La hoja de ruta redactada por Repsol para realizar prospecciones petrolíferas en aguas de las islas Canarias, está a punto de cerrarse. A la multinacional solo le quedaba la autorización administrativa que le tenía que conceder el Ministerio de Industria, Energía y Turismo (MINETUR) para empezar a perforar y hoy la ha recibido oficialmente.

Algo triste y a la vez denunciable sobre todo porque lo realiza un Gobierno que debería velarante todo “por el interés general” y no el particular y “económico” de una multinacional.
Pese al negro panorama, Repsol no ha ganado aún esta guerra. Se abren ahora un aluvión de pleitos, quejas y denuncias europeas, movilizaciones y acciones en su contra, tanto de colectivos ecologistas, ciudadanía, de las administraciones e instituciones canarias y de la mayoría de partidos del arco parlamentario que se han reafirmado en contra de las prospecciones. Esta oposición hará que la multinacional tenga que seguir viendo como su marca se arrastra por miles de foros, chats, redes sociales y medios lo que incrementará aún más su desprestigio.
¿Estará dispuesto Repsol a aguantarlo todo o de lo contrario buscará una salida honrosa del avispero petrolero donde se ha metido? Lo sabremos en breve.
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