e invocar con amor, a ese Nuestro Cristo de la Agonía; al Cristo de Medinaceli; al Cristo de la Buena Muerte; o al Cristo de la Vera Cruz. O esa entrañable advocación del Cristo de los Faroles; el Jesús del Silencio; el Cristo de la Misericordia; o el Padre Jesús del Convento…Tantas devociones y advocaciones en una; para honrar y querer a Nuestro Señor Jesucristo; Dios y hombre; Salvador y Redentor; Hijo unigénito del Padre y segunda persona de la Santísima Trinidad.
Pero no nos compliquemos más. Los últimos 5 años han servido para unir todas las advocaciones en una; y hablar, para simplificar, ser accesibles, cercanos al mundo, y no rigoristas, de una advocación nueva, pero suficiente ya para siempre, para antes y para ahora: el “Santo Cristo del Buen Rollo”. ¿Les han hablado de esta advocación, hermanos? Pues vayan acostumbrándose a ella; porque ya no va a ser ni siquiera una advocación devota; sino que la categoría se va a convertir en generalidad y este es ya Nuestro único señor.
Con el debido respeto, me habrán entendido ya a estas alturas la ironía; que podría ser irreverente, de no estar basada en una tremenda verdad; y es que Nuestra Iglesia en la actualidad ha creado esta advocación; día a día, carta a carta, discurso a discurso, homilía a homilía.
Y pontificamos en una única dirección; la del mundo; que es justamente la contraria a aquella en la que debiéramos hacerlo. Y no adaptamos al mundo a Cristo, sino a Cristo al mundo. Es el “Cristo del buen rollo”. No aquel que mandó ir a evangelizar a los pueblos con la Buena Noticia. No. Ahora es aquel que se queda en casa porque salir a los caminos, físicos o digitales, es hacer proselitismo. Que se lo digan si no a los Hermanos de la Inmaculada… Entre otros… Aunque nos vendan luego eso del “lío” y de las “periferias existenciales”.
Y otra de gambas… Sin dar testimonio ante el mundo de la verdad. La auténtica: la Verdad. Aquella que es una Buena Noticia de Salvación y Misericordia, pero que evidentemente exige la aceptación por nuestra parte de la Gracia, con el compromiso personal de que la redención operada por Cristo es para todos… Los que la quieran, claro… Los que respondan… Los que resistan el juicio; no terrible, sino justo; que no me invento yo; una vez más, por favor…. Santas Escrituras, sana doctrina, Magisterio y Tradición.
Y adoramos al “Santo Cristo del Buen Rollo” y su vicario; escondiendo que Jesús nunca dijo: “Todo lo que hagan está bien; luego hagan lo que quieran”. ¿Dónde está dicho por Él? ¿Porqué entonces hemos de comulgar con dichas ruedas de molino?
Cristo nos incluye a todos por su misión redentora de Verdad, de Amor y de Salvación; y no por utilizar lenguajes inclusivos y políticamente correctos para que todos se sientan bien y nadie se sienta herido, ni molesto, ni turbado, ni… No… Buenismo… Falsedad… Nos quieran vender lo que nos quieran vender ahora; la intención de Cristo no era que nos sintiéramos cómodos y tranquilos todos… No… No…
Luchó por nuestra salvación y anduvo por el mundo regalando incomodidades, entre sus enemigos… y entre sus seguidores…. Esa fue una verdadera y constante lección para todos nosotros… ¿De donde ha salido pues el “Santo Cristo del Buen Rollo”?
La tibia y desesperante corrección política que nos rodea asquea a Cristo. No tengo ninguna duda. Él no fue jamás políticamente correcto; y debe soportar hoy a su Iglesia en el mismo centro de la corrección política.
Jesús siempre dijo la Verdad; y ello independientemente de que pudiera ser inconveniente, molesta o que pudiera avergonzar.
¿Quién ha ido modelando este “Santo Cristo del Buen Rollo”? ¿Ha donde hemos llegado? ¿Quién va a escuchar a los católicos confusos y atribulados por esta deriva de la Iglesia que es más que nunca “del mundo”? ¿Escucha alguien en Roma? ¿Algún obispo por ahí? ¿Mis queridos sacerdotes? ¿Y los laicos buenistas? ¿Escuchan? ¿Escuchan más allá de para acometer otra remesa de rechazos y descalificaciones, consiguientes a cada artículo?
Ningún Papa, ni obispo, ni sacerdote ni laico pueden hacernos dimitir de nuestra personal responsabilidad de salvar el alma, con la seriedad, gravedad e importancia que dicho tema tiene. De hecho es el único importante. Salvar nuestra propia alma y la de los demás. Aunque artículo a articulo eso nos cueste nuevas deserciones… No importa… Adormecidos en la “salvación para todos” es como nos quiere el mundo… Y no hay humano en la Tierra que me quite esa idea, que es de Dios y de su Escritura, la tradición, la doctrina y el Magisterio de su Iglesia; una, santa, católica y apostólica.
Dejemos a Cristo que pueda aceptarnos cuando llegue nuestra hora… Y no adoremos, si me permiten el consejo, al “Santo Cristo del Buen Rollo”.
Vicente Montesinos
fuente. https://infovaticana.com/blogs/adoracion-y-liberacion/santo-cristo-del-buen-rollo-la-salvacion-todos/
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