Mary Almenara
Esta es la frase más escuchada desde que se estableció la orden de confinamiento para todos los españoles. Las primeras semanas se llevaron muy bien sobre todo entre los estudiantes y las personas que, cada día salían de casa para incorporarse al trabajo. El aislamiento, los primeros días, se tomó como si de unas vacaciones se tratará y se aprovechaba el tiempo para quedarse unas horitas más en la cama porque en nuestro fuero interno pensábamos, esto pasará pronto.
Mayoritariamente las mujeres descolgaron todas las
cortinas de la casa y se pusieron a lavar, tanto que se dice que algunas
lavadoras lloraban nada más verlas aparecer. Los maridos subieron y bajaron más
escaleras que un bombero haciendo prácticas, pues lógicamente si una lavaba el
otro colgaba.
Se aprovechó el tener a toda la familia en casa,
para dejar esta como los mismos chorros del oro, desde la puerta de la calle
hasta el último rincón no se encontraba una mísera gota de polvo, todo estaba
impoluto, limpio y brillante.
Pero los días van pasando, y hay que ir buscando
nuevos entretenimientos, hay quien tira por los juegos en familia y sacan los
puzles que llevan años guardados en el trastero, los hay que rebuscan en el
viejo baúl para sacar aquellos ovillos de hilo y las agujas que dormían el
sueño de los olvidados.
No olvidemos a aquellos que, no sabiendo que hacer
con tanto rollo de papel higiénico del que hizo acopio como si no hubiera un
mañana, nos deleitaron con los videos más simpáticos que han corrido por las
redes.
Lo más inverosímil es ver la cantidad de cocineras y
cocineros que han brotado desde el confinamiento, desde quien sin haber frito
un huevo en su vida ha terminado siendo expertos/as cocinillas, atreviéndose a
cocinar una paella sin que se le pase el arroz.
Han salido más cocineros que en la televisión, que
ya es decir, en algunas casas se turnan para entrar a la cocina y luego se
evalúan los diferentes comistrajes.
Lo que peor se está llevando es el tener a los niños
entretenidos desde que se levantan hasta la hora de acostarse. Aquí hay que
poner toda la carne en el asador y, tratando de que los pequeños abandonen por
unas horas los móviles o las tables, se ha recurrido a todo, desde hacerlos
cantar para grabar el video y ponerlo en las redes, hasta jugar al escondite.
También se ha hecho un largo recorrido por todos los juegos, empezando claro
está, por los juegos de mesa hasta pintar en el suelo la cuadricula para jugar
al teje.
Esta ha sido una ardua tarea para los padres pero sobre
todo para los abuelos a los que les ha tocado cuidar de los nietos porque los progenitores
siguen trabajando.
Amigos, pasen los días como mejor les plazca, pero
por favor # Quédate en casa.
Fotos tomadas de la Web.
No hay comentarios:
Publicar un comentario