Alejandro Ramos Guerra
Secretario
General del PSOE en Telde y candidato a la alcaldía
21.11.2014
Ciudad del Deporte, reparación de
colegios, reasfaltado de calles… Telde se pone “guapa” para las próximas
elecciones. La maquinaria de siempre se pone en marcha y los que asistimos a
ella nos llevamos las manos a la cabeza además de preguntarnos si en cuatro
años de mandato todo eso no hacía falta ya, como para hacerlo justo antes de
los comicios.
No es serio que un colectivo de
padres, ajenos a la vida en los juzgados, tenga que verse en uno de ellos para
que el Ayuntamiento, la administración más cercana al ciudadano, se digne a
poner un techo firme sobre las cabezas de sus hijos. Y de repente aparece el
dinero, que se desvía, que se reasigna, que vete tú a saber. Si ha podido
hacerse tras la denuncia, por qué no hacerlo antes, por qué condenar al
ciudadano a la impotencia y la desesperación para luego arreglar no ése, sino
varios colegios más. No lo entiendo.
Y la Alcaldía , ¿listas con
imputados o sin ellos? El PP no parece decir nada al respecto, ¿por qué tanto
ocultismo? A seis meses vista los ciudadanos todavía no saben qué será de la
candidatura del PP mientras leen en la prensa día sí y día también imputados
por todas partes. Por no hablar de Coalición Canaria y su descalabro con
Clavijo.
Mucho tenemos que callar, en el
PSOE, es cierto. A nivel nacional, insular y también municipal. Pero hay algo
que sí podemos decir, y es que hemos llegado a un punto sin retorno y decidido
que las nuevas ideas se abran camino y se hagan las cosas de otra forma. La
herencia del pasado queda en el pasado, al menos en el PSOE de Telde, donde un
nuevo equipo de personas, entre las que me incluyo, está convencido de que para
devolver la dignidad a la política hay que hacer la política de otra manera.
Personas, personas, personas. Si
los políticos no hubieran olvidado que la política ha de basarse en las
personas, no habríamos llegado hasta aquí. Si no creyesen que juegan en otra
liga, que están por encima del ciudadano, no habríamos provocado en la gente
este sentimiento de indignación, hartazgo y decepción, que ahora les hace no
fiarse de nadie. Una nueva generación de políticos, de personas también al fin
y al cabo, apostamos por demostrar en lugar de prometer, trabajar en lugar de
mercadear con lo que no es nuestro sino de todos, y sobre todo, en dejarnos de
ambigüedades y mostrar a los ciudadanos cada línea de nuestro quehacer diario.
Los políticos de Telde, en su
mayoría, siguen aferrados a la vieja política: viven alejados de la realidad de
sus vecinos; se instalan en lujos innecesarios como coches oficiales, asesores,
etcétera; designan cargos a dedo; despilfarran en gastos superfluos; y lo que
es peor, juegan al ocultismo y protegen a los que han cometido errores, como si
la gente no fuera a darse cuenta.
No es hora de cambiar, ni de
regenerar, es hora de volver al inicio, al tiempo en que la política no era un
buen negocio, sino una digna forma de servir a tus conciudadanos. Volvamos a la
política constructiva, a la política de las personas, y tal vez la gente pueda
volver a creer que un futuro mejor es posible.
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