LONDRES.- El referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea se ha saldado a favor de la salida de la segunda economía del continente, un desenlace sin precedentes en el proyecto comunitario y que abre un período de incertidumbre tanto para el nuevo encaje británico en el continente, como para la sostenibilidad de un bloque que ha perdido a uno de sus más influyentes miembros.
Aunque el escrutinio no ha concluido oficialmente, el 'Brexit' ha logrado una victoria recibida por sus partidarios como el "día de la independencia británica", una euforia que contrasta con la negativa reacción de los mercados, que evidencian las serias implicaciones de una decisión contra la que habían luchado la práctica totalidad de las fuerzas políticas, económicas y sociales de Reino Unido.
Junto a los efectos sobre la volatilidad financiera, el 'statu quo' británico se enfrenta a un terremoto político con epicentro en el Número 10 de Downing Street, puesto que el primer ministro, David Cameron, había apostado por una opción, la de la permanencia, ignorada por la mayoría de los ciudadanos.

Con una participación del 71,3 por ciento, la mayor en una votación en Reino Unido desde 1992 y más de seis puntos por encima del plebiscito de 1975 que había confirmado la permanencia en la por entonces Comunidad Económica Europa, el escrutinio ha dado un vuelco sin precedentes a una noche electoral que había arrancado con las encuestas a favor de la continuidad.

Este desenlace tiene profundas connotaciones políticas e institucionales, puesto que el debate sobre la sostenibilidad de Cameron al frente del Gobierno, del que había avisado que no dimitiría en caso de Brexit, está ya planteado, incluso pese a la carta de dos tercios de los diputados conservadores que habían defendido la salida y que le han expresado su apoyo para permanecer en Downing Street por el "mandato y deber" obtenido hace tan sólo un año.
Más de 14 millones de británicos se han decantado por abandonar la UE, mientras que 13 millones han votado por la continuidad, aunque aún quedan por escrutar miles de votos emitidos en el referéndum del jueves en el Reino Unido.

Los mercados se desploman

La reacción de los mercados mundiales no se ha hecho esperar y las bolsas asiáticas y la libra se han desplomado. Según analistas internacionales, el riesgo de la salida prevé la caída del valor de la libra esterlina y el fortalecimiento como valores refugio del yen japonés y el oro. En Tokio, el selectivo Nikkei perdía un 7,20%, hasta situarse en los 15.069,62 enteros.

En la plaza nipona el desplome del euro y el dólar ante el yen contribuyó a hundir más al Nikkei —que llegó a perder más de un 8%— por lo perjudicial que resulta para las grandes compañías exportadoras niponas.

La libra esterlina se desplomaba más de un 8%, su mayor caída en una sesión desde 2008, informaron los medios británicos. El Hang Seng de Hong Kong perdía a media sesión un 4,67% (974,22 puntos) hasta los 19.894,12 puntos.
En este parqué, los bancos británicos figuran entre los más afectados, con el gigante HSBC desplomándose un 9,45% y el Standard Chartered cayendo un 12,14%. El selectivo de Shanghai se dejó en el primer tramo de la sesión 4,38 puntos, un 1,19%, hasta quedar en 2.857,58 puntos.
El precio del barril de Brent caía un 6,5% y se situaba por debajo de los 47,50 dólares por barril. La libra esterlina se desplomaba más de un 6% a las 8.20 horas y se intercambiaba a 1,3648 dólares tras conocerse el resultado del referéndum en Reino Unido, que ha dado la victoria a la salida del país de la Unión Europea.

Pocas horas antes, la divisa británica se desplomaba a mínimos desde 1985 una vez que se iban haciéndose públicos los resultados a favor del 'Brexit', aunque posteriormente ha ido recuperando algo de terreno. Por su parte, el euro cedía cerca de un 3% y se intercambiaba a 1,1071 dólares, tras haber abierto en 1,1390 unidades.

Encaje en el mercado común

Uno de los factores más complejos será el potencial encaje británico en el mercado común. La presión, por tanto, será notable para hallar una solución que implicará delicados compromisos de las partes, un esfuerzo que podría necesitar años antes de que se pueda garantizar el apoyo de una mayoría cualificada de los ministros del ramo para, posteriormente, lograr que la propuesta sea ratificada por los demás estados miembro y, a continuación, por los Parlamentos europeo y británico.
El problema es que uno de los catalizadores del Brexit ha sido el control de los flujos migratorios y la pertenencia al mercado común implicaría, a priori, el libre movimiento de personas, dos elementos indisociables y, para la UE, innegociables, por lo que, a priori, Londres no podría mantener el primero sin tener que aceptar el segundo, lo que complica la ecuación entre prosperidad económica y límites a la entrada de ciudadanos comunitarios.

No en vano, abandonar el mercado común no es una opción extendida entre los defensores del 'Brexit', que se encuentran dividido entre quienes proponen directamente abandonarlo, aquellos que creen posible permanecer por el propio interés del resto de sus integrantes de no perder a la segunda economía europea, los que abogan por establecer acuerdos bilaterales e, incluso, quienes ven viable operar con los 161 miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Este encaje, con todo, constituye tan sólo una pieza más del complejo puzle legislativo de un proceso que obligaría a revisar hasta 80.000 páginas de acuerdos comunitarios, con el objetivo de decidir descartes, qué áreas enmendar y cuáles mantener, un sumario que, inevitablemente, querrá supervisar el Parlamento británico y cuya duración constituye un enigma.

Además, la salida incrementa el riesgo de una crisis constitucional para la unión británica, puesto que Escocia, protagonista de un plebiscito de independencia hace menos de dos años, ha apoyado mayoritariamente la continuidad en la UE y cuya ministra principal ha reconocido que este desenlace reavivará las ansias secesionistas.

Una relación con 43 años de duración

El Reino Unido, que ingreso en la UE en 1973, cuando por entonces el bloque era conocido como la Comunidad Económica Europea (UEE), ha decidido romper ahora los lazos con Bruselas, con repercusiones no sólo para ese país sino también para Europa.

Aunque las últimas encuestas daban una ligera victoria del campo de la permanencia, a medida que avanzaba la madrugada el recuento mostraba una continua tendencia a favor del "brexit".

El eurófobo Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), calificó la jornada como "el día de la independencia", y afirmó que se trata del triunfo de gente "decente" que se ha enfrentado a las grandes corporaciones y los bancos, que pedían la permanencia británica en la UE.
El político afirmó que el pueblo británico ha conseguido desprenderse de la UE sin "haber disparado una sola bala". Según los expertos políticos, la posición del primer ministro británico, David Cameron, puede ser insostenible después de convocar el referéndum y pedir a la población que apoyase la permanencia del país en el bloque europeo.
Pero la salida del Reino Unido también puede tener efectos en su configuración interna, dado que la opción de la permanencia ha ganado en Escocia, con un 62% de los votos.
La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, que durante la campaña sugirió que si el Reino Unido votaba por salir de la UE, contando con que los escoceses apuestan por quedarse, calificó el resultado como "sólido e inequívoco" e invita a pensar que se podría impulsar un segundo referéndum sobre la independencia.

El recuento "deja claro que los escoceses ven su futuro dentro de la Unión Europea", afirmó la líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP), una vez que el 100% de los votos de Escocia han sido contados.

En cuanto a la UE, los presidentes de la CE, del Consejo y del PE tienen previsto reunirse a partir de las 08.30 GMT, encuentro al que se sumará también el primer ministro de Holanda, Mark Rutte, en nombre de la presidencia de turno del Consejo de la UE, la cual ostenta hasta el próximo 1 de julio.

Por su parte, previamente, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, presidirá una reunión de la Conferencia de Presidentes del Parlamento Europeo, que reúne a los líderes de los diferentes partidos políticos de la Eurocámara.

Un proceso sin precedentes

Junto a la resolución de una profunda crisis política en casa, el Gobierno, independientemente de su constitución, tendrá que resolver un proceso sobre el que no hay precedentes, tan sólo la salida de Groenlandia, ni siquiera un estado, sino un territorio que formaba parte de Dinamarca, hace más de 30 años, cuando la UE no era tampoco la unión política en la que se ha convertido hoy en día.
Por si fuera poco, este nuevo capítulo tendría que acordarse con socios que difícilmente mostrarán empatía hacia quien ha decidido abandonar, a pesar de los compromisos que tanto costaron en febrero y que hubiesen garantizado para Reino Unido el ansiado estatus de verso libre de una Europa cada vez más cohesionada.

Por otra parte, a escala europea, el temor es que la partida británica genere un efecto dominó entre otros integrantes de los Veintiocho y, sobre todo, que desencadene un peligroso auge del populismo.
FUENTE : http://www.publico.es/internacional/reino-unido-deja-union-europea.html