podía cargar 75.000
pies cúbicos y era de similares características al buque “Mediterranean
Sprinter”, abanderado en Holanda, que estaba fletado para el transporte
frutero entre Canarias, Dieppe y Rotterdam.
Inscrito
en la matrícula naval de Las Palmas de Gran Canaria, el buque “Playa de
las Canteras” entró en servicio en agosto de 1964 después de que hubiera
realizado las pruebas de mar, en las que alcanzó una velocidad de 16,7
nudos. Incorporado a la línea de Rotterdam y Dieppe con cargas
paletizadas de tomates y hortalizas, luego vinieron otros tráficos y
fletes internacionales que llevaron al buque prácticamente por todo el
mundo.
Entre 1971
y 1972, recuerda Pedro Anatael Meneses Roques, que entonces era jefe de
máquinas de este buque, cargaban merluza congelada de los pesqueros de
Pescanova en Ciudad del Cabo y descargaban por lo general en Italia, así
como cargas de atún congelado en la isla Mauricio para su descarga en
Puerto Rico. Entonces el barco estaba al mando del capitán Ramón Mejías y
en otras ocasiones se trataba de fletes de frutas tropicales.
Así transcurrieron los años hasta que en agosto de 1985 llegó el momento
de su desguace en La Graña, en la ría de Ferrol.
De 1.568
toneladas brutas y 1.455 toneladas de peso muerto, medía 82,70 m de
eslora total –73,50 m de eslora entre perpendiculares–, 11,80 m de
manga, 6,50 m de puntal y 4,80 m de calado máximo. Estaba propulsado por
un motor Sulzer 8TD48, de 2.400 caballos de potencia sobre un eje y
hélice de paso fijo, que le permitía mantener una velocidad de 15,5
nudos. Disponía, además, de tres grupos electrógenos de 135 KVA de
corriente alterna trifásica y la planta de frío industrial la permitía
alcanzar temperaturas de entre –12ºC y –20ºC. Código IMO 6407822.
Nota:
[1] Del
consejo de administración también formaban parte Ramón Roque González
(vicepresidente), Gilberto Roque González (secretario), Francisco Vega
(consejero-delegado), Alejandro del Castillo y del Castillo, Luis Taibán
y Jorge Alexiades (consejeros), José Romero (director) y Fernando
Quintana (representante de Naviera de Canarias en Madrid). El Eco de Canarias,11 de febrero de 1964.
Foto: archivo de Alberto Mantilla Pérez. Nuestro agradecimiento.
fuente: https://www.puentedemando.com/playa-de-las-canteras-1964-1985-primer-barco-de-navicasa/
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