Mary Almenara
Un ejemplo de la
desigualdad entre el hombre y la mujer la tenemos en Concepción Arenal quien
tuvo que cortarse el pelo, vestir levita y sombrero para, así disfrazada de
hombre, poder entrar en la Facultad de derecho como oyente. Esta misma suerte
corrieron otras mujeres en los años 1800 lo que no acabó en los años
siguientes, por el contrario, en la dictadura de Franco también se las
marginaba.
Sin embargo, no
cejaron en su interés por estudiar pese a las prohibiciones emergiendo de ahí
grandes mujeres inventoras que, pese a sus esfuerzos, no podían poner lo
inventado a su nombre sino al de su esposo.
Un ejemplo de la
voluntad y tesón de estas mujeres lo tenemos en la canaria Candelaria Pérez
comerciante y viuda quien, en 1889, obtuvo una patente por un auténtico (todo
en uno) para el hogar. Había diseñado un mueble que incluía una cama que se
combinaba con el tocador, un lavabo, mesilla de noche, escritorio, bidé, mesa
de ajedrez y otra de comedor.
Es una pena que
esto apenas se conozca y, mucho menos se hable de esta mujer canaria, por más
señas.
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