Opinión.
Cuando por cualquier medio nos llega la noticia de que una persona se ha quitado la vida, solemos pensar que algo negativo se cruzó en ese momento por su mente que no le dejó razonar con claridad.
Personalmente siempre me ha quedado duda ante un suicidio pues me pregunto si esa persona ha sido valiente a la hora de quitarse la vida o, por el contrario, es un ser que no ha tenido la fuerza necesaria para enfrentarse al problema que le acosaba.
Esta época que nos ha tocado vivir es propicia para tirar por esa calle de desesperanza sin que se hay podido ver una ventana por donde entre una ráfaga de luz y voluntad para seguir adelante.
Como digo anteriormente, las circunstancias por las que estamos atravesando son propicias para esas personas con bajo estado de ánimo, las que siempre ven la botella medio vacía, para aquellos que han perdido el trabajo, el negocio o, lo que es peor, a un ser querido a causa de este virus que nos ha llegado.
Sin embargo hasta que en los medios de comunicación no sale la noticia de que una persona ha decidido poner fin a su vida, esta enfermedad pasa inadvertida para la mayoría de las personas.
Por duro e irreal que parezca, y según las estadísticas, cada dos horas se suicida una persona lo que puede llegar a la aterradora cifra de diez al día. Estos seres que deciden quitase la vida superan los accidentes de tráfico, once veces a los homicidios y ochenta a los de violencia de género.
Como pueden ver, y basándonos en las estadísticas, se producen más suicidios que los que podemos pensar.
Mary Almenara.
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