Marisol Ayala.
Hace un par de semanas unos amigos educadores pararon el coche en el
que íbamos en dirección al Puerto para recoger a la madre de uno de
ellos, a la altura del CC La Ballena. Aparcaron en el vado de un colegio
público y ahí les esperé. De pronto pensé en estirar las piernas y salí
del vehículo. Algo debió llamar mi atención, tal vez un centro escolar
donde unos adolescentes jugaban a escalar las rejas que protegían el
acceso al edificio. Todo me resultaba conocido.
Tengo buena memoria
fotográfica. Al par de horas mi memoria se fue acercando a un episodio
vivido en la zona pero no acertaba. Cuando llegué a casa llamé a un
amigo y hurgué entre mis papeles hasta encontrar un maletín repleto de
recortes de periódicos, yo, que no soy de guardar nada, siempre que lo
abro me digo “si está aquí es que ha sido algo importante”.
Y tanto. En ese centro escolar se detectó el primer caso de sida de
Canarias. Su portador era un profesor al que los medios perseguimos sin
saber nada de la enfermedad. El acoso mediático que sufrió esa persona
fue brutal. Sanidad dando palos de ciego y los medios informando sin
saber bien ni qué era el sida ni sus vías de contagio. Todos en bragas.
Recordando aquellos días tan agitados recuerdo el disparate con el que
se trató la noticia. Para empezar uno de esos días alguien decidió,
supongo que Sanidad y la dirección del centro, que era conveniente que
el afectado dejara hacerse una foto para la prensa. Así se hizo. La
presencia de tantos periodistas en los alrededores del centro aconsejó
trasladar al profesor a otra isla huyendo de los periodistas. Se pactó
la discreción hasta que un medio publicó detalles de su nuevo destino. A
él y a su familia le hundieron la vida dado que fue localizado. La
administración bocazas lo abandonó a su suerte y lo puso a los pies de
los caballos.
fuente: https://marisolayalablog.wordpress.com/
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