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domingo, 18 de febrero de 2018

Bendiciones gais, gran tensión entre los cardenales


Se está librando una batalla en el área de lengua alemana de la Iglesia en relación a la bendición a parejas homosexuales, una discusión lanzada por el vicepresidente de la Conferencia episcopal de Alemania, Mons. Bode, y de alguna manera apoyada y compartida por el presidente de dicha Conferencia, el cardenal Marx.



Tras la fuerte condena por parte del cardenal Josef Cordes, antiguo prefecto de Cor Unum, ha llegado la condena de Mons. Laun, obispo emérito de Salzburgo, cuya dimisión por haber alcanzado el límite de edad ha sido aceptada a gran velocidad por el Pontífice.
Pero contra él se ha alzado la voz del cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, y de otros obispos de la Conferencia episcopal austriaca, sobre todo de los progresistas. Laun había hablado de acciones contra los mandamientos de Dios y había citado, entre otros, el exterminio programado en los campos de concentración y las organizaciones de criminalidad organizada. Schönborn ha declarado que “no es en absoluto aceptable mencionar el valor de las uniones entre personas del mismo sexo y la mafia o los campos de concentración como, por desgracia, ha sucedido. Estas cosas no son comparables. Hablar así no es aceptable”. Laun ha pedido disculpas, diciendo que “hay personas que piensan que, de alguna manera, las he insultado. No lo he hecho y nunca he querido hacerlo. Si alguien lo piensa, lo siento y puedo pedir perdón”. Laun ha declarado que su intención era sólo subrayar que “el denominador común es que se va contra los mandamientos de Dios, por lo tanto, la Iglesia no puede dar su bendición, ni por pecados pequeños ni por pecados grandes”. El obispo ha añadido que la mayor parte de las personas ha entendido lo que él quería decir “y muchos me han dado las gracias”.
Pero, tal vez más interesante que la polémica sobre la calidad y lo apropiado de los ejemplos utilizados por el obispo emérito de Salzburgo es la posición expresada por el cardenal Schönborn, “nombrado” por el Pontífice como su intérprete autorizado de la Exhortación apostólica Amoris Laetitia, acerca del objeto principal de la discusión, a saber: la aceptación o no por parte de la Iglesia de las uniones entre personas del mismo sexo.
“El matrimonio para todos nos plantea, como Iglesia, algunos desafíos hacia los que no tenemos fórmulas seguras”, ha declarado el purpurado. “Tenemos que encontrar respuestas precisas a esas cuestiones que conciernen la dignidad y la salvación de las almas interesadas”. Un periodista católico, citado anónimamente por las agencias, ha comentado: “Al cardenal Schönborn le parece justo criticar a Mons. Laun, pero ¿dónde está su crítica al cardenal Marx?”. El presidente de la Conferencia episcopal alemana ha afirmado, concretamente, que es tarea de cada sacerdote decidir qué actitud adoptar, también desde un punto de vista de bendición o no, hacia las parejas homosexuales que piden un reconocimiento de su unión por parte de la Iglesia. Por otra parte, Schönborn, durante el Sínodo de 2015 sobre la familia, pidió en una entrevista el reconocimiento de los “elementos positivos” presentes en las uniones homosexuales.
“Podemos y debemos respetar la decisión de formar una unión con una persona del mismo sexo y encontrar el modo, en las leyes civiles, para proteger su vida juntos con leyes que garanticen dicha protección”. Y en 2016, en el boletín de su catedral, San Esteban, publicó un artículo sobre dos hombres y su hijo adoptivo, presentándolos como una pareja casada.
Sin embargo, hace algunos días el cardenal Gerhard Müller, antiguo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, hablando en una conferencia en Bratislava organizada por la Universidad Comenius sobre el tema de la Veritatis Splendor, ha criticado duramente la hipótesis avanzada por Mons. Franz Josef Bode y apoyada por el cardenal Marx. Después de la conferencia ha respondido así sobre esta cuestión: “Si un sacerdote bendice una pareja homosexual, es una atrocidad cometida en un lugar sagrado; es aprobar algo que Dios no aprueba”. Müller, en su intervención, ha lamentado la separación entre enseñanza moral y doctrinal en la Iglesia y ha dicho también que “la transformación de la Iglesia en una ONG para mejorar las condiciones de la vida mundana” es “una modernización suicida” que priva a la humanidad de la verdad divina.
En relación a Amoris Laetitia, el cardenal ha dicho sentirse triste ante la pluralidad de interpretaciones por parte de las Conferencias episcopales. “En las cuestiones dogmáticas no puede haber pluralismo. Hay un único Magisterio y las Conferencias episcopales sólo pueden decidir en relación a cuestiones pastorales. Ideas contradictorias en tema de sacramentos llevan a situaciones de caos”, según el purpurado. “Quien vive en estado de pecado mortal no puede recibir la santa comunión”. Para Müller, el deber del Papa “es unir a la Iglesia, para esto es para lo que está el Papa”. Esto es lo que le ha dicho Müller al Papa Francisco: si las Conferencias episcopales presentan distintas interpretaciones de Amoris Laetitia, la Iglesia entra “en una situación similar a la que estaba antes de la Reforma”.

fuente:  https://infovaticana.com/2018/02/17/bendiciones-gais-gran-tension-los-cardenales/

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