Covid-19 y su efecto en las personas mayores, Entrevista al Dr, René de Lamar, Geriatra
José Antonio Cabrera. ASSOPRESS
La
propagación del coronavirus y el estado de alarma actual ponen, sobre
todo, el foco en el impacto de la enfermedad en los adultos mayores que
suelen ser los más gravemente afectados por esta infección de fácil
contagio, nos explica el Doctor René de Lamar, especialista en geriatría
de HPS.
En
primer lugar, debemos recordar que los síntomas predominantes por
COVID-19 son fiebre en un 83% de casos, tos en un 82% y disnea (falta de
aire) en un 31% que puede ser un marcador de gravedad en determinados
pacientes. Además, aproximadamente el 90 % de casos presentan más de un
síntoma o signo del cuadro. En porcentajes inferiores se encuentran
dolores musculares, confusión mental, cefalea, escalofríos y dolor de
garganta entre otros. Por tanto, a priori se establecen los mismos
síntomas en jóvenes que en personas mayores.
En
casos graves lo habitual es que se afecten los pulmones, a modo de
insuficiencia respiratoria aguda y distrés respiratorio como
consecuencia de neumonía bilateral.
El empeoramiento suele ser progresivo lo que permite vigilar al paciente y tomar las medidas oportunas en cada momento.
Cuando
a los contagiados se le realiza la analítica de sangre los datos más
relevantes que presentan estos pacientes son que los leucocitos pueden
estar normales, los linfocitos son bajos( lo que constituye un marcador
sensible de esta enfermedad), una elevación del dímero D, Lactato
deshidrogenasa ,velocidad de sedimentación globular, transaminasas y
proteína C reactiva.
También
la radiografía de tórax y en casos seleccionados la tomografía axial
computarizada de tórax (TAC) puede ser de gran ayuda en el diagnóstico.
El
Doctor nos recuerda que en el envejecimiento se producen cambios
fisiológicos en todos los sistemas del organismo que determinan una
disminución de la reserva funcional limitando la capacidad de respuesta
ante un estrés determinado o incremento de la demanda como puede ser una
infección vírica de las vías respiratorias. También se produce un
deterioro de los procesos reguladores que mantienen la integración
funcional entre los diferentes órganos y sistemas del organismo.
Por
tanto, el especialista de HPS René de Lamar, concluye que el
envejecimiento no es solo la suma de la reducción individual de la
reserva funcional de cada órgano, sino también de los mecanismos
reguladores que integran sus funciones.
Una
consecuencia directa de todo lo anterior sería el concepto de
presentación atípica de las enfermedades que supone con frecuencia todo
un reto diagnóstico, por ejemplo, una neumonía manifestándose como un
delirium con confusión mental sin fiebre ni tos.
Las
diferencias en la presentación de las enfermedades con respecto a la
población más joven van a ser más marcadas a mayor edad del paciente
entre otros motivos por la frecuente coexistencia de pluripatología o
comorbilidades, polifarmacia y mayor fragilidad que enmascaran cuadros
concretos.
Es
frecuente que el órgano más frágil claudique independientemente del
proceso patológico en sí, siendo el responsable de otras manifestaciones
clínicas independientes del factor causal responsable. Un
ejemplo frecuente es un síndrome confusional agudo como consecuencia de
un proceso infeccioso sin existir lesión cerebral que lo justifique.
En
la atención al paciente mayor observamos con frecuencia la presencia de
alteraciones “Iceberg”, es decir enfermedades no conocidas ni por el
propio paciente ni por su médico que son el origen de incapacidades no
explicadas por los trastornos ya conocidos y tratados.
Por
tanto, nos indica el Doctor, que se debe establecer un marco funcional
que obliga a medir la enfermedad a través de sus consecuencias y no solo
a partir de las causas que la generan.
Los
síndromes geriátricos pueden generar mayor morbilidad y consecuencias
en ocasiones más graves que la propia enfermedad que las produce, por
ejemplo el síndrome de inmovilidad que se produce tras un ictus puede
propiciar, si no se toman las medidas oportunas de prevención, úlceras
por presión y generar más problemas.
La
pluripatología o presencia de varias enfermedades tan frecuente a
partir de los 70 años no solo puede dificultar el diagnóstico de un
cuadro agudo, sino que a veces el tratamiento de una puede afectar el
curso de otra. También puede suceder que una situación enmascare o
atenúe otra patología como una anemia sin decaimiento en un paciente con
inmovilidad.
Con
respecto al tratamiento o la actitud terapéutica debe ser diferenciada y
personalizada, con utilización de medidas adaptadas a las
características del paciente evitando los extremos, encarnizamientos
diagnósticos y terapéuticos o las actitudes nihilistas que conduzcan a
la infrautilización de medidas terapéuticas de probada eficacia.
Cuando la infección es leve, no hay factores de riesgo sino que el tratamiento es sintomático y con medidas de aislamiento.
Los pacientes más graves suelen ser personas con comorbilidades previas, fumadores y varones en una mayor proporción.
Por
todo ello, el geriatra René de Lamar nos recomienda, con especial
atención a la población más mayor y de alto riesgo, que eviten las
visitas innecesarias a los servicios de urgencia hospitalarios
utilizando los canales adecuados establecidos para esta situación. En
HPS se llevan a cabo diferentes métodos para seguir atendiendo a los
pacientes de la mejor manera posible en cada caso. Estos se pueden
consultar llamando al teléfono habitual de contacto (928 49 99 00)
El
Doctor, nos recuerda que tomar las medidas de protección recomendadas
debe ser una responsabilidad, porque cuidándonos cuidamos a todos.
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