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martes, 19 de marzo de 2019

Ser amanerado era delito


 Marisol Ayala
Cuando hace unas semanas Manuel López de 69 años halló entre sus papeles la sentencia de 1972 que con 16 años de edad le aplicaba la Ley de Vagos y Maleantes y lo condenaba a dos años de cárcel por «amaneramiento y peligrosidad social”, al leerla, su reflexión fue la siguiente: «que se sepa lo que pone ahí; si vienen los de Vox a los mariquitas nos pegan fuego».

La sentencia lo obligaba a cumplir cárcel fuera de Canarias. Manolo está preocupado con Vox, recuerden que su vida la marcó la intolerancia y la dictadura y que en ese ambiente creció el niño temeroso que fue. Malmirado, ridiculizado y perseguido. Su historia es fiel reflejo de la España negra.
Vivía con sus padres en la calle Mariucha de Las Palmas de Gran Canaria. En el colegio se reían de su amaneramiento de tal manera que un día lo expulsaron «por maricón», dice. Iba por la calle y lo detuvieron, ahí y comenzó su periplo de cárcel en cárcel, Huelva, Barcelona, Valencia. No entendía nada; no había cometido delito alguno y “me llevaban preso”, recuerda. En las prisiones que pisó se pasaba los días evitando ser violado «era joven, alto, guapo y gracioso».
Cuando cumplió la condena tenía 21 años y le dio miedo regresar a su tierra pero vino clandestinamente. Durante años trabajó limpiando pensiones y locales de ocio en Las Palmas pero como siempre tuvo alma de artista hizo el petate y se marchó a Luxemburgo, Holanda, Bélgica. El alterne y la música lo esperaban. Nunca le dijo a la familia que había estado en prisión y siempre, donde estuviera, le envió dinero a su madre.
A pesar de la dureza de su vida no sabe de rencores y dice haber sido feliz. Su hija, nacida de un amor, es su alegría.
Cuando tuvo 18 años le dijo que era su padre. Antes era un tío.
fuente:  https://marisolayalablog.wordpress.com/

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