Ya es cuestión de dignidad; también por igualdad.
Hay que darle una oportunidad al campo. El objetivo debiera ser: desarrollo del
campo. Hay que promover el campo. Con el campo, tendríamos autonomía económica.
Hay que desarrollar el campo. Hay que esforzarse en ello. Hay que acabar con la
injusticia que padece el campo. Es la única forma o manera de mejorar la
lamentable situación del campesino. Hay que decidir una plataforma que una los
esfuerzos por el campo. El campo es la base social de todo el mundo. La
situación “bélica” que sufre y padece el campo no tiene nombre, ni parangón, ni
justificación. No se puede permitir más huidas del campo; las zonas rurales se
vacían y se llenan de maleza. No se puede seguir castigando al campo, por y con
una política estrambótica y demente. Cada vez, se tiene más necesidad de lo más
básico y perentorio. Se ha interrumpido toda acción en el campo, por culpa de
una guerra civil, donde ya no se consigue ni lo más elemental para sobrevivir.
Hay que volver al campo, libre de medioambiente-cabildo-seprona, de lo
contrario será imposible. Hay que volver a la tierra. Nuestros mayores
trabajaron duro, como para que ahora sus esfuerzos y trabajos sean ocupados por
pinos, retamas, tabaibas, etc. El reto es, volver al desarrollo. Hay que
retomar el campo. Se abandona el campo. Se ha transformado el campo. Ya nada es
como era. Se ha roto la cultura del campo. Sin esperanza. La dificultad radica
en el cabildo, que lo prohíbe todo, de mano de sus brazos medioambiente y el
seprona. Se pierden costumbres, tradiciones y la Historia. Se vive en
estado de violencia permanente. El campesino, ha perdido su propiedad. Es dueño
de lo suyo, pero no lo puede trabajar. El campesino, ha quedado desheredado. El
campesino, se ha quedado sin derechos. Ya nadie, se dedica a las labores
del campo. Se acabó la agricultura (también la ganadería). Si queda algo, es de
mera y poca subsistencia. El sector primario, ha sido desprotegido. No hay
protección alguna. Las decisiones sobre el campo, las toma el cabildo, sin
contar con los campesinos. Se ha erosionado la autoridad del campesino.
Desaparecen costumbres y tradiciones. Se discrimina el campo. Se ha empobrecido
al campesino, viviendo en una auténtica potencial riqueza. Se ha marginado el
campo (no cuenta). Se abusa con y de los campesinos, que son violados en sus
derechos, perseguidos, multados... Se trata, de un auténtico y verdadero
genocidio. Hay que cambiar esas leches ridículas de no poder tocar una tabaiba
o retama (pongo como ejemplo). Hay cárcel por ello (¡y suicidios!). Se priva al
campesino, del uso de sus tierras y faenas en ellas. Psicológicamente, se está
matando al campesino. Y pensar, el campo fue el sostén y el pilar de la
sociedad. El problema es, que nadie se rebela ante atropello tal. Hay leyes,
que condenan a no poderse mover una piedra de una pared caída. Todo esto tiene
que cambiar. Se te multa si plantas papas, se te multa si vas a coger las
papas. ¿Qué hacer?; ¡nada! Hacen huertos en la ciudad (?). Los prohíben en el
campo. ¿A qué juegan? Se deja el campo, ¿y qué se hace después?; ¡nada! Ya,
nada se vende producido en el campo...
El Padre Báez.
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